María del Rosario López Piñuelas, Charo López, nació en Salamanca en el año 1943. Comenzó sus estudios de Filosofía en la universidad de su ciudad natal donde comenzó a hacer sus pinitos como actriz, pero la carrera la acabó en Madrid mientras se formaba en la Escuela Oficial de Cine. A partir de ahí comenzó a trabajar en lo que siempre quiso, el cine, el teatro y la televisión. De eso hace ya más de 50 años y Charo López continúa trabajando con el mismo entusiasmo y el mismo éxito de siempre.
PREGUNTA: Tengo entendido que dio sus primeros pasos sobre un escenario en el teatro universitario mientras estudiaba Filosofía y Letras en su ciudad natal, Salamanca…
RESPUESTA: Así es. Los estudiantes de derecho y medicina hacían mucho teatro y cuando estaba en tercero me propusieron colaborar con ellos y representamos Los Inocentes de la Moncloa de José María Rodríguez Méndez y también Final de partida de Samuel Beckett. Después trasladé mi matrícula a Madrid hasta que acabé la carrera y lo compatibilicé dando clases en la Escuela Oficial de Cine.
P.: A partir de ahí empezó a trabajar sobre todo en series de televisión...
R.: Los camioneros y Fortunata y Jacinta, ambas dirigidas por Mario Camus, El pícaro con Fernando Fernán Gómez, Los gozos y las sombras dirigida por Rafael Moreno Alba... muchísimas.
P.: ¿'Fortunata y Jacinta' y 'Los gozos y las sombras' la consagraron?
R.: Si no hubiera hecho el papel de Mauricia la Dura en Fortunata y Jacinta de Galdós con Mario Camus creo que no hubiera llegado nunca a hacer la Clara Aldán de Los gozos y las sombras, porque Mauricia la Dura era un personaje muy carismático, con mucha fuerza. Un papel estupendo, aunque Mario Camus siempre me dijo que haría Fortunata, pero un día me preguntó: “¿A ti no te importaría que este papel lo haga Ana Belén?”. Yo le contesté que sí me importaría porque él me lo había dicho, pero al final decidió que lo hiciera ella. Yo que he sido muy galdosiana y conocía perfectamente al personaje me llevé uno de mis primeros disgustos en la profesión. Pero como ha pasado ya mucho tiempo y Ana estuvo realmente genial, lo puedo contar. Y estoy convencida que por el papel de Mauricia la Dura me llamaron para hacer Clara Aldán.
P.: Entró usted por la puerta grande en la profesión. Su primera película fue una obra de culto, 'Ditirambo', de Gonzalo Suárez...
R.: Eso fue una chamba. Había ido con mi marido a un festival de jazz en Barcelona y nos invitaron a cenar en casa de Gonzalo Suárez y él me dijo que quería que hiciese Ditirambo, pero yo le contesté que estaba en la Escuela de Cine y que aún no era actriz. Al salir a la calle le pregunté a mi marido que si pensaba que debía hacerlo y él me contestó: “Acostúmbrate a no preguntarme. Tú haces con tu vida lo que quieras hacer”. Fue la primera vez que alguien me decía que podía ser una mujer independiente. A la mañana siguiente llamé a Gonzalo Suárez y allí empezó todo.
P.: Luis Buñuel quería que trabajase a sus órdenes en 'La Vía Láctea', pero el sindicato de actores francés se opuso, ¿qué fue lo que sucedió?
R.: Ahora ya los repartos son internacionales pero en Francia entonces protegían a sus actores. Yo fui, me probé mi traje de monja y me hicieron las fotografías que aún conservo. Yo pensé que don Luis estaba contento, pero cuando volví recibí una carta en la que se decía que los actores se habían puesto de acuerdo y no permitían que una actriz extranjera, entonces no muy conocida, hiciera un papel tan importante. Fue un golpe muy duro para mí.
P.: En los años 80 enlazó un éxito tras otro con 'La colmena' y 'La vieja música', de Camus; 'Los paraísos perdidos', de Basilio Martín Patino; 'Tiempo de silencio', de Vicente Aranda; 'Lo más natural', de Josefina Molina; y con Gonzalo Suárez, 'Los pazos de Ulloa', 'Epílogo', 'Don Juan en los infiernos', 'El detective y la muerte'...
