Ruth Macarrón
Cultura
Los cartones para tapices de Goya, ¿sabes qué son y dónde puedes visitarlos?
Originalmente hechos por encargo, el pintor los elevó a la categoría de piezas de museo
En 1775 llegó a Madrid Francisco de Goya procedente de Aragón, donde ya era un pintor de cierta reputación. Su primer trabajo, y el que le abrió las puertas para ser el pintor de la corte, fue elaborando cartones para los tapices de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Lo que entonces era considerado casi un arte menor (se estimaba más la ejecución del tapiz que el dibujo preparatorio en cartón) fue elevado a la máxima categoría por obra y gracia del pintor de Fuendetodos. Te contamos dónde puedes disfrutarlos.
Los cartones para tapices
Aunque fueron muchos los que elaboraron cartones, los de Goya han pasado a la historia como los cartones para tapices por antonomasia. Pintores como Megs, Maella o el propio Bayeu, cuñado de Goya, ya habían trabajado para la Real Fábrica de Tapices, en un momento histórico en el que se necesitaban muchas obras que cubrieran las paredes de las residencias reales: Carlos III, gran entusiasta de la caza, prefería pasar el mayor tiempo posible fuera de la capital, dedicado a sus actividades cinegéticas, por lo que los palacios de El Escorial y El Pardo tuvieron que ser renovados con tapices y otras obras de arte.
Francisco de Goya cobraba por cartón entregado. Primero se elaboraba un boceto y, cuando se aprobaba, el pintor desarrollaba el cartón a tamaño natural, que serviría de guía para realizar el tapiz. Los temas preferidos por el monarca y los príncipes de Asturias, el futuro Carlos IV y la reina Maria Luisa de Parma, además de los más tradicionales, históricos o míticos, eran los más relajados: escenas cinegéticas, cotidianas (como las que dan lugar a El albañil herido o El Cacharrero), campestres, como El quitasol, o de juegos, como La gallinita ciega.
Durante años, los cartones para tapices de Goya permanecieron guardados, enrollados en la Real Fábrica. No fue hasta mediados del S. XIX cuando se trasladaron al Palacio Real, de donde se llevaron al Museo del Prado antes de que terminara el siglo.
En la actualidad, los cartones de Goya se pueden disfrutar en la planta tercera de la pinacoteca, contextualizados como las obras de arte que son en sí mismas, con independencia de los tapices para los que fueron creados.