65ymás
El Museo Militar de València ha presentado la última adquisición para su colección permanente, un cañón 'pedrero' datado en 1679, una "joya" de la historia militar que se realizó "a menos de 300 metros" de donde ahora se encuentra el centro expositivo. El arma, "el último cañón de la saga de la Generalitat", protagonizará la nueva sala dedicada a los ejércitos de los siglos XVI y XVII, que el centro espera abrir "pronto".
La pieza fue presentada el viernes por el director del Museo Militar, el coronel Fernando Herrero, en la renovada sala, que ha sido decorada por el pintor valenciano Francisco Santana. El cañón fue "el último de la saga de la Generalitat", de la Casa de Armas, fundido cuando este territorio aún conservaba sus Fueros -bolidos en 1707, mediante el Decreto de Nueva Planta- y símbolo de las instituciones propias valencianas.
El coronel ha detallado la historia de la pieza, que intentaron conseguir tras descubrir que se trataba de un cañón pedrero del siglo XVII fabricado en València, ya que el museo estaba completando una sala de los siglos XVI y XVII y buscaban elementos que les ligaran al territorio valenciano.
El arma, de 400 kilos de bronce, tiene en la parte trasera la cabeza de un mastín, que es "absolutamente única y de gran calidad", y dos asas que simbolizan a dos perros, aunque faltan las cabezas. Además, tiene grabados los escudos de los distintos estamentos de la Generalitat: Civil -el ángel custodio-, Eclesiástico -la virgen y el niño- y Militar -el escudo de San Jorge-.
Asimismo, la "gran sorpresa" para los responsables del museo fue encontrar grabados los nombres de los diputados que lo pagaron, de su fundidor, el campanero mayor de València Francesc Cases y de su diseñador, artillero de la Casa de Armas de la Generalitat Valenciana, Vicent Bru.
En este contexto, Herrero ha destacado que la estructura del cañón lleva "un DNI permanente", pues las inscripciones permiten describirlo "sin ningún género de duda". "Para un historiador es muy fácil, te lo va diciendo ella", ha subrayado.
Respecto a la historia del cañón, el coronel ha detallado que, tras las investigaciones, han determinado que en 1679 se dio orden a Cases de fundir un cañón de bronce de la Orden de Montesa para crear dos piezas pedreras, de las que solo ha llegado una a la actualidad.
Igualmente, en otro documento de la Casa de Armas aparece el encargo al campanero para la contratación de dos armones y carros de transporte, ya que se trata de piezas de campaña y de sitio, no de defensa de la ciudad; mientras que la figura de Vicent Bru aparece el documentos posteriores.
El director del museo ha puntualizado que ahora tienen que investigar cómo ha llegado el cañón a nuestros días, pues saben que permaneció a lo largo de siglos en Cataluña y estuvo expuesto durante años en el Museo Militar de Montjuic para, posteriormente, a ser depositado en el Castillo de San Felipe de Figueres (Girona).
En este sentido, ha explicado que la hipótesis "más lógica" es que, como el cañón era "perfectamente válido" a principios del siglo XVIII, podría haber sido reclutado con las columnas del Ejército Borbónico que partieron de València a la toma de Barcelona.
A Montjuic
De este modo, creen que el arma debió quedar en la reconstruida ciudadela de Barcelona como defensa de la plaza y, con la reurbanización de esta zona y cuando ya perdió su valor militar -entre finales del siglo XVIII y principios del XIX-, se movió a Montjuic por su "valor artístico".
"Se trata de una obra única, que ha llegado a nuestros días, sin duda alguna, debido a su asombrosa calidad artística, ya que este tipo de piezas se refundían reiteradamente durante siglos para crear nuevas armas, lo que sin duda ocurrió con sus hermanos", han destacado desde el museo.
El coronel también ha sostenido que el cañón se detonó "sin ningún género de duda", aunque ha puntualizado que cree que no entró en combate en Valencia, pues los principales combates fueron en Almansa y Xàtiva y "si hubiera combatido, los defensores habrían tratado de inutilizarlo antes de la rendición".