Nacido en la noche más corta de 1962, cuando firma como SB Francisco se convierte en un guerrero lusitano y un monje medieval y un hippie atribulado y un ejecutivo taciturno y en el capitán de un barco fantasma y en muchos otros personajes con desigual destreza para presentarse en público. Cuando no está escribiendo novelas es publicitario, economista o agente de viajes. Su último trabajo, ya está en las librerías, se titula Leyendas de Tamora (Click Ediciones) y es una novela picaresca para el siglo XXI.
REGUNTA: ¿Quién es SB Francisco?
RESPUESTA: SB Francisco es mi nombre cuando soy novelista. Un estadio en el que me quedaría permanentemente si los ingresos me lo permitieran. He dicho novelista porque escritor, aunque lo sea del género llévese tres pague dos, hace aún muchos años que lo soy.
P.: ¿Cómo nace la idea de escribir una novela picaresca para el siglo XXI?
R.: Partiendo de que la novela picaresca siempre me ha atraído, en realidad nunca me propuse escribir una novela ajustada a esa definición. Fue una vez terminada, al preguntarme qué había escrito, cuando me di cuenta de que, efectivamente, mis protagonistas eran dos pícaros de cuidado, si bien algo evolucionados respecto al modelo tradicional. El mundo ha cambiado. Son dos pícaros, desde luego, pero con una mirada puesta en el siglo XXI.
P.: ¿Qué va a encontrar el lector en esta novela?
R.: Algo que le hará pensar y a la vez le divertirá. Es un libro de aventuras hacia fuera y hacia dentro. Y se reirá con los tamoranos. Y se enternecerá con ellos. Y puede que hasta se asuste en algunos pasajes.
P.: Los habitantes de Tamora crean sus propios dioses ¿Por qué?
R.: No todos los hombres están preparados para vivir sin Dios, y aunque algunos se crean superhombres, nadie ha sido capaz todavía de dar respuesta a la totalidad de las preguntas, anhelos o temores del alma humana. Los neohippies de Tamora no desdeñan la bendición de un gran poder, pero jamás incurrirían en la 'vulgaridad' de creer en un Dios antiguo: mejor se crean uno que quede bien con sus guirnaldas para el pelo… Y no se llame Dios.
P.: ¿Son mejores que otros los dioses que fuman marihuana?
R.: Son una farsa. Alguien se verá tentado a decir que como todos, pero eso lo debe juzgar el lector. Incluso habrá quien, al modo de Unamuno, los vea como una farsa beneficiosa. Leyendas de Tamora es una novela: no da respuestas definitivas, pero el lector podrá escoger.
P.: ¿Por qué están chiflados los tamoranos?
R.: A lo mejor no lo están. Pero para una mente racional sin duda resultan pintorescos.
P.: ¿Por qué dice que Leyendas de Tamora es una novela que no salió ni formal ni respetuosa?
R.: Los narradores, Tomás Wolf y Daniel Zondervan, se comportan como chiflados, tratan sus asuntos como chiflados y escriben como chiflados, lo que puede sorprender a algún lector. Digamos que son poco respetuosos con las formalidades.
P.: También asegura que las Leyendas de Tamora transitan un palmo por encima de la realidad...
R.: Tamora es una metáfora, quizá una caricatura, y también sucede que para llegar al fondo de los tamoranos debía ir más allá de lo racional, más allá de la realidad tangible, por eso y porque acostumbran a suministrarse ayudas psicotrópicas externas, muchas veces parece que los personajes no toquen de pies a tierra. La narración, empezando por los narradores, se mueve en sintonía. Es decir, para alcanzar la realidad debía flotar sobre ella. No mucho, solo un palmo por encima.
P.: Las dos partes en que está dividida la novela están escritas en primera persona por sendos narradores… ¿Por qué eligió esta fórmula narrativa?
R.: La isla de los chiflados nos muestra la isla y lo que sucede cuando dos pícaros se ponen a intervenir en ella. Un hombre sin apellido era necesaria para explicar por qué.
