Teresa Rey
Cultura
Los secretos que esconde el Palacio Real de Riofrío y su Museo de Caza
Se construyó en un antiguo coto de caza, pero no se llegó a finalizar y solo se habitó temporalmente
La reina consorte Isabel de Farnesio, segunda esposa del rey Felipe V, fue la artífice de la construcción del Palacio Real de Riofrío en un antiguo coto de caza, a instancias de su hijastro el rey Fernando VI, que quería mantenerla alejada de la corte debido a sus continuas injerencias, según algunas versiones. Otras apuntan a que se debió a las propias ambiciones de la propia Isabel. Sea cuáles fueran los motivos, el caso es que finalmente esta residencia de la Familia Real Española se construyó, y actualmente la gestiona Patrimonio Nacional, al igual que otros bienes del Estado al servicio de la Corona. Se halla en Segovia, dentro del término municipal del Real Sitio de San Idelfonso donde también se encuentre el Palacio de La Granja.
El coto transformado en palacio
En un primer momento, Isabel de Farnesio se afincó en La Granja, hasta que adquirió el coto de Riofrío en el año 1751, que es donde se levantó esta famosa construcción. El terreno pertenecía al Marqués de Paredes. El arquitecto italiano Virgilio Rabaglio fue el encargado de realizar el proyecto y la decoración exterior estuvo a cargo de Pedro Sermini.
El rey Fernando VI falleció, de modo que ascendió al trono Carlos III, hijo de la propia Isabel de Farnesio y Felipe V. De este modo, como la consorte ya no tenía necesidad de instalarse en este lugar las obras quedaron paralizadas, pues ella se trasladó a la corte. El palacio no se terminó del todo y la reina no llegó a residir en él. El conjunto comprendía la inclusión de jardines, fuentes, casas de oficio, caballerizas, un convento franciscano y también un teatro, además del palacio y una gran plaza. Las obras se dieron por concluidas en el año 1762, y cuatro años después en 1766, tras el fallecimiento de la reina viuda, se incorporó al Patrimonio de la Corona.
Dado que el palacio sí se llegó a terminar, fue utilizado como pabellón de caza, pese a ser una edificación demasiado grande para esta actividad. Durante los siglos XVIII y XIX, solo sirvió de residencia para estancias cortas, pero no se estableció como vivienda fija de nadie. Solo hubo dos excepciones, por un lado Francisco de Asís de Borbón, esposo de la reina Isabel II, en el que se alojó durante largos periodos de tiempo, y por otro Alfonso XII, que en el verano de 1878, eligió este enclave tras el fallecimiento de su esposa la infanta María Mercedes.
Una de las habitaciones del palacio (www.patrimonionacional.es)El arquitecto Virgilio Rabaglio, fue seleccionado para hacer el real sitio, por recomendación del secretario de la reina el marqués Annibale Scotti, aficionado a la arquitectura y que poco satisfecho con el resultado obtenido en el Palacio Real, trató de influir para crear una versión reducida y “corregida” de esa construcción sita en Madrid. Al final se creó un edificio algo austero y sobrio, que no tenía nada que ver con las formas del Barroco, al menos en su parte externa. En su interior, sin embargo, sí se encuentra uno de los ejemplos de arquitectura barroca española más interesantes. Se trata de su escalera principal, de la que a su vez parten otras dos desde un vestíbulo siguiendo trayectorias opuestas, constituyendo una bella visión en su conjunto.
Algunas de las estancias se decoraron durante el periodo de Isabel II. De la etapa que pasó Alfonso XII allí pasando el duelo por la muerte de su mujer, destacan su dormitorio y el comedor. El sistema de “llamadores” que se ideó para contactar con la servidumbre es también llamativo.
En el año 1965, el Palacio Real del Riofrío se abrió por primera vez al público. A partir de este momento, los visitantes además de disfrutar del paisaje, podían acceder a distintas salas como la Capilla Real, la Escalinata, el Pasillo de entrada, una Primera y Segunda Sala, la Cámara o Sala de Snyders, el Salón de Billar, la Saleta de paso o "tranvía", el Comedor, el Tranvía de los llamadores, el Salón, la Cámara Oficial, el Despacho de Alfonso XII, la Saleta de Música, el Anteoratorio y el Oratorio, el Dormitorio de Alfonso XII, la Saleta de Recuerdos, el Salón de Tapices y la Cámara y Dormitorio denominados como de “Don Francisco de Asís”.
Durante el año 2015 se inició un periodo de restauración que duró unos quince meses, finalizando en diciembre de 2016. Su intención fue recuperar los espacios históricos más destacables de la construcción como el Salón del Billar (que antiguamente era la Sala de Snyders), el Salón del servicio para el comedor (que constituía el Salón de Billar), el Dormitorio del rey Francisco de Asís (antes, Saleta de Música) y el Oratorio (antigua Saleta de Recuerdos).
Su idea era dar una mayor relevancia histórica a los salones del palacio por medio de los dos personajes que más tiempo pasaron en él, es decir, los reyes Francisco de Asís y Alfonso XII y actualizar los contenidos del Museo de la Caza que se alberga aquí también.
Esta intervención permitió ampliar el recorrido, además de la incorporación de 500 obras de arte que se hallaban en los almacenes y en otros reales sitios.
Entre las pinturas que se pueden ver destacan las de maestros, como Velázquez, Rubens, Giusseppe Bonito, Toribio Álvarez, tapicerías del siglo XVIII de la Real Fábrica de Santa Bárbara, esculturas, mobiliario y armas antiguas de gran valor histórico.
Asimismo el Museo de la Caza, ofrece un repaso completo a todo el proceso histórico de la caza, desde los tiempos primitivos hasta los modernos. Presenta a su vez multitud de animales, exponentes de una minuciosa labor taxidermista.
Antes del confinamiento y del estado de alarma decretado por la crisis del coronavirus se podía visitar todos los días a excepción de una serie de días festivos, por una entrada de importe mínimo.