Hoy ya nadie es capaz de discutir la grandeza de la obra poética y teatral de Federico García Lorca, su trascendencia histórica y su prestigio en todo el mundo. Es para casi todos el autor español más famoso del siglo XX y su prematura muerte, asesinado durante las primeras semanas de la Guerra Civil, le convirtió en una de las víctimas más famosas del franquismo y contribuyó también a la difusión de una obra genial que 85 años después de su desaparición mantiene intacta todo su valor y su vigencia.
Federico García Lorca a los seis años
Federico había nacido cerca de Granada, en Fuentevaqueros, el 5 de junio de 1898. Su padre, Federico García Rodríguez, era un hacendado agrícola, y su madre, Vicenta Lorca Romero, maestra, lo que significa que creció sin agobios económicos en el seno de una familia culta en la que recibió lecciones de piano de la propia Vicenta que más tarde tendrían su continuación con su padrino, el gran compositor Manuel de Falla.
Federico García Lorca, tocando en su piano
Durante su infancia, en la que sufrió un pequeño episodio de parálisis, estuvo siempre en contacto con la vida del campo en las plantaciones de olivos y almendros de su padre, en estrecha relación con los hijos de los trabajadores y de los pastores de la localidad. Un ambiente rural que marcó su niñez y que más tarde tanto le influiría en su poesía y su teatro.
Tras estudiar bachillerato en Granada, Federico se traslada a Madrid y se instala en la Residencia de Estudiantes para estudiar Derecho. Su estancia en la institución resultó fundamental para su posterior evolución porque allí entró en contacto con lo más granado de la intelectualidad de la época y trabó una profunda amistad con figuras como Salvador Dalí, Luis Buñuel, Rafael Alberti, Juan Ramón Jiménez o Pepín Bello.
"La obra maestra era él"
"La obra maestra era él", señaló Buñuel años después recordando aquella etapa. El propio Nóbel de Literatura Vicente Alexandre se refiere a García Lorca para señalar como "no hay quien pueda definirle. Era tierno como una concha de la playa. Inocente en su tremenda risa morena, como un árbol furioso. Ardiente en sus deseos, como un ser nacido para la libertad".
Con veinte años comenzó a publicar sus primeros poemas en "Impresiones y paisajes" (1918) al que seguiría más tarde "Libro de poemas", que vio la luz en 1921, un año antes de que el poeta escribiera el "Poema del cante jondo" -que no se publicaría hasta 1931- y organizase, en la Alhambra, junto a Manuel de Falla, el primer festival del cante jondo.
En 1923, Lorca regresa a Granada para finalizar sus estudios de derecho y crear el "Teatro de Cachiporra" que ofrecía representaciones de títeres que tenían lugar en su propia casa.
Su entrada en por la puerta grande al teatro español se produjo en 1927, en plena dictadura de Primo de Rivera y de la mano de la insigne Margarita Xirgu, gracias a la cual se estrenó en el madrileño Teatro Fontalba "Marianita Pineda", basada en la historia de la joven granadina que condenada a muerte por bordar la bandera de la libertad.
Un año más tarde se publica "Romancero gitano", maravilloso exponente de poesía popular en el que Lorca plasma de forma magistral la esencia de su Andalucía mítica, rebosante de sensibilidad y sensaciones y siempre debatiéndose entre la vida y la muerte.
Empujado por su insaciable curiosidad, en 1929 Federico embarca hacia Nueva York donde se enfrenta a un inevitable y duro choque de culturas del que más tarde nacería una poesía surrealista muy distinta a la que hasta entonces había realizado y que plasmará en "Poeta en Nueva York" -publicada en 1940-, obra en la que el poeta demuestra su solidaridad con los oprimidos y denuncia el desarraigo y la falta de raíces de una sociedad violenta y desgarrada. Huyendo de aquella ciudad en la que se sentía como un "poeta, sin brazos, perdido entre la multitud que vomita", el granadino se reconcilió con sus propias raíces viajando durante meses por México y Cuba.
Federico Garvía Lorca en Matanzas, Cuba, el año 1930
Andaluz ejemplar
Aquella experiencia neoyorkina le llevaría también a escribir algunos versos de "Tierra y Luna" que se incluirían después en "Diván del Tamarit" (1934), que, como "Poeta en Nueva York", no se publicaría hasta después de la muerte del poeta.
