Sociedad

¿Desheredar a un hijo? Los españoles no se lo plantean, aunque su relación sea mala

María Bonillo

Foto: Bigstock

Sábado 9 de marzo de 2024

19 minutos

La mayoría cree que la herencia debe ir para los hijos

¿Desheredar a un hijo? Los españoles no se lo plantean, aunque su relación sea mala condiciones. Foto: Bigstock
María Bonillo

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Sábado 9 de marzo de 2024

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Herencia en vida: un tercio de los padres ayuda económicamente a sus hijos a llegar a fin de mes

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A pesar de que tras la pandemia del coronavirus se descubrió la triste realidad que padecen muchas personas mayores que sufrían soledad y carencias afectivas aun teniendo familia, lo que llevó a que aumentasen los casos de gente que quería desheredar a sus hijos por ingratitud, desatención o maltrato, parecen ser casos aislados. Y es que el 88% de los españoles cree que la herencia debe ir para los hijos, sin importar cómo sea la relación entre los padres y ellos. Además, poner alguna condición a los futuros herederos para poder recibir la herencia es algo que no se plantean. 

Así se desprende del proyecto Herencias en la sociedad digital. La gestión familiar de las transferencias intergeneracionales y el patrimonio en la España del siglo XXI, una investigación pionera en España que aborda el estudio de las herencias desde una perspectiva sociológica, realizada por el catedrático de Sociología de la Universidad de Málaga, Luis Ayuso, gracias a una Beca Leonardo de la Fundación BBVA (@FundacionBBVA), con la que pone el foco en “cómo están incrustados los sistemas de herencias en el modelo de sociedad predominante en cada momento histórico”, según apuntan desde la Fundación en una nota. 

El estudio diferencia así entre la sociedad tradicional, cuando la herencia “determinaba el acceso a la tierra, la continuidad del linaje familiar y legitimaba la desigualdad social”; la sociedad moderna, que “nace alrededor del individuo, la libertad y la meritocracia se asienta sobre roles adquiridos, y no sobre los adscritos a la herencia o el linaje”; y las sociedades digitales, que se caracterizan por “un mayor individualismo, donde se alteran los procesos de comunicación intergeneracional y los ritmos económicos se aceleran, basándose en la información y el conocimiento como principal materia prima” y “se rompe la linealidad familiar de antaño coexistiendo modelos familiares más diversos y plurales”. 

¿Cómo interpretar las herencias en este contexto actual? Es la pregunta a la que da respuesta esta investigación, que tiene en cuenta las transferencias intergeneracionales que se produce en vida y al fallecer, a nivel macro y microsocial. 

“La sociología de la familia nos enseña que las herencias constituyen el último proceso de comunicación de la persona fallecida con su familia”, explica el catedrático, destacando que en este proceso “se combinan aspectos culturales basados en la tradición, pero también cuestiones privadas cambiantes propias de la forma en la que los miembros de las familias han negociado con sus allegados la transmisión de su patrimonio, la existencia de expectativas sobre el mismo, así como cuestiones de carácter emocional y simbólico cada vez más importantes y que ponen en cuestión el marco normativo”. 

¿Desheredar a un hijo? Los españoles no se lo plantean, tampoco ponerles condiciones. Foto: Bigstock

El apoyo a la familia es habitual, pero esto no se ve recompensado en la vejez

Para esta investigación se realizaron cuatro entrevistas en profundidad a personas mayores en País Vasco, Madrid, Cataluña y Galicia. A este respecto, Ayuso señala que “por primera vez se tienen datos cuantitativos sobre la gestión de las herencias gracias a una encuesta nacional estadísticamente representativa a 1.127 personas mayores de 60 años”. 

“Hemos elegido este grupo de edad por existir más probabilidad de haber recibido una herencia, poder preguntarse sobre su gestión, así como haberse planteado qué hacer con su legado”, explica.

Conocer las características familiares es esencial para entender el papel que juegan las herencias en la sociedad española actual, según indica el investigador. En concreto, y según este estudio, la generación de personas mayores de 60 años se caracteriza porque el 67% tiene pareja estable con la que convive, 2,1 hijos de media, 2,5 hermanos, y el 87% también tiene algún sobrino o sobrina.

