Un programa de musicoterapia logra beneficios físicos, sociales y emocionales en usuarios de la residencia de mayores Javalambre, del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), situada en la zona del ensanche de Teruel.
Los usuarios de este centro son personas en situación de dependencia temporal o permanente. El año pasado, esta residencia sumó a su oferta la musicoterapia y el apoyo psicológico, dirigido tanto a usuarios en estado terminal, con avanzado deterioro cognitivo o físico, así como a sus familiares y cuidadores. Esta actividad se ha impartido por una musicoterapeuta profesional y una psicóloga sanitaria, que forma parte de un estudio piloto cualitativo con metodología observacional que cuenta con fondos europeos.
En concreto, se ha utilizado la música como recurso terapéutico, contribuyendo a mejorar la gestión de las emociones, reducir la sensación de dolor, producir cambios fisiológicos, restaurar funciones cerebrales afectadas tras un ictus o accidente cerebrovascular, así como acompañamiento en fases terminales.
Las aplicaciones de estas técnicas han querido mejorar la calidad de vida del usuario, promover su comunicación con el terapeuta y abrir diferentes canales de comunicación que les ayuden a expresarse y fortalecer el vínculo con sus familiares mediante la creación de un sistema de comunicación diferente.
En total, se han beneficiado de estos nuevos servicios 41 usuarios, 6 hombres y 35 mujeres, en edades comprendidas entre 69 y 101, a través de 196 sesiones con 86 intervenciones y 110 revisiones.
Las sesiones se han realizado individualmente y, en ocasiones, han contado con la presencia de familiares y personal sanitario. Así, se ha realizado una valoración de cada usuario, estableciendo unos objetivos y fijando un plan de tratamiento con diversos métodos y técnicas de musicoterapeuta para lograr cambios en el usuario.
Técnicas
Las técnicas empleadas en musicoterapia se dividen en pasivas/receptivas y activas/creativas. Las pasivas/receptivas incluyen la escucha de música, en vivo o grabada, que puede actuar como estímulo sobre el usuario, generando respuestas terapéuticas inmediatas o contribuyendo al proceso que lleve a esta acción.
Por otra parte, las técnicas activas/creativas han consistido en tocar un instrumento o cantar lo que ha generado una respuesta o ha desencadenado un proceso terapéutico de cambio. La técnica que más se ha empleado ha sido la de arrastre con la que el terapeuta interpreta música para producir un cambio en la frecuencia cardiaca, ondas cerebrales o patrón de respiración del usuario.
El apoyo psicológico ha aplicado técnicas cognitivas-conductuales como la relajación, resolución de problemas, entrenamiento en habilidades sociales o rituales de despedida. Tras la aplicación de estas terapias se han evaluado los resultados obtenidos en cada usuario. A nivel físico en el 98 por ciento de las sesiones se ha conseguido que el usuario tuviera una respiración más rítmica y calmada.
El uso de musicoterapia ha contribuido a la mejora de aspectos observables relacionados con la percepción del dolor. Además, las familias que han acompañado a los usuarios en estas sesiones han mostrado su satisfacción con estas terapias, con las que han conseguido un alto porcentaje de conexión y empatía.
