Verónica Mollejo
Cultura
Homenaje a Beethoven, el compositor alemán que quiso superar a Mozart
Verónica Mollejo
Foto: Retrato de Joseph Karl Stieler (Wikimedia Commons)
Lunes 16 de diciembre de 2019
6 minutos
El compositor y pianista Ludwig van Beethoven nació en Colonia el 16 de diciembre de 1770
Verónica Mollejo
Foto: Retrato de Joseph Karl Stieler (Wikimedia Commons)
Lunes 16 de diciembre de 2019
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Quizás en la actualidad no disfruta del éxito ni la acogida de antaño, pero la música clásica fue el único género predominante durante muchos siglos. Uno de los responsables de esta notoriedad fue Ludwig van Beethoven, considerado por los expertos como uno de los mejores compositores de la historia de la música y cuyo legado ha influido notablemente en la evolución de esta rama artística.
Además de trascender la música del Romanticismo, Beethoven participó activamente en dotarla de una diversidad que antes brillaba por su ausencia. Así, demostró su talento en numerosos géneros y sinfonías que él mismo compuso y que le catapultaron a las altas esferas internacionales. Su producción incluye más de treinta sonatas para piano, conciertos para violín, dos misas, un oratorio e incluso una ópera y un ballet. Sin embargo, su mejor trabajo fue dentro del género orquestal, donde destacan sus inolvidables Nueve Sinfonías.
No obstante, para conocer la verdadera historia de este genio de la música, nos debemos remontar al 16 de diciembre de 1770, fecha de su nacimiento, pues su talento fue cosa de familia. Y es que su padre, Johann van Beethoven, fue músico y tenor de la corte electoral. Por eso, al descubrir su increíble potencial, obligó al pequeño Ludwig a practicar sin descanso con el objetivo de que, en un futuro, estuviera a la altura del otro gran hombre del género: Wolfgang Amadeus Mozart.
Una vida marcada siempre por la música
Siguiendo los pasos que su padre le había inculcado, a los 12 años Beethoven fue asistente del organista Christian Gottlob Neefe, un trabajo que terminó por despertar su pasión por la música. De hecho, en esta época, comenzó a producir su primera composición: nueve variaciones para piano escritas en do menor. Lamentablemente, esta fulgurante carrera se paralizó en seco debido a la muerte de su madre a causa de una tuberculosis.
Este terrible episodio sumió a su padre en el alcoholismo, la depresión y la ruina más absoluta, por lo que Beethoven tuvo que trabajar dando clases de piano, vendiendo sus composiciones y participando en conciertos para sacar adelante a su familia. Pero todo cambió cuando tuvo la oportunidad de regresar a Viena, donde estuvo estudiando con los mejores maestros hasta la enfermedad de su madre. Allí retomó sus clases con artistas de la talla de Joseph Haydn, Johann Georg Albrechtsberger o Antonio Salieri.
Tras perfeccionar su técnica y dar sus primeros pasos dentro de los círculos más exclusivos, Beethoven publicó su primera obra importante con solo 24 años: tres tríos para piano, violín y violonchelo. Además, ofreció su primer concierto público en Viena como compositor profesional, interpretando sus propios trabajos. Después realizó una gira por varias ciudades europeas y los más ilustres miembros de la corte y la nobleza se convirtieron en sus mecenas y protectores.
Una carrera repleta de obras maestras
Dentro de este entorno de privilegios y grandes influencias, Beethoven presentó su Primera Sinfonía, dedicada al barón Van Swieten y muy diferente al resto de composiciones de la época, pues no comenzaba con la tonalidad principal y tenía numerosas modulaciones. Sin embargo, este éxito, así como su personalidad fresca y vibrante, dio paso a una música más épica y turbulenta. Quizás por los pensamientos suicidas que comenzaron a abordarle debido a su miedo a la sordera. Sin olvidar la inestabilidad política y social que también atravesaba Europa.
En estos años nacieron algunos de sus temas más populares, como la Sonata para piano n.º 8, también conocida como Patética, la Sonata para piano n.º 14, llamada Claro de luna, o su Tercera Sinfonía.
A partir del año 1804, Beethoven se embarcó en una etapa de mucho sufrimiento debido a la pérdida de audición que sufrió finalmente y algunos desengaños amorosos que le marcaron para siempre. Afortunadamente, su actividad creadora no cesó, más bien todo lo contrario, dando lugar a la Quinta sinfonía, la Sexta sinfonía o la bagatela para piano Para Elisa, entre otras. Así, poco a poco sus apariciones en público fueron menos frecuentes, al igual que sus conciertos en vivo.
Sus últimos años estuvieron marcados por la composición de nuevos temas, cuya calidad fue muy similar a la de sus primeros trabajos, la lucha por la custodia de su sobrino Karl o su papel en el Congreso de Viena, donde participó en multitud de conciertos y celebraciones y fue recibido con gran admiración.
Ludwig Van Beethoven falleció el 26 de marzo de 1827 en Viena a causa de una intoxicación. Las malas lenguas aseguran que fue por culpa de un tratamiento médico a base de plomo que el artista siguió para aliviar la cirrosis hepática que sufría desde hacía tiempo. Su despedida todavía es considerada el sepelio más importante de la historia de la música, pues a él asistieron más de 30.000 personas, fiel reflejo de la enorme huella que el compositor alemán dejó en la sociedad.