P.: Su anterior novela, Una oveja para Trebopala, es histórica, ambientada en la Hispania romana ¿Por qué este cambio de registro?
R.: La clasificación habitual de las novelas no deja de ser una muleta comercial para facilitarle al lector la identificación y selección de sus preferencias, pero literariamente no hay tal diferencia. Una novela precisa del ser humano y de un entorno físico y cultural. De Una oveja para Trebopala me interesaba contar la vida en una época y unas circunstancias fascinantes, amén de una hipótesis que quería mostrar y defender. Leyendas de Tamora nos muestra la vida en otra época y otras situaciones que, siendo distintas a las de la Hispania de antes de Cristo, pueden resultar igualmente fascinantes. Aurelio Rutilio Rufo vive en un mundo donde los dioses exigen sacrificios humanos; en el de Zondervan los sacrificios pueden consistir en dejar de comer chocolatinas durante tres días por seguir 'la dieta de las fosas abisales'.
P.: Además de novelista es publicitario, economista, agente de viajes, profesor de educación física, monitor de esquí, instructor de yoga, marinero, músico, buzo e incluso hay quien dice que también criador de pulpos salvajes. ¿Quién es en realidad S.B. Francisco?
R.: Soy un novelista que antes de ponerme con las novelas entendía que debía ganarme la vida de una forma que me permitiera disponer de tiempo para escribir. Las formas han sido, son, variopintas, y algunas, muy divertidas. Soy el pobrecito escritor de la tradición literaria que sueña con reconocimientos áureos, pero mi vida es más tamorana que numantina, la verdad, y me proporciona materiales de primera mano para elaborar novelas.
P.: ¿También es, o ha sido, hippie o neohippie?
R.: Yo creo que puedo jugar a los hippies como juego a los publicitarios, al profesional del deporte o incluso a los escritores, pero es difícil que me tome algo tan en serio como para que me lo crea de verdad.
P.: ¿Qué le llevó a ser escritor?
R.: Quería contar cosas. Explicar mi visión del mundo, instruir, divertir, entretener, dar placer, aportar mi constructo para conseguir que los humanos fueran más felices. Y ser libre. Luego me hice escritor y de eso ya no quedó nada. (Risas). Bueno, sería maravilloso acercarse a alguno de aquellos sueños.
P.: ¿Libro en papel o electrónico?
R.: El libro impreso es un ídolo, un fetiche, y además, como elemento decorativo, resulta insuperable; pero el electrónico, como instrumento de lectura, es más práctico: puedes graduar el tamaño de la letra según tus necesidades, no precisa iluminación externa, no cansa tanto las manos al sostenerlo, llevas la biblioteca de tu casa y hasta la de todos tus vecinos en el mismo espacio que ocupa un solo libro y si nos ponemos bonitos puede que hasta sea más ecológico. También hay que considerar el precio, por supuesto, que es mucho más ventajoso.
P.: ¿Por qué decidió firmar sus novelas como SB Francisco?
R.: Una vez quedé finalista del Premio Planeta con ese seudónimo y la prensa lo recogió y lo reprodujo hasta el infinito. SB Francisco se había convertido en una marca. Podría firmar con mi nombre y apellido, que comparto con tres millones de personas más o menos, pero entonces tendría que redoblar mis esfuerzos en las otras profesiones: como publicitario iba a resultar yo, ¿cómo decirlo suavemente?, poco creíble.
P.: ¿Qué nos puede adelantar sobre su próximo libro?
R.: Pido disculpas a los lectores de 65Ymás y a usted mismo, pero quisiera contestarle con una broma tamorana. Trichi, el personaje más importante de Leyendas de Tamora, lo diría así: será muy bueno, interesantísimo, divertido como no se ha visto nunca, y transformará el mundo en un lugar mejor.
* Puedes leer el principio de la nueva novela de SB Francisco, Leyendas de Tamora, pinchando aquí