“Se trata, por tanto, de generaciones con una red familiar significativa que aún no experimentan la reducción de dicha red debido al declive demográfico que vivirán las siguientes generaciones”, explican, aunque observan “un paulatino proceso de nuclearización de la familia por el que esta tiende a girar sobre la pareja y los hijos, a diferencia del pasado, donde estaban más presentes los hermanos, sobrinos, abuelos y nietos en el día a día familiar”. 

El estudio revela a su vez que la satisfacción con las relaciones familiares suele ser “muy alta”, y es que valoran con un 9,58 sobre 10 la relación con los hijos y con un 9,27 la relación con la pareja. 

El apoyo a los miembros de la familia también es habitual: para irse de casa, un 51% ha prestado ayuda a sus hijos y un 18% a sus sobrinos; para formarse, un 72% ha prestado ayuda económica a sus hijos y un 16,5% a sus sobrinos; para emprender algún negocio o realizar alguna inversión productiva, un 16% ha ayudado a sus hijos y un 10% a algún sobrino; para gastos cotidianos, un 37% ha ayudado a sus hijos y un 21% ha ayudado a sus sobrinos; para cuidar de sus nietos, un 48% ha ayudado a sus hijos y un 18% a sus sobrinos.

“La función social que realizan estas personas mayores de 60 años con sus familias supone el sustento social de las generaciones más jóvenes, que de no existir incrementarían las brechas de la desigualdad social en nuestro país”, señalan. 

Es más, esta ayuda, que podría considerarse, según la investigación, como una “herencia en vida”, es mayor en el momento actual. De hecho, el 58% de los encuestados afirmaban que habían ayudado en mayor medida a sus hijos de lo que les habían ayudado sus padres a ellos en su momento. Esta ayuda de padres a hijos se suele ver reflejada en el apoyo que estos ofrecen a sus padres en la vejez, aunque este "contrato" se está modificando ligeramente en la actualidad.

“La percepción que tiene esta generación sobre cómo será su vejez cuando no puedan estar solos no pasa por sus hijos”, apuntan, destacando que solo el 9,7% de los encuestados espera que alguno de sus hijos esté en casa con ellos, mientras que el 39,5% espera permanecer en su propia casa con ayuda de cuidadores y el 26,6% en una residencia de personas mayores (aun teniendo hijos en ambos supuestos). 

Estos resultados son similares para aquellas personas que no tienen hijos, indican, destacando “el menor valor que representa el hecho de tener hijos en la sociedad española actual como expectativa de cuidados ante la vejez. El hecho de tener o no hijos se reduce de esta manera a una cuestión específicamente emocional”. Y es que el 36,8% espera vivir en una residencias, el 37,6% en su casa con el apoyo de cuidadores, el 3,8% en casa de algún hermano y el 1,5% en un cohousing.

¿Desheredar a un hijo? Los españoles no se lo plantean, tampoco ponerles condiciones. Foto: BBVA

¿La herencia debe ser para los hijos? ¿Debe haber condiciones?

El aumento de casos que se han dado en los últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia, de padres que quieren desheredar a sus hijos por diversas razones, como ingratitud, estar ausentes o algún tipo de maltrato, llamaron especialmente la atención. Si embargo, esta investigación, que ha puesto el foco también en los valores que tienen los españoles sobre las herencias, destaca que hay un importante “familiarismo” en las personas mayores de 60 años. Y es que, para el 88% la herencia debe ir para los hijos, sin importar cómo sea la relación entre los padres y ellos. 

“La herencia sigue simbolizando a la propia familia, representa el esfuerzo intergeneracional de padres a hijos que asegura la continuidad familiar. No se interpreta de forma individual sino comunitaria. De ahí que el 73% de los encuestados muestre su desacuerdo con la afirmación de que lo acumulado durante mi vida es sobre todo mío por lo que mis hijos/familia no deben esperar nada de mi herencia”, explican. 

Sin embargo, el estudio revela que se está empezando a producir un cambio, ya que aunque prevalece la idea de que los hijos merecen la herencia de sus padres por el simple hecho de ser sus hijos (57%), el 40,1% (principalmente entre las generaciones con mayor nivel de estudios y menores de 80 años) considera que deben merecer esa herencia, más allá de la sangre. 