R.: Es que fue a principios de los ochenta cuando se emitió en televisión Los gozos y las sombras. Hasta entonces, como es normal, los directores pensaban que yo era joven, una chica muy guapa, pero no me veían en sus repartos hasta que salió la serie y ha sido así hasta el día de hoy.
P.: Entre 1987 y 1989 estuvo de gira en Argentina con 'Hay que deshacer la casa' y 'Una jornada particular'. ¿Cómo fue aquella experiencia latinoamericana?
R.: Fue algo extraordinario porque justo cuando llegué allí estaban poniendo Los gozos y las sombras. Yo me encontraba en el baño, maquillándome y peinándome para salir a conocer Buenos Aires y de pronto oí una voz en televisión y pensé que esa actriz hablaba igual que yo y cuando me asomé vi que realmente era yo. Se lió algo muy grande cuando se estrenó Una jornada particular. Aquella serie fue muy dura de hacer porque yo no tenía la costumbre de rodar todos los días sin apenas tiempo para preparar el papel, pero todo salió bien. Me dio muchísima suerte la serie y ha sido el pilar más importante de mi carrera.
P.: Ya estaba en lo más alto y entonces la llamó Pedro Almodóvar para rodar 'Matador'. ¿Por qué no aceptó aquel papel?
R.: Me llamó Almodóvar y estuvimos mucho tiempo hablando y al final le dije que no. Fue el segundo golpe en mi carrera tras lo de Buñuel. Pero luego me volvió a contactar para Kika y le dije que sí, aunque lo hice un poco contrariada. Es que Pedro tiene mucho peso y mucha personalidad y pienso que los actores, por lo menos yo, me hice pequeña ante él. Es otra anécdota, no pasa nada, sigo admirando y queriendo a Pedro, no pasa absolutamente nada. Como Buñuel, Almodóvar es un genio.
P.: ¿Qué sintió cuando consiguió el Premio Goya por su trabajo en 'Secretos del corazón', de Montxo Armendáriz, que además fue la candidata española a los Oscar de 1998?
R.: En aquel momento sientes que todo estaba resultando fácil, tenía la sensación de ir andando cuesta abajo, que todo te viene a favor. Entonces cuando empezamos a trabajar, primero tuve de compañera a Vicky Peña lo cual era una garantía de que iba a ser un rodaje feliz, porque ella es una actriz extraordinaria que se concentra y que ayuda, pero al mismo tiempo sabe estar en el rodaje como una más. Fue un trabajo lleno de anécdotas; recuerdo que Montxo me pidió que cantara y yo le dije que no sabía y ella me dijo que cantase. Ella canta como un ángel y me puse a cantar con una terrible vergüenza, pero tuve el valor de mirar a Vicky a los ojos y la vi tan sonriente que me animé a seguir. Vicky es extraordinaria, un portento, y Montxo creo que sentía por nosotras un cariño especial. Todo transcurrió muy bien e incluso me daba tiempo para hacer bromas con él. Disfruté muchísimo. Después me dijeron que estaba seleccionada para el Goya, me fui a Sybilla, compré un traje maravilloso, llegué al teatro vi a mis compañeras nominadas, Ángela Molina y la propia Vicky Peña, y les dije: ‘Chicas, no tenéis nada que hacer’. Y gané. Fue otro golpe de suerte.
P.: Ha hecho más de 60 películas... ¿De cuál guarda mejor recuerdo? ¿De cuál ha quedado más satisfecha?
R.: He tenido una carrera estupenda en lo que a coincidir con Gonzalo Suárez se refiere. He rodado con él siete u ocho veces y siempre he sido muy feliz con él, porque es uno de nuestros directores más grandes. Por supuesto, recuerdo Ditirambo porque yo era una niña y no sabía ni andar, pero Gonzalo y el resto del reparto me ayudó mucho. También recuerdo que cuando la vi en el cine me dije: ‘¡Pero qué desastre de chica! ¿Y yo quiero ser actriz?’. Luego fui creciendo, en especial de la mano de Gonzalo hasta llegar a El detective y la muerte, Epílogo, Don Juan en los infiernos… He trabajado mucho con él, por eso recuerdo con especial cariño las películas que he hecho con Gonzalo. Pero también las de Montxo (Secretos del Corazón), Mario Camus (La colmena) o Ánima, que rodé en Austria con Titus Leber, una película experimental que ha tenido muchos premios y que en España no se ha visto.
