Una historia que invita a seguir creyendo en la solidaridad y bondad en el mundo. Jack Annall, un carpintero jubilado y veterano que sirvió a la Real Fuerza Aérea británica (RAF) en la Segunda Guerra Mundial, recibió una sorpresa que le dejó sin palabras el pasado 19 de agosto, día que cumplió 101 años. Apenas tiene familia y lleva tres años sin poder ver a su hija, que vive en Australia, por lo que el centenario llevaba tiempo sitiéndose muy solo. Al verle tan triste, Vicky Gudgin, directora de la residencia de mayores donde vive Annall (ubicada en Halifax, Inglaterra), se le ocurrió una idea para animarle: pidió a los centros de mayores de los alrededores que le felicitaran en su gran día. Y la realidad superó las expectativas. Jack Annall no pudo contener las lágrimas al ver que más de 5.000 tarjetas de felicitación y regalos de amigos, familiares y completos desconocidos llegaron a su residencia para enviarle sus mejores deseos el día de su cumpleaños.
Cumplió los 100 años solo. El siglo de vida de Jack Annall está marcado por momentos tan duros como la Segunda Guerra Mundial y ha llegado durante la pandemia del coronavirus. Un virus que intentó acabar con él, pero no lo consiguió. Tal y como recoge ITV News, el hombre ha logrado vencer al COVID-19 en dos ocasiones, pero, sin duda, lo que más le está costando superar ahora es la ausencia de su hija Mary, la cual vive en Australia y no puede ir a verle debido a las restricciones.
"No tiene mucha familia ya que su hija vive en el extranjero", dijo Vicky Gudgin a ITV News. La mujer de Jack, May, falleció hace 5 años y fue una terrible pérdida para él. Este conjunto de situaciones a las que ha tenido que hacer frente en la última etapa de su vida, han formado el semblante triste de Annall, el cual no ha pasado desapercibido para los trabajadores del centro en el que reside desde 2016. Así que, a medida que se acercaba esta fecha tan señalada, Gudgin decidió organizarle una sorpresa. "Sabía que se sentía un poco deprimido por no poder ver a su hija y pensé, ¿qué podemos hacer para levantarle el ánimo?, se preguntó la directora del centro.
Entonces, la profesional llamó a otras residencias de mayores de la zona para que le enviaran tarjetas de felicitación a Annall, sin embargo, este llamamiento se publicó en redes sociales y cruzó las fronteras de la ciudad y hasta del país.
"Tenemos algunas de America, Nueva Zelanda...", decía Vicky a Jack, quien miraba asombrado las tarjetas. "Personas que han servido en Afganistán han enviado sus insignias de cuando estaban sirviendo. Leer lo que la gente ha puesto en sus tarjetas y cómo quieren que su día sea lo más especial posible ha sido realmente conmovedor y abrumador", añadió al medio británico.
"Esto es increíble... Muchísimas gracias a todos", declaró un Jack visiblemente emocionado y con dificultar para expresar con palabras lo que estaba sintiendo en ese momento.
A pesar de ser conscientes de que Jack no suele ser partidario del bullicio y alboroto, nadie quería que se sintiera solo en su día. Por ello, en el centro organizaron una gran fiesta con una banda de música que puso la guinda a la enorme celebración que se merecía Annal.