Por su parte, el 57% se muestra en contra de que se deba ahorrar para dejar un patrimonio a los hijos o la familia, frente al 40,8% que sí lo cree. 

“Paradójicamente, la familia sigue siendo muy importante en todos los ámbitos, se siguen manteniendo las redes informales de apoyo, pero ante el aumento de la esperanza de vida y comportamientos más privados e individualistas en las nuevas generaciones, el sentido del ahorro tiene un carácter cada vez más personal que comunitario”, apuntan.

¿Desheredar a un hijo? Los españoles no se lo plantean, tampoco ponerles condiciones. Foto: BBVA

En cuanto a la repartición de la herencia, esta investigación refleja que el 83% de los encuestados cree que se debe repartir entre todos los hijos por igual, mientras que el 14% está a favor de diferenciar entre unos hijos y otros, especialmente las generaciones más jóvenes, señalan. Las principales razones son el tener más o menos apoyo o cercanía con alguno de ellos (34%), que unos tengan más o menos necesidades que otros (27,5%) y que unos les hayan ayudado más en vida que otros, por lo que prefieren compensarlo (21%). 

Por comunidades autónomas, las opiniones coinciden bastante, y es que en todas es mayoritaria repartir la herencia a todos los hijos por igual

¿Desheredar a un hijo? Los españoles no se lo plantean, tampoco ponerles condiciones. Foto: Bigstock

En este sentido, la investigación hace referencia al tema de la legítima, es decir, la obligatoriedad de dejar al menos un tercio de la herencia a los hijos, según establece el código civil español. En concreto, el 62,5% está a favor de tener que dejar una parte de su herencia a sus hijos, frente al 40,1% que no lo está.

“Nuevamente las generaciones más jóvenes son las que se muestran más a favor de tener una mayor libertad a la hora de gestionar su herencia (el 43% de los que tienen entre 60 y 64 años se muestran partidarios frente al 21% de los que tienen 85 años y más), así como los de mayores estudios y mayor sentimiento subjetivo de soledad”, explican. 

Destaca el caso del País Vasco, frente al resto de comunidades autónomas, por ser la única región donde se prefiere gestionar libremente el patrimonio (53,8%), “posiblemente se deba al cambio legislativo acontecido hace pocos años en esta comunidad autónoma que ha acelerado esta tendencia dado que permite altos grados de libertad a la hora de disponer de la herencia”, indican. 

Le siguen Castilla y León (35,7%), Galicia (32,8%), Valencia (34,2%), Madrid (28,4%), Cataluña (26,8%) y Andalucía (26,2%). 

Poner alguna condición a los futuros herederos para poder recibir la herencia es algo que no se plantean gran parte de los encuestados, y es que solo el 24% podría algún tipo de condición, mientras que el 67% no podría ninguna. 

Quienes sí podrían alguna, destacan en primer lugar la condición de que fuesen “buenos hijos”, que les atendieran durante la vejez, les cuidaran y visitaran (33,3%). La segunda condición más repetida es que mantengan la unidad familiar independientemente de cómo sea el reparto (26%). La tercera es que se sigan apoyando entre sí los miembros de la familia (15,6%). La cuarta que mantengan el patrimonio familiar y no lo malgasten (15,2%). Y la quinta que pondrían sería que disfrutaran de la herencia (4%). 

“Estas razones vuelven a sacar a la luz la importancia del familiarismo presente en todo este trabajo, subrayando la importancia de lo comunitario sobre lo individual que aún pervive en la realidad social española”, indican en la investigación.

Por otra parte, el 67% de los encuestados descarta totalmente recurrir a las hipotecas inversas, pensadas para intercambiar una propiedad por una paga mensual hasta el fallecimiento de la persona, mientras que un 11% está a favor y el 14% afirma que dependería de las circunstancias. No tener hijos sería el motivo principal para recurrir a este producto.

Y en cuanto a la cuestión de si “las herencias hay que protegerlas, pues representan el esfuerzo de padres a hijos”, el 83% de los españoles considera que es así, frente al 7% que considera que las herencias deberían desaparecer porque favorecen la desigualdad desde el nacimiento. 

