ORPEA, el gigante francés de las residencias, en el punto de mira por su gestión del coronavirus
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Ha recibido, entre otros muchos, el Premio Nadal, el Planeta, el Nacional de Narrativa, el Nacional de Periodismo, el Mariano de Cavia... Todo el mundo conoce a Juan José Millás (Valencia, 1946), no necesita ser presentado. Es el responsable de títulos fundamentales de nuestra literatura de las últimas cuatro décadas como Cerbero son las sombras, Papel mojado, El desorden de tu nombre, La soledad era esto, Dos mujeres en Praga, El mundo, La mujer loca... y autor de innumerables reportajes y artículos como Un adverbio se le ocurre a cualquiera, que le valió el Premio Don Quijote de Periodismo. Con él hemos conversado para conocer lo que piensa sobre la pandemia de Covid-19 que nos asola.
P.: El escritor necesita una disciplina diaria en su trabajo, ¿ha podido cumplirla durante los 50 días largos que llevamos desde que se decretó el Estado de Alarma?
R.: Sí, soy muy disciplinado. Es imposible escribir novelas sin serlo. Además, mantengo una actividad periodística también bastante intensa, de modo que no me queda más remedio que cumplir unos horarios de trabajo. Lo hago con gusto. El trabajo, en mi caso, es un ansiolítico, incluso un antisicótico.
P.: ¿Puede adelantar qué vendrá después de su última novela, ‘La vida a ratos’?
R.: He acabado estos días un libro que he escrito a medias con Juan Luis Arsuaga. Va sobre la vida y saldrá en el des de septiembre.
P.: ¿No le parece que el aplaudir por las tardes nos está haciendo recuperar nuestra cultura de balcón que parecíamos haber perdido?
R.: Pues no lo sé, no sé si existía esa cultura. Lo que mayormente se veía en los balcones era la bombona de butano.
P.: Cuando se desató la pandemia en Portugal, el jefe de la oposición le dijo en el parlamento al primer ministro: "Coraje, nervios de acero y mucha suerte porque su suerte es nuestra suerte". ¿Echa de menos algo así en España?
R.: Claro, parece mentira que ni en situaciones como esta se pongan de acuerdo. Aquí te descuidas un poco y brotan las dos Españas, incluso las cuarenta Españas, como setas. Es una desgracia con la que hemos de acostumbrarnos a convivir.
P.: Aquí, Pablo Casado, como jefe de la oposición, parece estar en permanente actitud de acoso y derribo al gobierno...
R.: Casado es así. Puede fingir temporalmente que es de otra manera, pero tarde o temprano le sale su naturaleza.
P.: Hay quién critica las medidas del Ejecutivo y quien opina que no hay ningún gobierno en el mundo que lo esté haciendo bien porque es imposible...
R.: El PSOE ha cometido muchos errores que son perfectamente criticables. Pero una cosa es que alguien cometa errores y otra que sea un asesino. Cuando la oposición lo tacha de asesino, pierde la razón y anula la posibilidad de una crítica sensata.
P.: ¿Qué le parece lo que se está viviendo en las residencias de mayores?
R.: Es una vergüenza y es el resultado de entregarlas a la iniciativa privada, que ha tratado a los viejos como mera mercancía. La vejez no puede cotizar en la Bolsa.
P.: Maruja Torres dijo a 65Ymás que “la derecha hizo muchísimos recortes y mucho daño a las residencias". ¿Está de acuerdo?
R.: Es un hecho, no una opinión.
P.: ¿Es urgente un nuevo modelo de las residencias para mayores?
R.: Sí.
P.: ¿Qué opina de las consecuencias económicas de la pandemia que ya hemos comenzado a padecer? ¿Nos ayudará esta vez Europa?
R.: Constituyen una oportunidad única para poner sobre la mesa el asunto del reparto de la riqueza. El 10% de la población no puede poseer lo mismo que el 90% restante. Es insostenible.
P.: ¿Seremos los mismos cuando salgamos de esta?
R.: La verdad, no lo sé.