A lo largo de su dilatada trayectoria profesional, Arturo Fernández concedió centenares de entrevistas, pero quizás una de las más emotivas es la que tuvo la oportunidad de hacerle su paisano Ramón Sánchez-Ocaña justo antes de que el actor cumpliera 80 años. El intérprete asturiano fallecía esta pasada madrugada en Madrid a los 90 años de edad. Se encontraba hospitalizado en la clínica Ruber por problemas de salud por los que tuvo que interrumpir su actuación de la obra Alta Seducción en el Teatro Amaya de Madrid. Su fallecimiento llena de tristeza al mundo de la escena española y a la sociedad en general.
Con motivo de la muerte de Arturo Fernández, reproducimos algunos extractos de la entrevista de Ramón Sánchez-Ocaña para la revista Ballesol:
¿El galán nace, se hace él o lo hace el público?
El galán es un primer actor que tiene buen físico. Nada más que eso. Luego, es verdad que el texto ayuda, como ayuda el vestuario, el entorno, el decorado. Y, claro, el texto hay que saber decirlo con ese no se qué que el galán tiene.
¿Te has parado a definir la elegancia?
No sabría definirla. Es como si me preguntas el olor de una flor .Es algo que perciben los demás, no tu. Va posiblemente unida a maneras de ser, al respeto a los demás, a la educación, al saber estar. No sabría definirlo. Cuando me clasifican entre los elegantes, la verdad es que me sorprende, pero me halaga. Y cuando dejen de hacerlo, pensaré que ya no tienen gusto.
¿Se puede uno dirigir a sí mismo, como en tus comedias?
Sí. Yo he sido siempre muy intuitivo en todo. Y en este caso, me ayuda mucho la situación, la comedia en si, aunque hay quien dice que soy mejor director que actor. Y tengo la suerte de elegir a las actrices. Ahora a mi lado está una actriz estupenda, Carmen del Valle.
En el escenario , siempre rodeado de bellezones, ¿y en la vida real?
Mira: he sido o puedo ser seductor en el escenario, pero por lo que otro ha escrito. En la vida real, no. En la vida real soy hombre de una sola mujer. Quizá cada quince días, pero de una sola mujer.
¿Temes la vejez?
Mira, me faltan unos días para cumplir ochenta años. Soy consciente de que un día u otro tengo que irme, porque ya es tiempo. Y lo que siento, de verdad, es dejar de besar a mis hijos, no verlos, no estar con ellos, o con mis dos nietos… Me da la impresión de que soy como un jugador que cuando mejor está jugando, se tiene que retirar. Cuando más estás disfrutando de la vida te avisan de que te tienes que ir yendo. Temo sobre todo a esa enfermedad que te pueda dificultar la calidad de vida, no temo a la muerte, sino a la limitación de la enfermedad, a dejar de ver la playa.
¿Cómo va cambiando la perspectiva con la edad?
Te vas haciendo más conservador. Y si te das cuenta a esta edad te están privando de todo… ¿Dónde están aquellas orquestas de nuestra juventud con las que podías bailar en un salón… ¿o aquel orden y aquel respeto?. Yo he vivido una época, la mejor de mi vida, con orden y respeto… ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? Es muy posible. Claro que lo miras desde lejos. También existía entonces mi madre, que ya no está. Y ahí, con la nostalgia y con los recuerdos es donde yo noto que envejezco por dentro.
¿Tienes miedo a algo?
Como actor, al fracaso, porque me afecta. No lo conozco, por suerte, pero siempre tienes ese miedo. En otros aspectos no tengo miedo a nada. Tengo confianza en mí mismo. Y creo que la vida me ha dado mucho más de lo que esperaba. Se ha portado muy bien conmigo. Y yo también con ella, ¿eh? Y quede claro que estaré en el teatro hasta que el público lo decida.
¿Algún consejo para ser feliz?
Los consejos hay que darlos en metálico. Los consejos no deben darse más que para llevar dinero al banco. Porque lo que tu piensas no vale para otra persona que no piensa como tú.
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