Solo el 12% espera recibir una herencia en el futuro

En cuanto a las propias expectativas de los españoles, la investigación refleja que solo el 12% espera recibir una herencia en el futuro. Y, cuando la reciban, el 25% tiene previsto repartirla entre los miembros de su familia, frente al 23% que la guardará, el 8% que la invertirá en algo material y el 10% que se dará algún capricho. 

“Pese a la importancia que tienen las herencias para la transmisión del patrimonio familiar en un país tan centrado en la familia como el nuestro, aproximadamente un 30% de los mayores de 60 años afirma que no han hecho aún testamento, porcentaje que asciende hasta el 46% entre los que tienen entre 60 y 64 años”, destaca a su vez el estudio.

Los viudos y los casados son los que han hecho más testamento, frente a los solteros y divorciados. Y según el régimen del patrimonio, el 77% de los que tienen separación de bienes ha hecho testamento, frente al 67% de los que tienen régimen de gananciales. 

“A medida que aumentan los ingresos personales, así como el número de hijos, lo hace también la probabilidad de haber hecho testamento”, explican, siendo el principal motivo por el que no lo han hecho (30,6%) la falta de tiempo o dejadez

“Por edad no hay diferencias significativas importantes, aunque los mayores de 80 suelen responder de forma más frecuente que no les gusta pensar en ese tema y que no tiene nada que dejar, mientras que los más jóvenes son los que menos tiempo tienen, muestran más dejadez, y los que no saben lo que van a hacer”, añaden. 

En concreto, el 13,9% no ha hecho testamento porque no le gusta pensar en ese tema; el 13,9%, porque no tiene nada que dejar; el 13,4%, porque piensa que no sirve para nada; y el 13,1%, porque no sabe muy bien lo que va a hacer todavía. Y, en menor proporción, el 2,7% afirmaba estar haciéndolo o tener pensado hacerlo pronto, el 1,5% prefiere no hacerlo para evitar problemas y el 0,6% considera que es muy caro hacerlo, mientras que otro 0,6% no lo hace porque su pareja no quiere que lo haga

¿Desheredar a un hijo? Los españoles no se lo plantean, tampoco ponerles condiciones. Foto: BBVA

Más allá de si se ha hecho testamento o no, los investigadores quisieron conocer también si les han comunicado su decisión a los futuros herederos. En este sentido, el 40% revelaba que nunca han hablado del tema, mientras que el 31,5% afirmaba haber hecho testamento pero no haberlo hablado con nadie. El 4% solo lo había hablado con algunos de sus herederos. 

El hecho de tener o no hijos está muy relacionado con esta comunicación familiar”, señalan. Y es que, de las personas sin hijos, un 53% no había hablado este tema con nadie, frente a las personas con dos hijos, que un 63,5% sí lo ha hablado con ellos. Los investigadores subrayan que “el alto porcentaje de personas que afirman no haber hablado sobre estas cuestiones con sus herederos" se puede deber a una intención de no querer "deteriorar los vínculos del núcleo familiar en vida”

¿Qué piensan hacer los españoles con su herencia?

La primera opción de los españoles (49%) es dejar todo su patrimonio acumulado durante su vida a partes iguales a sus hijos. Por su parte, el 25% tiene pensado dejarle el uso y disfrute a su pareja hasta su fallecimiento, el 7% tiene pensado dejárselo todo a su pareja y el 5% dejárselo a sus sobrinos y hermanos. 

Estas respuestas varían si se tiene hijos o no, aunque destacan que “en ambos casos se tiende a proteger la línea familiar”. 

Así, de los que tienen hijos, el 55,5% prefiere que su patrimonio vaya para sus hijos a partes iguales, el 26% piensa en su pareja como usufructuaria y el 7% como destinataria final de su patrimonio, y el 0,5% piensa en dejárselo a los sobrinos y hermanos. 

En el caso de las personas que no tienen descendencia, el 41% piensa dejárselo a los sobrinos y hermanos, mientras que el 18% se lo dejaría a su pareja, como usufructuaria, y el 4% como destinataria final. 

“Este aspecto es muy relevante, ya que, aunque estas personas tienen como principal apoyo a sus parejas, estas ocupan un lugar secundario a la hora de recibir su herencia”, explican, destacando que “el peso de la herencia sobre la troncalidad familiar sigue siendo muy relevante”. 

