Paula Buedo
Sociedad
Un nuevo estudio sugiere que algunos delfines presentan síntomas distintivos del alzhéimer
Esto podría ayudar a conocer mejor la enfermedad en otras especies
Las costas de Reino Unido ven con frecuencia como mamíferos marinos de diferentes especies quedan varados en sus costas. Este fenómeno ha permitido que investigadores escoceses hayan llevado a cabo un estudio sobre 22 ejemplares.
Los resultados, publicados en la revista académica European Journal of Neuroscience, han arrojado luz sobre cómo se comporta la enfermedad del alzhéimer en otras especies distinta a los humanos.
El estudio ha llevado a cabo un análisis postmortem del cerebro de 22 odontocetos o ballenas dentadas. Los ejemplares pertenecen a cinco especies distintas: delfín gris, calderón común, delfín de pico blanco, marsopa común y delfín mular. De esos 22 individuos, 18 eran de edad avanzada.
El alzhéimer es un trastorno neurodegenerativo asociado a las personas mayores. Entre los síntomas que provoca está la confusión o la pérdida de memoria, lo que podría explicar por qué estos animales terminan en áreas de poca profundidad y en playas, donde no es habitual que aparezcan.
Estos varamientos, que se producen en grupo, podrían producirse por lo que los expertos llaman la teoría del “líder enfermo”. Según esta, el grupo sigue al líder enfermo que, por su desorientación, conduce a todos a las costas.
Europa Press
Similitudes con el cerebro humano
Lo más llamativo de los resultados de la investigación es que tres ejemplares, un delfín de pico blanco, otro mular y un calderón tropical, presentaban en su cerebro cambios o lesiones que, en humanos, se asocian al alzhéimer. Los científicos se han asombrado al comprobar que existen cambios cerebrales en los delfines que son similares a los que se producen en los humanos.
Los ejemplares presentaban aglomeraciones de una proteína, llamadas placas de beta-amiloide. Estas placas se encuentran en los cerebros de personas con alzhéimer y la distribución en el órgano de los animales era comparable a la que se produce en las regiones cerebrales humanas.
No obstante, a pesar de este estudio, no se puede concluir que los animales padecieran la enfermedad. Al tratarse de un análisis postmortem, no se puede diagnosticar, pues no se puede valorar si hay un déficit cognitivo real.