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Dani Rovira continúa su lucha contra el cáncer y sigue usando sus redes sociales para animar a los que están atravasando la misma enfermedad que él. Después de anunciar hace unos días que ha terminado sus ciclos de quimioterapia, con una imagen en la que ocultaba su rostro con una máscara de hipopótamo, ahora nos enseña su cara, con las huellas de la lucha, mientras espera en el hospital para entrar a una nueva sesión de radioterapia.
"¿Usted desde cuándo espera?", ha escrito junto a un emoticono de una pera mostrando que no pierde su sentido del humor ni en los momentos más duros. También ha usado el hashtag #siemprefuerte. En la imagen le vemos con menos pelo, como ya nos anunció hace tiempo, y un poco más delgado. Los estragos del tratamiento se hacen notar, pero Dani Rovira, cada día está más cerca de superar el linfoma que padece.
Cuenta cómo es su tratamiento
La particular batalla de Dani Rovira para superar el linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que afecta a un tipo de glóbulos blancos del sistema inmunitario, sigue cumpliendo los plazos, desde que le fue diagnosticado en el mes de marzo. Si hace uno días el actor anunciaba en las redes sociales que ya había terminado sus sesiones quimioterapia, esta vez Rovira ha narrado cómo descubrió que algo no andaba bien en su cuerpo y el proceso de quimioterapia.
En una entrevista en la Cadena SER, este lunes 27 de julio, el protagonista de Ocho apellidos vascos confesaba que la primera señal fue cuando notó un pequeño bulto en la clavícula izquierda y decidió consultarlo con un amigo médico. Este le recomendó que acudiese a un hospital si el bulto no desaparecía a los pocos días. "Ocurrió cuando hacía dos días que habían decretado el estado de alarma en el país, e imaginad lo que me apetecía meterme en el hospital", explica el actor.
En la charla, Rovira también relata el duro tratamiento al que se está sometiendo: “El primer día te hacen un molde que en mi caso se ajusta del pecho hacia arriba incluida la cara y ese molde está superajustado a tu figura que ni puedes engordar ni adelgazar. Te anclan a la cama del acelerador para que cada día la radiación vaya exactamente dónde debe", explica. "Bueno esto es muy moderno, pero es que no puedes ni tragar", asegura.
Las largas horas del tratamiento fueron también reseñadas por el actor, aunque como es costumbre en el malagueño supo verle su lado positivo: "Con la quimio llegaba al hospital a las nueve de la mañana, me sacaban sangre y en el laboratorio me hacían los jarabes. Eran cuatro bolsas de quimio, intercaladas con bolsas de suero. En total litro y medio que te meten en vena hasta que salíamos de allí a las tres y media de la tarde. Haces amistad con la gente, no te queda otra".