Hija de los malagueños Manuel, taxista, y Francisca, costurera, Bibiana Manuela Fernández Chica, antes conocida como Bibi Ándersen y hoy como Bibiana Fernández (@Devilisawoman), nació en Tánger en 1954 como Manuel Fernández Chica.
Sus padres se separaron, tras 23 años de matrimonio, una noche de Reyes cuando Bibiana, que recuerda: “Me fui con mi padre llorando con los juguetes en la mano”, tenía tan solo 6 años. Manuel vivió entonces con sus dos hijos en una portería y dormían “en una habitación por turnos porque mi padre trabajaba por la noche”, cuenta la propia actriz.
Su padre se negaba a que Bibiana viese a su madre, pero comía a diario con ella. “Al final comía en los dos sitios y con 12 años pesaba como 80 kilos”, explica la actriz que también confesó hace unos años en TVE como su padre trabajaba de noche como taxista y recogía a las mujeres de los clubs de alterne, después “a las 8 me recogía para ir al cole y si no venía, iba a buscarle por los bares con 8 años”.
De Manuel a Bibi
A los 13 años se fue a Málaga para estudiar formación profesional y convertirse en la mujer que quería ser. El camino no fue ni mucho menos fácil para ella en aquella España franquista de la década de los 60 cuando la gente volvía la cabeza y murmuraba a su paso y los homosexuales y transexuales eran algo tabú, absolutamente invisibles.
De Málaga se fue a Barcelona para hacer la mili y probar suerte como artista en el Paralelo, por aquellos años repleto de teatros y cabarets. Allí consiguió sus primeros trabajos, adoptó el nombre de Bibi Andersen y como tal llegó al mundo de la revista de la mano de la compañía de Juanito Navarro. Muerto el dictador y en plena época del destape Vicente Aranda le ofreció un papel en la película Cambio de sexo que rodó en 1976. Un cambio en el que por aquel entonces Bibiana estaba en pleno proceso que comenzó con un tratamiento hormonal con estrógenos y culminaría en 1991 con una vaginoplastia.
Como Bibi Andersen publicó un disco que logró gran éxito con canciones como Call me lady Champagne y Sálvame y también comienza a participar en distintos programas de televisión, además de continuar cultivando su faceta como vedette de revista en el teatro.
Chica Almodóvar
Fue también en 1980 cuando conoce en plena movida madrileña a Pedro Almodóvar y trabaja con él en su cortometraje Trailer para amantes de lo prohibido donde se inició una colaboración que la llevó a participar en buena parte de la filmografía del manchego como en Matador, La ley del deseo, Tacones lejanos o Kika.
Pero no fue Almodóvar el único director con el que ha trabajado Bibiana, también lo hizo con Manuel Gutiérrez Aragón protagonizando junto a Victoria Abril y José Sacristán, La noche más hermosa. Dirigida por Fernando Trueba, Sé infiel y no mires con quién junto a Carmen Maura, Ana Belén y Antonio Resines y con Gonzalo Suárez rodó Remando al viento.
En los ochenta debutó en televisión de la mano de Pilar Miró como presentadora de La tarde y después como compañera de Carlos Herrera presentando el programa de variedades Sábado noche que resultó ser un gran éxito como también lo fue, pero en teatro, su espectáculo Una noche con Bibi.
Del rito tailandés a los problemas con Hacienda
Ya en los noventa condujo en televisión programas como Estress mientras en el cine rodó a las órdenes de Gracia Querejeta, Una estación de paso; con Alex de la Iglesia, Acción mutante; con Alfonso Albacete, David Menkes y Miguel Bardem rodó Más que amor, frenesí y el año 1998 Atómica, fue precisamente aquel año cuando la artista decidió abandonar su nombre artístico de Bibi Andersen para pasar a utilizar el suyo propio, Bibiana Fernández, y como tal contrajo, en el año 2000, matrimonio por el rito tailandés con el modelo cubano Asdrúbal Ametller que quien se separaría tres años después.
Siempre discreta en lo que a sus relaciones personales se refiere, antes de casarse Bibiana mantuvo una relación con su representante, Javier Serrano, con quien convivió durante 14 años hasta que murió inesperadamente y enfrentó a la artista uno de los momentos más duros de su vida.
Y en los dos mil el paso del tiempo comenzó a hacer mella en el espectacular físico de la artista y una belleza que impactaba a la cámara, pero Bibiana se rehizo, como la mujer inteligente y luchadora que nunca se rinde y que siempre ha sido, refugiándose en el teatro y la televisión. Siguió trabajando y rodó a las órdenes de Christian Molina, Rojo sangre y con Alfonso Albacete, Sólo química y en televisión condujo Hip Hip Hipnosis, Muchas gracias, Menta y chocolate, Channel nº 4, Ankawa... además de participar en series como Siete vidas, Aquí no hay quien viva o La que se avecina, concursar en realities como Supervivientes, MasterChef Celebrity o Trabajo temporal y seguir trabajando en el teatro con 101 dálmatas, No se nos puede dejar solos, La gran depresión, La fille du regiment, La última tourné...
Pero lo cierto es que la última década ha sido también amarga para Bibiana que en su cuenta de Instagram desveló el pasado año que mantenía desde hacía diez años una deuda con Hacienda que creyó haber saldado en 2017 cuando vendió su casa de Boadilla del Monte a sus amigos Alaska y Mario Vaquerizo, además de dos apartamentos en Málaga. Pero para entonces la deuda había generado recargos e intereses de demora. "Llevo diez años, pagué de sanciones y multa más del 150% de la deuda, solo quiero llegar a un lugar, un acuerdo, lo que sea. No me quejo de pagar, me quejo de intereses del 20% cuando no puedes afrontar la deuda y de pagar más de sanciones e intereses que de deuda, el resto es normal”, explicó la artista en sus redes sociales.