Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorDejando a un lado los últimos meses marcados por la pandemia, en los que muchas familias no han podido pasar el tiempo juntas que hubieran deseado, los abuelos españoles dedican una media de seis horas diarias al cuidado de sus nietos, indica la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria). Y es que la figura del abuelo es de gran importancia, y constituye una pieza clave para la integración de la unidad familiar. Lo cierto es que durante todas estas horas, los abuelos cuidan, juegan, escuchan y apoyan a sus nietos en su desarrollo vital, y es por ello que implicarlos en la educación de los niños puede tener grandes beneficios.
Pero a veces, los abuelos no saben por qué sus hijos educan de una forma distinta a como hicieron ellos, y esta divergencia puede dar lugar a malentendidos. Muchos padres quieren encontrar formas alternativas para la educación, que no impliquen el castigo, y encuentran en la metodología de la Disciplina positiva una guía para ayudar a los niños a comprender lo que está bien y lo que está mal, en un entorno seguro para experimentar y aprender sobre la vida. Es importante que los principales cuidadores sean coherentes en este enfoque para crear una mayor seguridad en el niño, al compartir y reforzar el mismo punto de vista. Y en este aspecto, los abuelos también pueden colaborar.
La Disciplina positiva es una metodología que tiene sus orígenes en los años 20, gracias a las teorías de los psiquiatras Alfred Adler y Rudolf Dreikurs. Pero es a partir de los años 80, cuando la psicóloga Jane Nelsen sistematizó la metodología que se trabaja en la actualidad y sirve para ayudar a los niños a tener autodisciplina, ser responsables, colaborar y saber resolver sus problemas de forma firme y cariñosa.
La Asociación Disciplina Positiva España insiste en que todos los seres humanos necesitamos sentir que somos importantes y los niños también. Por ello, es esencial encontrar un equilibrio entre el amor y la responsabilidad. “Una de las maneras con las que podemos demostrar amor a nuestros hijos es justamente dando responsabilidades y confiando en ellos para que no salgan al mundo pensando que “amar” significa solo que los demás deben cuidar de mí, ni que el amor es pedirle a los demás todo lo que yo necesite”, comenta Jane Nelsen. Y podemos destacar su famosa frase: “¿De dónde sacamos la idea de que para que un niño se porte bien primero tenemos que hacerlo sentir mal?”.
Quizás uno de los aspectos que más controversia despierta esta metodología es la ausencia de castigos; lo que no significa que los niños hagan lo que quieran, sino que implica un cambio en la forma de entender las consecuencias de sus actos. Lo que propone la Disciplina Positiva es que las consecuencias a un mal comportamiento deben ser lógicas, razonables e ir dirigidas a reparar el daño. Lo mejor para la productividad es motivar a las personas y es dificil sentirnos motivados solamente con premios o castigos. Sin embargo, si nos enfocamos en la búsqueda conjunta de soluciones ante un comportamiento problemático, estamos enseñando valiosas habilidades para la vida y permitiendo que los niños se den cuenta de que son capaces de enmendar la situación por sí mismos.
Cómo educar con firmeza y con cariño, el primer libro de Nelsen, se ha convertido en un referente en la educación respetuosa al instruir a familiares y profesores para que sean amables y firmes a fin de que cualquier niño, desde uno de tres años hasta un adolescente rebelde, pueda aprender a colaborar creativamente y tener autodisciplina sin perder su dignidad. El libro es una lectura muy recomendable para todos los que quieran adentrarse en la Disciplina Positiva.
- Los niños que tienen mala conducta son niños desanimados con ideas erróneas de cómo lograr su meta principal de pertenencia. No podemos ser eficaces a menos que enfrentemos estas creencias erróneas, en lugar de fijarnos solamente en su mal comportamiento.
- No funciona tratar de resolver un problema en el momento del conflicto porque las emociones se cruzan en el camino. Podemos enseñar a los niños que todos necesitamos un período para tranquilizarnos. De forma que pueden ir a otro cuarto y hacer algo que los haga sentir mejor para, después, discutir el problema desde el respeto mutuo.
-El castigo puede ser útil solamente para detener un mal comportamiento. Pero los resultados a largo plazo son negativos, ya que genera resentimiento, rebeldía, o venganza en el niño. Debemos comunicar un mensaje de amor y respeto que invite a los niños a participar en la búsqueda de soluciones que estén relacionadas con el problema, sean respetuosas, razonables y útiles.
-Podemos enseñar que los errores son oportunidades maravillosas para aprender. Una forma de hacerlo es utilizando nosotros mismos la herramienta de las “3 erres para Recuperarse” después de haber cometido un error: Reconocer el error de buena gana; Reconciliarse y estar dispuesto a decir “lo siento”; Resolver, enfocándonos en las soluciones en vez de las culpas.