Sociedad

Detectar la pérdida del olfato podría ayudar a predecir una mayor fragilidad en la vejez

María Bonillo

Foto: Bigstock/Europa Press

Jueves 12 de enero de 2023

4 minutos

Al igual que la vista y el oído, este sentido se debilita a medida que envejecemos

Relacionan la pérdida de olfato con la depresión en personas mayores
María Bonillo

Foto: Bigstock/Europa Press

Jueves 12 de enero de 2023

4 minutos

La pérdida del sentido del olfato podría ser un "marcador predictivo" de un mayor riesgo de fragilidad en el envejecimiento, según indican investigadores del Johns Hopkins Medicine (Estados Unidos) a raíz de un estudio que utilizó datos de casi 1200 adultos mayores.

En base a investigaciones anteriores "que muestran que la disfunción olfativa es un signo temprano común de deterioro cognitivo relacionado con el cerebro, los nuevos hallazgos sugieren que el vínculo con la fragilidad probablemente no solo esté en el cerebro sino también en la nariz misma". De esta forma, evaluar la capacidad olfativa de las personas mayores conforme envejecen sería igual de importante como evaluar la audición y la visión. 

En concreto, el estudio, publicado en el Journal of Gerontology, analizó la prevalencia de la fragilidad con dos formas diferentes de evaluar la capacidad de oler: la sensibilidad olfativa, es decir, la capacidad de detectar la presencia de un olor; y la identificación olfativa, que se refiere a la capacidad de detectar y nombrar ese olor. 

El profesor asociado de otorrinolaringología-cirugía de cabeza y cuello y autor correspondiente del estudio, Nicholas Rowan, señalaba en una nota que "al igual que la vista y el oído, este sentido se debilita a medida que envejecemos". "Descubrimos que tanto la identificación olfativa deteriorada como las funciones de sensibilidad están asociadas con la fragilidad, lo cual es interesante porque muestra que no es solo su cerebro envejecido el que está trabajando aquí, sino que también puede ser algo periférico, como algo al nivel de su nariz que es capaz de predecir nuestra inminente fragilidad y muerte", añadía. Pero especificaba que la relación de las pérdidas sensoriales con el envejecimiento no saludable a lo largo del tiempo "no está clara". 

Sin embargo, señala que "lo que está claro es que las consecuencias comunes de la pérdida del olfato incluyen pérdida de apetito, dificultad para controlar la higiene personal, depresión e incapacidad para detectar gases tóxicos. En adultos mayores, esto puede estar asociado con pérdida de peso, desnutrición, debilidad, cuidado personal inadecuado e incluso posibles lesiones causadas por fugas de gas o incendios".

 

Detectar la pérdida del olfato podría ayudar a predecir una mayor fragilidad en la vejez. Foto: Europa Press

Pruebas de olfato para detectar el envejecimiento no saludable

Para el estudio se utilizó una evaluación estándar de fragilidad, llamada puntuación de fenotipo de fragilidad física, o PFP, con la que se analizaron cinco marcadores: pérdida de peso, agotamiento, debilidad, velocidad de marcha lenta y poca actividad física. Para analizar la relación entre la fragilidad y la pérdida de olfato, los investigadores usaron los datos de 1.160 personas mayores, con una edad media de 76 años, inscritos en el Proyecto Nacional de Vida Social, Salud y Envejecimiento entre 2015 y 2016.

Durante el estudio, los participantes tuvieron que identificar cinco aromas diferentes para medir la identificación olfativa y seis aromas para medir los niveles de sensibilidad. Estos datos fueron comparados posteriormente con la puntuación de fragilidad de cada participante, concluyendo que "por cada aumento de un punto tanto en la identificación olfativa como en las puntuaciones de sensibilidad, hubo una reducción significativa en el estado de fragilidad, lo que implica que las mejoras en el olfato se asociaron con un mejor estado de salud". Por su parte, aquellos que presentaron un peor sentido del olfato, se mostraban más frágiles, "lo que sugiere que la pérdida del olfato puede ser un biomarcador medible y un factor de riesgo potencial de fragilidad en adultos mayores". 

En este sentido, Rowan considera que ya que "realizamos pruebas para evaluar qué tan bien podemos ver u oír, es igual de fácil realizar una prueba de olfato simple que toma solo unos minutos, lo que podría usarse como una herramienta valiosa para evaluar el riesgo de fragilidad o envejecimiento no saludable. Por ejemplo, si alguien suspende una prueba de olfato, tal vez este paciente necesite mejorar su nutrición o someterse a un examen neurológico o médico más detallado". 

Sobre el autor:

María Bonillo

María Bonillo

María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.

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