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El Museo del Prado ha presentado la exposición Leonardo y la copia de Mona Lisa. Nuevos planteamientos sobre la práctica del taller vinciano, una puesta en escena de los avances en torno a la obra salida del taller del maestro florentino, diez años después de su restauración.
La sala D del edificio Jerónimos alberga este cuadro bajo la cartela Taller de Leonardo, autorizado y supervisado por él, fechando en 1507 y hasta 1513 la creación de la obra. De esta manera, continúa el misterio de conocer el autor de la copia de La Mona Lisa del Museo del Louvre, alguien que fue "muy cercano" a Da Vinci y, sin duda, discípulo de su taller.
"Seguimos investigando pero no es el objetivo final conocer la autoría, es más importante conocer los procesos de ejecución en el taller. Sí que fue alguien muy cercano, se conocen pocos nombres de alumnos de su taller y habrá que esperar para saber quién fue", ha señalado la comisaria de la muestra, Ana González Mozo.
De momento, lo que ya es sabido es que esta Mona Lisa es la copia más antigua pintada por un integrante del taller de Leonardo y fue ejecutada en paralelo a la obra original de la mano del artista florentino, al menos una parte. Por el contrario, las nuevas investigaciones no han revelado que el propio Da Vinci participara en esta copia.
"Los estudios constatan que mientras él trabajaba, los demás miembros del taller también. Pero no parece que en esta Mona Lisa haya una mano distinta a la del resto del cuadro. No hay nada más tentador que decir que hay una intervención parcial de Leonardo, pero no la vimos hace diez años y tampoco la vemos ahora", ha señalado el director del museo, Miguel Falomir.
Tanto Falomir como Mozo han defendido la importancia de una copia de La Mona Lisa, ya que en la época del Renacimiento estas obras "tenían valor 'per se'". "Es probable que ahora en el siglo XXI se le dé un sentido peyorativo a la copia, pero en aquella época no e incluso en algunos inventarios las copias figuran como obras más cotizadas que otras", ha resaltado Falomir.
"La copia era una parte muy importante del proceso de aprendizaje en estas obras renacentistas y no tenían el sentido que se le da ahora. Además, la devaluación de las copias se produce cuando se han hecho demasiadas del original", ha recordado la comisaria, quien también participó en el proceso de restauración de hace diez años.
La "transformación radical" del cuadro
Esos trabajos de restauración supusieron una "transformación radical" del cuadro que alberga el Prado, tal y como ha admitido Falomir. Entonces, se procedió a la eliminación de un tupido fondo negro que permitió ver un paisaje "deslumbrante" similar al del original de Leonardo.
Pese a que en un momento dado el autor de la copia y Leonardo siguen "caminos distintos" con sus pinturas respectivas –puestas en comparativa, se aprecian las diferencias–, Falomir ha puesto en valor esas investigaciones "unánimemente reconocidas por la historiografía". "Hay muchas obras atribuidas a Leonardo que al cabo de los años han terminado yéndose por el sumidero", ha defendido.
Con esta nueva exposición, el Prado plantea la pregunta del "aprendizaje" en estos últimos diez años con su Mona Lisa. La muestra incluye una significativa selección de obras, la mayoría realizadas en el taller de Leonardo que, junto a diferente material gráfico y reflectografías infrarrojas, ayudan a ilustrar las ideas del maestro, cómo las asimilaron sus discípulos y cuáles eran las prácticas que estos seguían para la ejecución de obras.
Desde que se dieron a conocer las investigaciones del estudio técnico y restauración de la obra, otras investigaciones han permitido asignar al mismo autor la copia de la Santa Ana conservada en el Hammer Museum de los Ángeles y la versión Ganay del Salvator Mundi.