También hay quien prefiere dejar sus bienes a instituciones como la Iglesia u ONGs (10%), el mismo porcentaje que dejaría sus bienes a familiares y amigos, como usufructuarios. 

¿Desheredar a un hijo? Los españoles no se lo plantean, tampoco ponerles condiciones. Foto: BBVA

“El hecho de estar divorciado no muestra diferencias significativas, pues los integrantes de estas generaciones tienen asumido que las ayudas de padres a hijos son algo que forma parte del deber familiar intergeneracional”, añaden. 

Además, el 44% de los encuestados considera que sus herederos valorarán sobre todo el valor sentimental de lo que les dejen, aunque el valor económico también es importante (23%). Igualmente, los herederos afirman valorar más el valor sentimental de lo heredado (67%), que el valor económico (16,5%). 

“En comparación con las herencias que ellos recibieron, dan más importancia al peso económico que ellos dejarán a sus herederos que al que recibieron, donde lo sentimental era más relevante”, explican.

Por otra parte, el informe también revela qué es lo que han hecho los encuestados con la herencia que han recibido, revelando que los mayores de 60 años que habían recibido alguna herencia manifestaba que aún mantenía toda o alguna parte de la misma (44,3%), mientras que el 17,7% la había invertido en algo material, el 14,3% la había repartido entre la familia, el 6,7% la había gastado poco a poco, el 4% la invirtió en algo personal, otro 3,8% en pagar deudas y el 3,4% en darse un capricho. 

Consecuencias familiares de las herencias

Las herencias no están libres de conflictos, y este informe así lo refleja, destacando que el 89,7% de los encuestados afirma que heredar apenas tuvo ninguna repercusión y su relación con la familia continuó como siempre. Sin embargo, al 2,5% que admitía que habían discutido en el momento, aunque ya estaba olvidado, un 3,7% afirmaba también que se había enfriado la relación con el resto de la familia y el 1,4% revelaba que se había roto su relación con alguno o todos sus familiares. Solo el 1,8% había mejorado su relación con sus familiares. 

"Sin embargo, cuando esta pregunta se hace de forma indirecta y se refiere a si conoce algún caso de conflicto debido a las herencias en su círculo familiar cercano, los porcentajes se incrementan sustancialmente, pues un 32,6% afirma conocer algún caso y un 11,7% muchos", resaltan.

"La razón de estas diferencias, más allá de las distintas formas de hacer la pregunta y referirse a una cuestión más personal o del entorno, deben buscarse en la propia cultura familiarista que tiene como primer principio la defensa pública de la propia familia. Las cuestiones y sobre todo los problemas familiares deben protegerse del exterior de la familia, de ahí que sea muy difícil que este tipo de problemas se hablen con desconocidos. Los análisis muestran que las personas que tienden a reconocer menos problemas debido a las herencias son las de más edad, menos nivel de estudios y menos ingresos. Se trata sobre todo de personas para las que las relaciones familiares son aún más importantes pues suponen la red de protección fundamental", explican.

En cualquier caso, las personas que reconocían que pueden existir problemas familiares derivados de las herencias, tanto a nivel individual como general, coincidían en que la causa mayoritaria es no ponerse de acuerdo con el reparto de la herencia

¿Desheredar a un hijo? Los españoles no se lo plantean, tampoco ponerles condiciones. Foto: BBVA

La investigación destaca, por último, que “en nuestro país, como sociedad digital naciente, pero donde se combinan actitudes familiares muy tolerantes con comportamientos muy familiaristas, el estudio de las herencias será más importante en los próximos años”. 

Esto se debe principalmente a tres fenómenos, como son el envejecimiento paulatino de la sociedad española, “que dará lugar a un intenso debate sobre las ayudas y los cuidados que forman parte del contrato intergeneracional inter-vivos y post-mortem, implícito en el proceso de herencias”; a la llegada de la jubilación de las generaciones del conocido baby boom, que hará que sea necesario “conocer si cambian o no las pautas en la trasmisión del patrimonio familiar respecto a las generaciones precedentes”; y la transformación de la realidad familiar, que llevará a “un escenario de mayor pluralidad familiar, valores individualistas, el desarrollo de la sociabilidad digital o la mayor importancia de factores emocionales”.

Sobre el autor:

María Bonillo

María Bonillo

María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.

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