El delirium es un estado mental en el que una persona está confusa y tiene una percepción alterada de su entorno. Este es un cambio de las funciones cerebrales que se manifiesta en una alteración del nivel de conciencia y que afecta principalmente a la atención y las capacidades mentales. Además, se presenta de forma aguda y fluctuante a lo largo del día, es habitualmente reversible y de corta duración y suele acompañarse con alteraciones del sueño y de las emociones.
Entre los principales grupos de riesgo de sufrir delirium, se encuentran los mayores de 65 años, los afectados por demencia, deterioro cognitivo, discapacidad sensorial y múltiples patologías médicas, y los que han sufrido una fractura de cadera o inmovilismo reciente.
Así lo han recordado las doctoras Marta García Salmones Fragoso, Ana Isabel Hormigo Sánchez, Myriam Rodríguez Couso, especialistas del servicio de geriatría, e Ivana Zamarbide Capdepon, del servicio de neurología, todas ellas miembros del Grupo de Fragilidad de la Fundación Jiménez Díaz, con motivo del ‘Delirium Day’, iniciativa promovida por la Federación Internacional de Sociedades del Delirium, para concienciar sobre esta alteración y su impacto en las personas. Además, se busca generar conciencia sobre la importancia de su identificación, diagnóstico y abordaje.
Prevención, detección y abordaje
La prevalencia del delirium en el entorno hospitalario puede llegar al 30% y al 50% en los servicios médicos y quirúrgicos, respectivamente, y hasta el 85% en las unidades de Cuidados Intensivos y Paliativos; de ahí la importancia de prevenirlo y, en caso de que ya se haya producido, conocer sus manifestaciones clínicas para poder detectarlo y actuar en consecuencia. Estas medidas se implementan en la Fundación Jiménez Díaz como parte de su programa transversal de fragilidad.
La doctora Myriam Rodríguez asegura que “el delirium es prevenible en el 30%-40% de los casos”, aplicando estrategias como acompañando al afectado las primeras 48 horas y si es posible, también durante la noche. Además, es importante promover actividades como la lectura, la conversación y los juegos de mesa, así como estimular la movilización siempre que sea posible, evitando la cama durante las horas diurnas.
Además, la especialista resalta la importancia de la orientación: “Cuando se tenga ocasión, es recomendable explicar al paciente lo que ha pasado, dónde está, la fecha en la que se encuentra o si es de día o de noche”. Agrega también que en caso de tener que ingresarle, es importante y útil traer objetos personales para crear un entorno agradable y conocido, así como sus audífonos o gafas en caso de tenerlos.
En cuanto a los síntomas de delirium que ayudan a su diagnóstico, la Dra. Zamarbideseñala "los cambios de estado mental agudo y fluctuante, ver o sentir cosas irreales, decir cosas incoherentes, mayor irritabilidad y desconfianza, e inquietud o agitación por la noche, somnolencia excesiva y desorientación temporal y espacial sin reconocer a familiares".
¿Qué hacer en caso de delirium?
La especialista afirma que en caso el delirium ya se haya producido “es conveniente comunicar al personal sanitario cualquier cambio del estado mental o de comportamiento en el afectado, como desorientación, confusión, agitación o somnolencia excesiva; y, ante todo, tener mucha calma: al hablar, hay que utilizar palabras claras y sencillas, y tono suave y tranquilo".
Además, recomienda "no llevar la contraria al paciente, explicar las cosas las veces que sea necesario, limitar el número de visitas hasta que remita el delirium y acompañar al paciente de noche si la presencia del allegado aporta tranquilidad.
Sobre el autor:
Stefano Traverso
Stefano Traverso es licenciado en Ciencias de la Comunicación en la USMP de Perú; con un máster en Marketing Digital & E-commerce en EAE Business School de Barcelona. Ha trabajado en diferentes medios de comunicación en Perú, especializándose en deporte, cultura y turismo.