Teresa Rey
Cultura
Conoce el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso y sus fuentes
Se ubica al norte de la Sierra de Guadarrama y fue elegido por Felipe V para erigir el Real Sitio
El norte de la Sierra de Guadarrama, a 13 kilómetros de Segovia, fue el lugar escogido por Felipe V para erigir el Real Sitio de La Granja. Así es como a instancias de este monarca se gestó el Palacio Real de La Granja de San Idelfonso, que actualmente gestiona Patrimonio Nacional y está abierto al público.
Una zona para cazar
La idea de Felipe V era crear un recinto donde pasar los días de su retiro. Los pinares segovianos, como la zona de Valsaín, eran conocidos entre la realeza pues se utilizaban desde hacía tiempo como cazadero real. De hecho, en este mismo enclave tuvieron varias residencias de los monarcas y en concreto en dicho lugar se construyó un palacio que reedificaron Carlos V y Felipe II, aunque después se incendió en 1683.
Buscando por estos paisajes Felipe V encontró un lugar idóneo para levantar su real sitio, era donde estaba ubicada una granja que tenían los monjes jerónimos del monasterio de El Parral. Aquí, estos religiosos acudían a descansar y recogerse para rezar y meditar, siendo su granja el origen del pueblo y es por ello que tomó el nombre de la misma.
El monarca les compró sus pertenencias en 1720 y encargó la construcción de su morada de asueto a Teodoro Ardemans, mientras que los jardines estuvieron al cargo del escultor René Carlier. El primero era defensor del estilo español tradicional, mientras que el autor de los jardines defendía el clásico francés, no en vano fue discípulo del arquitecto de Luis XIV. Las esculturas de las fuentes iban a ser un principio de bronce, pero como había problemas económicos al final se tuvieron que realizar en plomo.
Las obras avanzaron a gran velocidad, y a principios de 1724 ya estaban prácticamente concluidas en lo esencial, de tal modo que los reyes pudieron instalarse en 1723. De hecho, es a partir del año siguiente, cuando el Real Sitio adquiere su máximo esplendor, pues ya no es exclusivamente un palacio más, sino que se convierte en la residencia veraniega del rey de España y de su corte.
Ampliaciones y detalles
El monarca abdicó en este ese mismo año, pero su hijo Luis I murió al poco tiempo y tuvo que ceñir de nuevo la corona en 1724. Cuando volvió al trono, el rey ordenó ampliar los jardines y el palacio, este último al arquitecto Andrea Procaccini. Luego en 1736, el arquitecto Filippo Juvarra se encargaría de construir una nueva fachada en el eje central del jardín y que terminaría su discípulo Giambattista Sacchetti. Es por ello que el conjunto arquitectónico del palacio ofrece un aspecto muy italiano en algunas de sus partes.
La capilla real o Colegiata es obra de Ardemans, pero la redecoró Francisco Sabatini bajo el mandato de Carlos III. Cerca se sitúa el panteón real donde yacen los restos de Felipe V e Isabel de Farnesio, su segunda esposa. En 1918, el palacio sufrió un incendio, pero se salvaron gran parte de las decoraciones al fresco originales, sobre todo, las del dormitorio de los reyes.
Jardines y fuentes
Los jardines son uno de los principales atractivos de este sitio real, en especial por el interés que puso el soberano en el conjunto de las fuentes. La cantidad de las mismas así como la conservación del sistema hidráulico original hacen que esta parte del enclave sea uno de los más interesantes y atractivos en este sentido en Europa. Destaca también la ornamentación, que se encargó a escultores que habían trabajado en los palacios del rey francés Luis XIV.
El diseño y trazado fue ejecutado por René Carlier, y los dejó prácticamente terminados pese a su muerte prematura en 1822. Después los continuaron los escultores franceses René Fremin y Jean Thierry y del jardinero Esteban Boutelou. En un principio el jardín solo ocupaba la zona frontal del palacio. Lo que después sería la zona de las Ocho Calles, era en principio un parque de caza.
Cuando Felipe V volvió al trono, lo amplió añadiendo estas calles e incorporando más fuentes en toda esta parte y los alrededores. Las fuentes se pintaron imitando el bronce y el mármol, ya que estaban hechas en plomo. Las estatuas son de mármol, creando un conjunto escultórico de gran valor. Fremin, Thierry y Bousseau fueron los responsables de que entre 1720 y 1745 se pusiera en marcha la animación de los espectaculares juegos de agua de las fuentes.
Visitas
En la actualidad, tanto el Palacio como los Jardines están abiertos al público. Los mayores de 65 años cuentan con una tarifa reducida de 4 euros. Además, existen accesos para personas con movilidad reducida y hay disponibles sillas de ruedas manuales.
Las ocho grandes fuentes se encienden todas a la vez de forma simultánea dos días fijos al año: el 25 de julio y el 25 de agosto. El resto del año depende de la disponibilidad del agua, de modo que el espectáculo no es siempre visible, para lo que se recomienda consultar en la web del Real Sitio o llamar a su teléfono de información.