P.: También hizo Spaghetti western…
R.: Sí, en Italia (Risas) con Aldo Florio, con Giuseppe Scotese... Fue en mis comienzos, ellos venían a España y yo daba la imagen del papel que querían. Luego cuando llegué a allí resultó que eran unas películas muy malas (Risas), pero aprendí mucho: italiano, a montar a caballo… Aún conservo amigos de esa época, fue una experiencia muy rica.
P.: En televisión fueron más de 40 sus apariciones en series, ficciones, Estudios Uno… pero supongo que se quedará con 'Los gozos y las sombras'…
R.: Claro, lo contrario sería ingrato, pero también con Fortunata y Jacinta y Los pazos de Ulloa de Gonzalo Suárez, con Fernando Rey, José Luis Gómez y Omero Antonutti.
P.: ¿Y en teatro?
R.: En teatro me quedo con Tengamos el sexo en paz, una adaptación que hizo José Carlos Plaza en España de la obra de Darío Fo. José Carlos me llevó a verla a Italia y me dijo que era una obra un poco difícil para una actriz joven y yo le contesté que no me importaba. Pensé que nunca me iba a ver mejor en otro papel y, en efecto, yo creo que ha sido el mayor éxito de mi carrera en el teatro. Y también recuerdo con muchísimo cariño Ojos de agua, un monólogo basado en La Celestina con dramaturgia de Álvaro Tato y dirección de Yayo Cáceres. Tengo muy buenos recuerdos del teatro, pero sobre todo de estas dos obras y de las que me dirigió Carlos Gandolfo en Argentina, la que hice con Pepe Sacristán, Una jornada particular, y Hay que deshacer la casa.
P.: ¿Cómo ha conseguido que la industria nunca llegara a encasillarla en un papel determinado como ha sucedido con otros muchos actores y actrices?
R.: En algún sentido sí me han encasillado en hacer papeles de mujeres de rompe y rasga, mujeres duras, y sin embargo, como a mi edad ya puedo decirlo todo, lo que más me gusta hacer es comedia y en teatro la única que he hecho es Tengamos el sexo en paz, eso sí, durante ocho años maravillosos y después otro más en América. A mí lo que me gusta es la comedia y ahora voy a ver si lo consigo, a estas alturas (Risas).
P.: Sus actrices favoritas...
R.: Eso depende de tus gustos y tus preferencias. Yo la tengo por actrices como Vicky Peña, Julieta Serrano, Núria Espert…
P.: Usted ha sido siempre una mujer devota del trabajo y entregada a él en cuerpo y alma. ¿Se ha perdido algo en la vida Charo López por su incondicional apuesta profesional?
R.: Que yo sepa no. No echo nada de menos. Creo que lo único que puedo echar de menos, lo único que siento es que la vida no me dure 80 o 90 años más, es lo único que me da pena.
P.: Muchas actrices encuentran demasiados obstáculos en sus carreras a partir de los 50 años, pero Charo López siempre ha encontrado papeles a su medida, sobre todo desde su soberbia interpretación en 'Secretos del corazón'. ¿Cuál es el secreto?
R.: Es cierto, pero en eso influye un poco el azar. La verdad es que cuando una actriz cumple años empieza a quedarse un poquito al lado. A mí no me ha pasado quizás porque cuando empecé a cumplir años hice, precisamente, esa película, Secretos del corazón. Eso me ayudó mucho. Es cierto que mis amigas de mi edad o un poco mayores me dicen: ‘Qué bien que hayas pasado ya?', porque, efectivamente, hay que pasar una barrera en la que muchas se quedan. Yo he tenido suerte.
P.: Usted era consciente de que año tras año, con todo merecimiento, todos los medios la señalaban como la actriz más bella. ¿Cómo llevó ese tipo de popularidad?
