Marco Herrera
Cultura
'Los héroes de Baler', los últimos de Filipinas en el Museo del Ejército de Toledo
La muestra rinde homenaje a los héroes que aguantaron el asedio en Baler por su 120 aniversario
Con motivo del 120 aniversario del asedio de Baler, el Museo del Ejército en Toledo expone hasta el 30 de junio muchas de las facetas que del asedio a la iglesia de Baler, en la Isla de Luzón, Filipinas. El destacamento español de cincuenta hombres que ofrecieron resistencia en una situación crítica y totalmente incomunicados fue tan heróico que obtuvieron hasta el reconocimiento de sus enemigos y poco después el de toda la nación española.
Supervivientes y contexto
La muestra presenta un mural en el que podemos contemplar los rostros de los 33 supervivientes del aquel destacamento a los visitantes de la exposición, el cual ha sido extraído a raíz de las fotos que les fueron tomadas tras superar el asedio. A los últimos de Filipinas se les puede reconocer por sus nombres y apellidos. Este primer tramo del recorrido también nos sitúa en el contexto histórico de aquel momento, el de la colonización española de Filipinas en el siglo XIX, para así poder conocer el hecho de que no se llegó a completar jamás una colonización completa.
Filipinas estaban demasiado lejos de nuestro país como para que los respectivos gobiernos decidieran enviar batallones militares muy numerosos y asegurar el territorio, aparte los beneficios económicos que se obtenían de su conquista eran mínimos en comparación con los que se lograban de América. Sin embargo, a nivel estratégico era un punto de tránsito crucial para las mercancías que llegaban de oriente.
Asedio
En la exposición se muestra cómo los tagalos se vuelven a alzar contra España aprovechando la guerra de nuestro país contra Estados Unidos. La ciudad de Baler era entonces custodiada por cincuenta efectivos del Batallón de Cazadores Expedicionarios nº2. Conscientes que a campo abierto pueden ser aniquilados fácilmente, los soldados españoles se atrincheran en el edificio más sólido de la localidad, la iglesia, bajo el mando del capitán Enrique de las Morenas y el teniente Saturnino Martín Cerezo.
El asedio se caracterizó por un tiroteo constante, asaltos de oleadas de gente, bombardeos de artillería y salidas de los asediados para robar alimentos frescos. Los sitiados eran veteranos con experiencia bélica y estaban bien armados con fusiles Máuser.