Después vendrían obras como "Seis poemas gallegos", en 1935 y su vuelta a ese irrepetible populismo lorquiano con el "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías", también de 1935, la elegía que Federico compuso a la muerte del torero, amigo íntimo de buena parte de los poetas de su generación.
De Federico García Lorca dijo Pedro Salinas que era un "Andaluz ejemplar, todo en él es expresión. En su persona, en su trato, en su conversación, en sus piezas de teatro o en sus canciones, circula con intensidades y plenitudes distintas de realización el mismo empuje de animación, de entera unidad humana".
Tras su regreso de América, en 1930, Lorca se entrega plenamente a la dirección de la compañía "La Barraca" con la que recorrió los pueblos de nuestro país llevando el teatro a los últimos rincones de nuestro país.
Junto al de Valle-Inclán, el teatro de García Lorca está en lo más alto de la producción española del siglo XX. Desde sus primeras piezas, rebosantes de imaginación y ternura como la "Tragicomedia y el Retablillo de don Cristóbal", "La zapatera prodigiosa" o "Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín"; pasando por los conocidos como dramas irrepresentables, de compleja estructura en la que se abordan temas tan complejos como la homosexualidad o la revolución en "El público" y "Así que pasen cinco años"; hasta las imprescindibles tragedias rurales de "Bodas de sangre", "La casa de Bernarda Alba", o "Yerma", estrenada por Margarita Xirgu que también protagonizó el último estreno en vida del dramaturgo, "Doña Rosita la Soltera o El Lenguaje de las Flores", en 1936; la producción teatral de Lorca es un referente ineludible de nuestra escena.
Oscuro asesinato
Cuando estalló la Guerra Civil, Lorca estaba en su casa de Callejones de García. A finales de aquel fatídico mes de julio de 1936, mientras el poeta proyectaba viajar a América para reunirse con Margarita Xirgú, fue arrestado mientras charlaba con un amigo, Rosales Vallecillo, y tras pasar algunos días encarcelado fue fusilado el 18 de agosto.
Estatua de Fedriico García Lorca en la plaza de Santa Ana de Madrid
Desde el primer momento una oscura nube de misteriose cernió sobre su asesinato. Rencillas, desengaños amorosos, venganzas políticas... Aún hoy se mantienen las incógnitas sobre quien fue el responsable de su muerte a pesar del trabajo de investigadores de la talla de Gerald Brenan, Claude Couffon, Ian Gibson o Eduardo Molina.
Para el profesor Luis de Hera Esteban, de la Real Academia de la Historia, el poeta fue denunciado por alguien próximo a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) ansioso de hacer méritos frente a los militares. Sea como fuese, el hecho es que nadie de los que lo intentaron pudo salvarle, ni su amigo el poeta Luis Rosales, próximo a la Falange, ni el también poeta, José María Pemán, muy cercano a Franco, consiguieron impedir un vil asesinato que se convirtió convirtió para siempre en bandera de la causa republicana.
Federico García Lorca a través de sus frases
Son muchas las frases de García Lorca que han pasado a la historia, estas son algunas de ella:
La poesía no quiere adeptos, quiere amantes
El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida.
Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio
Mira a la derecha y a la izquierda del tiempo y que tu corazón aprenda a estar tranquilo.
En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida
Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir.
El hombre famoso tiene la amargura de llevar el pecho frío y traspasado por linternas sordas que dirigen sobre ellos otros
El español que no ha estado en América no sabe qué es España.
Hay cosas encerradas dentro de los muros que si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo
La traducción destroza el espíritu del idioma.
La creación poética es un misterio indescifrable, como el misterio del nacimiento del hombre. Se oyen voces, no se sabe de dónde, y es inútil preocuparse de dónde vienen.
Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar
Quiero llorar porque me da la gana
Sobre el autor:
Antonio Castillejo
Antonio Castillejo es abogado y periodista. Comenzó su carrera profesional en la Agencia Fax Press dirigida entonces por su fundador, Manu Leguineche, en la que se mantuvo hasta su desaparición en 2009. Especializado en información cultural y de viajes, desde entonces ha trabajado en numerosos medios de prensa, radio y televisión. Actualmente volcado con los mayores en 65Ymás desde su nacimiento.