R.: Es algo que agradezco. Claro que me ayudó, he sido actriz porque era muy guapa, sino Gonzalo Suárez no me hubiera llamado para hacer, por ejemplo, Epílogo. En el cine, y no sólo en España, en todo el mundo, las actrices que son guapísimas lo han sido ya de jóvenes, como Ava Gardner, pero es normal, esta industria es imagen y los directores siempre han estado fascinados por la belleza Luego es difícil hacer un papel en el que no eres bella, muy difícil, yo estoy empezando a hacerlos ahora. Acabo de hacer una película con Juanma Bajo Ulloa, Baby, en la que me ha ayudado muchísimo ser destrozona, ir despeinada y sin maquillar y eso es duro. Sin embargo creo que Juanma no se ha dado cuenta de que me estaba ayudando a dar ese paso. También cuando hice la serie que rodé antes de esa película y de la cual no puedo darte el nombre porque aún no se ha estrenado, me pasó un poco lo mismo. Al verme me di cuenta de que había un cambio sustancial en mi imagen y eso es duro de aceptar. Pero esto va a dar lugar a que por fin haga comedia en teatro que es mi espinita, lo de ser guapa ya lo he superado.
P.: ¿Cómo ve la vida a su edad?
R.: Creo que hemos tenido tiempos mejores, que ahora se está montando un lío espantoso en el mundo porque los pobres son cada día más pobres y los ricos más ricos, hay muchas diferencias. Y para los jóvenes es difícil estudiar una carrera, tener una novia, llevarla a cenar, comprar una casa, casarse, tener hijos… Todo eso hoy ya no está al alcance de los chicos. Además, el mundo está en un momento de muchísimo conflicto y, como siempre, por la misma causa, por culpa del dinero y me temo que no vienen tiempos mejores.
P.: Hablando de edad, ¿piensa que la sociedad discrimina a las personas mayores simplemente por el hecho de serlo?
R.: Sí, por supuesto, siempre. Lo habitual si hay que insultar a una mujer mayor es escuchar esa loca, tarada, amargada, vieja. El repertorio está escrito. Es duro, pero a cambio a mi me han llamado guapa toda mi vida, así que no me importa lo que me puedan decir. Y en la mujer mayor hay una doble discriminación, por mayor y por mujer. Es de personas retrógradas sí, pero las hay. Y a mí esa gente me hace reír.
P.: ¿Se arrepiente de algo que haya hecho o de algo que no haya hecho?
R.: Ahora mismo no soy consciente. No, no me arrepiento de nada. Tal vez me hubiera gustado ser más calculadora en el sentido de haber construido una familia, tengo una maravillosa, pero me refiero a una con la que vivir en casa. Sin embargo, el trabajo me ha llenado tanto que no he echado de menos nada. La gente tiene el vicio de lamentarse, pero yo he luchado mucho por ser quien soy y por valerme por mí misma y tener mis espacios, mi silencio, mis libros… Yo no puedo quejarme de nada, lo he tenido todo.
P.: Se ha casado dos veces…
R.: Precisamente. Mi opción ha sido vivir mi vida como he querido y tuve mucha suerte con mis matrimonios. Viví con uno ocho años y con otro seis y han sido estupendos. Yo no creo que la suerte de un matrimonio sea que dure mucho, sino que esos años se vivan bien y yo los he vivido de maravilla.
P.: ¿Qué nos puede contar de sus proyectos más inmediatos?
R.: Esa comedia en el teatro, he hablado con el autor y me ha dicho que va muy bien y estoy muy feliz porque me ha contado algunas de las cosas que quiere que haga en escena que me matan de risa, pero de momento no puedo adelantar nada más. Y tampoco de un papel pequeño pero precioso que también haré en el teatro.
P.: ¿Se va a sorprender el público cuando la vea, de nuevo, haciendo comedia?
R.: Estoy convencida de que al público le va a encantar. Además ahora no tendré, como tuve la última vez, la obsesión de salir a escena guapísima, puedo salir más descuidada, aunque al final creo que me pelearé por salir estupenda, pero bueno, ya veremos (Risas).