El lumbago es la forma coloquial de llamar a la Lumbalgia. Es el dolor de la zona lumbar, de la región de la espalda situada entre las últimas costillas y la zona glútea, causado por alteraciones de las diferentes estructuras que forman la columna vertebral a ese nivel, como ligamentos, músculos, discos vertebrales y vértebras. Aproximadamente, el 80% de la población puede sufrir este tipo de dolor en algún momento de su vida, siendo la inmensa mayoría de las veces de causa benigna. No obstante, puede durar por encima de las 6 semanas, en cuyo caso se trataría de una Lumbalgia crónica.
El dolorvaría según posturas, movimientos o esfuerzos. Es un dolor sordo y rígido, puede ser punzante, y dificulta los movimientos.
El culpable de esta dolencia suele ser una contractura muscular e inflamación de fibras nerviosas debido a movimientos en falso, una mala posición al dormir o la actividad física no acostumbrada; hasta el estrés o la menstruación.
Generalmente, el dolor cede por sí mismo o mediante analgésicos, ejercicios o uso de fajas o cinturones lumbares, con una extensión máxima de seis semanas. Un tiempo que se puede hacer muy largo, de ahí la importancia de encontrar una forma de paliar este dolor de forma más rápida.
Dos nuevas terapias para paliar el dolor
Esto es precisamente lo que han hecho un grupo de investigadores en Estados Unidos. Tal y como publica el medio especializado JAMA, un ensayo clínico aleatorizado ha demostrado que una terapia postural individualizada (IPT) de entre seis y ocho semanas de duración y la intervención multidisciplinaria biopsicosocial que recibe el nombre de ICE, son capaces de lograr pequeñas reducciones del dolor, que son bastante significativas en los casos de incapacidad por dolor de espalda en periodos de tres meses, especialmente si se comparan con los métodos que se utilizan ahora.
Los investigadores han explicado que la IPT se centra en el realineamiento de la postura a través de ejercicios que controlan la postura, la coordinación y el balance muscular.
De esta manera, se estudian las posturas habituales tanto de pie como sentado, y en función de eso, se manda a los pacientes una serie de ejercicios para corregir esos problemas.
Por su parte, la ICE se encarga de valorar a los pacientes y clasificarlos en función de su riesgo de progresión (desde el dolor aguado al crónico) y en identificar los factores biopsicosociales que contribuyen al dolor.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.