Este 31 de diciembre, como manda la tradición, millones de españoles se comerán las uvas con las campanadas de las doce de la noche para despedir el año y dar la bienvenida al siguiente. Así es cada Nochevieja pero, ¿de dónde viene esta curiosa costumbre española extendida por numerosos países latinoamericanos?
Existen dos teorías sobre el origen de esta tradición. La primera se remonta a la década de 1880. Según diarios de la época, la clase burguesa española, imitando a la francesa, comenzó a celebrar Nochevieja tomando champán, acompañado de uvas, en encuentros privados.
A esta tradición, vista por el resto de la población española como una exquisitez, se sumó en el tiempo -diciembre de 1882- un bando promulgado por el entonces alcalde de la capital, José Abascal y Carredano. En este escrito municipal se criticaban y sancionaban algunas actividades ruidosas y de algarabía de los madrileños registradas durante las fechas navideñas.
Molestos por dicho bando, los madrileños decidieron salir a la calle y, cogiendo como extremo contrario a su situación los ágapes sí permitidos de la aristocracia, optaron por comer uvas en la actual Puerta del Sol coincidiendo con el 31 de diciembre. Era una una forma de burlarse de esa clase alta y protestar contra sus fiestas sí permitidas.
La segunda teoría sitúa los orígenes unas décadas después, en 1909. Ese año, los productores de Alicante tuvieron una cosecha excedente de uvas blancas de la variedad típica del lugar, llamadas Aledo. Para dar salida a las mismas, los agricultores optaron por repartirlas y, a su vez, promocionar su consumo entre la población.