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El Museo del Prado ha inaugurado una exposición temporal en la sala 60 del edificio Villanueva que rinde homenaje a Eduardo Rosales, el pintor de la modernidad del siglo XIX y "uno de los más influyentes", que recupera obras del autor restauradas, recién incorporadas o vistas en escasas ocasiones.
"Esta exposición recoge fundamentalmente las obras que no se ven de este autor, que realmente dentro de la colección del Prado también son muy importantes", ha señalado el jefe de conservación de pintura del Siglo XIX del Prado, Javier Barón. La muestra estará hasta el 29 de enero de 2024.
La exposición tiene lugar en la sala 60, con obras procedentes en su mayoría de recientes donaciones y legados, y que incluye las obras que habitualmente no se muestran en la colección permanente del museo, restauradas en su mayoría para la exposición.
El legado de Carmen Sánchez permitió adquirir y recuperar dos obras de pintura de historia en paradero desconocido desde hacía mucho: Doña Blanca de Navarra entregada al captal de Buch y La reina doña Juana en los adarves del castillo de la Mota, así como el estudio, aún menos conocido, de la Sala de Constantino en el Vaticano, preparatorio para la Presentación de Juan de Austria al emperador Carlos V, en Yuste.
Además, pudo comprarse el boceto de su último gran cuadro de historia, La muerte de Lucrecia. Con ello, la dedicación del artista a ese género, el de mayor importancia y trascendencia en su trayectoria, y con el que triunfó en la Exposición Universal de 1867 de París, queda representada de un modo casi completo en lo que respecta a sus mejores cuadros.
Las dos donaciones más recientes, Paisaje y el retrato de María Isabel Manuel de Villena, IX condesa de la Granja de Rocamora, se exponen ahora por vez primera.
Un pintor que "ha envejecido muy bien"
"Algunas de las obras no se habían visto hasta ahora y otras no se exponen desde hace años, que estaban en el almacén y se han visto muy pocas veces", ha remarcado Barón, quien considera que Rosales es un pintor que "ha envejecido muy bien". "Es el pintor más moderno junto con Mariano Fortuny porque utiliza unas simplificaciones que no utilizan sus contemporáneos", ha remarcado, para luego también apuntar a su carácter "polifacético".
"Hay un realismo por esa vena de lo esencial, con una pincelada muy abreviada, que no es nada fácil de hacer, porque si lo intentan otros no sale, y en cambio en él la pincelada está en el lugar justo, y esto abre la puerta hacia otros pintores que luego van a seguir ese camino", ha apuntado el conservador.
Barón reconoce que quizás la muerte temprana de Rosales —autor de la pintura Doña Isabel la Católica dictando su testamento— "le impidió desarrollar todo su talento y llegar hasta su techo". "Pero siempre ha estado muy considerado en el Prado", ha reiterado, remarcando no obstante que esa consideración, en especial desde los visitantes, se centra en su faceta histórica.
En total, en esta muestra —que conmemora el 150 aniversario del artista— hay 14 pinturas y tres estudios sobre papel. Estas obras se complementan con la colección permanente del museo, que alberga otras once pinturas de Rosales, y una más en la sala de Historia —en total, 26 obras, la pinacoteca con más pinturas de este autor—.