Pepe Domingo Castaño: "No me fui de la SER por dinero ni por estar descontento, sino por amistad"

Su vida cambió el día que abandonó el convento de los dominicos en Palencia y se metió en un estudio de Radio Galicia en Santiago de Compostela. Romántico y soñador, desde entonces no ha dejado de luchar hasta ver cumplidos sus sueños: primero, hacer El Gran Musical, después ser animador de Carrusel deportivo y, finalmente, encontrar a la mujer de su vida: una gallega guapa y rubia que le quiso desde el primer día. 

Pepe Domingo Castaño cuenta su vida y sus sueños en el libro de memorias Hasta que se me acaben las palabras (Editorial Aguilar). También su arraigo a ciertas tradiciones. Cada 25 de julio tiene una cita obligada con la romería del Santiaguino do monte, en Padrón, a la que se suma toda la familia, cumpliendo así con el deseo expresado por su madre, Rosa, antes de morir. Sus 79 años no son un obstáculo para seguir disfrutando de la radio, presentar Tiempo de juego en la COPE, jugar al golf y tomarse un cubata o una copa de tequila con los amigos. 

En esta entrevista, que inaugura la sección Las voces de nuestras vidas, nos habla de su pasión por la radio, de la que se enamoró en 1964 en su Galicia del alma, de sus paisajes brumosos de la infancia… Y también de su admirado Joaquín Prat o de la pena que le dio que el gran Bobby Deglané terminara abandonado por todo el mundo; de su amistad con Julio Iglesias, prologuista de su biografía, y de cómo abandonó la Cadena SER, sin poder despedirse, después de 37 años trabajando en la segunda planta del número 32 de Gran Vía (Madrid). Confiesa que su fichaje por la COPE sólo se debió a la lealtad y a la admiración que siente por su compañero y amigo Paco González.

"Lo pero de cumplir años es dejarte ir"

Hijo adoptivo de Padrón, Pepe Domingo todavía busca con entusiasmo la libertad en los horizontes marinos de Fisterre, a la vez que confiesa a 65YMÁS un temor que le ronda por la cabeza: “el día que me quiten las ganas de divertirme acaban conmigo”. “Lo peor de cumplir años –explica con cierta retranca– es dejarse ir. Yo lo tenía muy fácil para jubilarme, pero quiero seguir viviendo y haciendo lo que me gusta”. Para conseguir adaptarse a los nuevos tiempos y mantenerse al día, tiene su propia receta: “rodearse siempre de gente más joven que tú”.

En esta tarde lluviosa madrileña, empapada de sueños juveniles, Pepe Domingo habla también de sus experiencias en la televisión y en la música. Porque durante los años 80, cuando presentaba el programa 300 millones en TVE, se reveló como cantante de éxito. Su canción Neniña (“viste pantalón vaquero y la camisa de cuadros”) fue número 1 de Los 40 y su segundo disco, Motivos, también tuvo una gran acogida en Latinoamérica, hasta el punto de verse obligado a viajar a México para ser aclamado por una multitud enardecida.

Lejos de las multitudes y de los éxitos, Pepe Domingo vuelve siempre a sus raíces. Nos invita a peregrinar entre Padrón y Santiago, a pasear por la playa de Mera –el pueblecito coruñés donde pasa sus vacaciones–, a contemplar la fuerza del mar desde la Costa da Morte, a visitar la isla de La Toja y a perdernos por la Ribeira Sacra.

“En la tele te admiran, pero en la radio te quieren”, dice en otro momento de la entrevista. No hay color. Por eso, como deja entrever con el título de su libro de memorias, Pepe Domingo Castaño seguirá al pie del micrófono hasta que se le acaben las palabras.