La pintura española y la moda de Balenciaga se unen en el Museo Thyssen

Moda y pintura, dos expresiones artísticas de belleza incalculable que estos días se dan la mano de forma excepcional en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid (@museothyssen). Un recorrido, puntada a puntada, por los mejores diseños de uno de nuestros grandes modistos, Cristóbal Balenciaga, para recorrer las mejores pinturas españolas inspiradas en esos tejidos y patrones. 

Hasta el próximo 22 de septiembre tendremos la suerte de poder ver casi un centenar de modelos, algunos nunca expuestos, del diseñador vasco de alta costura junto a más de medio centenar de cuadros con lo mejor de la pintura española entre los siglos XVI y XX y que son un fiel reflejo de esa inspiración artística que Balenciaga plasmaba en sus bocetos.

Dibujos en borrador que luego daban vida a maravillosas prendas que han vestido desde reinas como la española Fabiola de Bélgica a algunas de las mejores actrices del celuloide como Marlene Dietrich. 

Y es que, desde muy pequeño, Cristóbal Balenciaga nunca perdió su curiosidad en las obras de arte pictóricas que veía en las casas de las altas damas de la sociedad donde iba con su madre, que les hacía arreglos de ropa. Por eso no es de extrañar que creciera acostumbrado a los cuadros de Murillo, Zuloaga, Goya o Velázquez, entre otros. Además fue un consumado coleccionista de arte. 

“Balenciaga era un ‘millennial’, un transgresor”

Son palabras del propio comisario de esta exposición, Eloy Martínez de la Pera, que ha querido con esta muestra poner el foco en esos pintores como creadores y transmisores de moda, así como grandes maestros de los colores y los trazos para dar vida a texturas, pliegues y volúmenes.

Y todo ello resaltando la figura del que considera el maestro más grande de la costura del siglo pasado. "Muchas prendas y siluetas que se ven ahora en las grandes calles de Madrid, París o Nueva York se deben a Cristóbal Balenciaga", reflexiona.

Y esta exposición es un buen ejemplo de ello. Un recorrido impecable por esas salas que discurre siguiendo un itinerario cronológico a través de las pinturas junto a las que aparece el traje vinculado a esa época o al estilo de cada pintor.

Un paseo por la historia cultural de nuestro país, en un diálogo entre moda y arte, donde entre otras obras podemos ver el Infanta (1939), un vestido largo confeccionado en blanco y rojo, y que se realizó tomando como base inspiradora el retrato de Velázquez titulado La infanta Margarita de Austria (1660); o un diseño de novia en seda bordada con hilos de plata junto al retrato Isabel de Borbón (hacia 1620), obra de Rodrigo de Villandrando y que pertenece a la colección del Museo del Prado (@museodelprado).