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Naciones Unidas conmemora este 23 de agosto el 'Día Internacional de Recuerdo de la trata de esclavos y su abolición', con el que se quiere mantener viva la tragedia que mantuvo a miles de personas bajo la explotación sólo por el hecho de ser de una raza diferente, una lacra que aún afecta a más de 40 millones de personas, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la ONG Walk Free.
La UNESCO instituyó el 23 de agosto como tributo a la lucha de los esclavos por su liberación en el año 1997. La noche del 22 al 23 de agosto de 1791 los esclavos de Bois Caiman, una localidad al norte de Santo Domingo, se amotinaron en protesta por su situación, hecho que jugó un papel importantísimo en la abolición de la esclavitud, por lo que ésta ha sido la fecha elegida por la UNESCO para celebrar este día. A este respecto, el organismo de la ONU sigue denunciando la existencia todavía de este tipo de dominación, ya sea en países en vías de desarrollo o ricos.
Niños y niñas, en explotación sexual
En los países más desfavorecidos, el trabajo en condiciones de servidumbre, la explotación sexual de niños y niñas con fines comerciales, el trabajo infantil, el matrimonio precoz o forzado, o la trata que implica el transporte y comercio con fines lucrativos de niñas y mujeres, son formas contemporáneas de esclavitud.
Asimismo, en el mundo desarrollado también hay gente que sufre este tipo de dominación, como pueden ser mujeres inmigrantes obligadas a prostituirse, trabajadores del campo que viven y trabajan en ínfimas condiciones o empleadas del hogar en condiciones de servidumbre.
La ONG australiana Walk Free, responsable del 'Índice de esclavitud moderna', describe la esclavitud moderna como un "paraguas" que engloba los trabajos forzados, el tráfico de personas y la esclavitud en su sentido más estricto. Algunas prácticas actuales forman parte de algunos de estos problemas, como el matrimonio forzado, que según Walk Free da como resultado el trabajo forzado.