La primera vez que José Antonio Muñoz se montó en un monopatín tenía 15 años. Ahora, a sus 68, sigue haciéndolo, pero además se ha convertido en un referente para las nuevas generaciones.
Más conocido como Doc Caribbean –mote que le puso uno de sus amigos por su parecido con el personaje de Regreso al futuro cuando se pone su uniforme de competición–, prácticamente ha escrito la historia del skate en España. Compró su primer monopatín Sancheski –el cual se utilizaba descalzo por esa época– cuando aquí todavía ni siquiera se conocía este tipo de deporte o entretenimiento, trajo las primeras tablas californianas con ruedas de uretano, vendiéndolas él mismo a todo aquel que le preguntaba de dónde las había sacado, hasta que finalmente abrió la primera tienda de monopatines en nuestro país.
"El que me vició un poco en el tema del deslizamiento fue mi padre, que me regaló unos patines de correas adaptables", explica en una entrevista con 65Ymás. Pero una vida dedicada al monopatín no era lo que en principio estaba pensado para él, aunque se podría decir que lo llevaba en la sangre: "Antes de eso yo hacía hockey y patín de roller, y también surfeaba".
"Yo estudiaba derecho", admite, pero conforme la demanda por esta nueva moda comenzó a crecer, José Antonio decidió montar una pequeña tienda. "Y así empezó. Empezó a crecer y a crecer, y a partir de ahí, desde 1975, estamos funcionando con el negocio, y muy bien de momento".
"La sensación que da el patinaje es muy difícil de transmitir"
El skate ha evolucionado desde entonces y José Antonio también lo ha hecho. "Yo ya no hago lo que hacía con 15 años", comenta, aunque sigue participando en competiciones internacionales, sobre todo en las europeas. Lideró durante años campeonatos de slalom, y aún ahora, sigue compitiendo, "en una modalidad que es un poco más tranquila, más adaptable a mis condiciones físicas", en la categoría máster que es para mayores de 45 años. "Se está intentando hacer una categoría nueva", explica, "para no tener esa gran diferencia de edades cuando compites".
Desde luego, sus años no coinciden con la vitalidad que lleva dentro, y en las competiciones no duda en demostrarlo. "En las competiciones es muy gracioso porque siempre hay alguien que pregunta cuando me subo a la rampa o me quito el casco, que se me ve todo el pelo blanco: 'Oye, ¿y ese señor va a tirarse por esa rampa y va a bajar?' y dicen 'sí, sí', y entonces se quedan un poco sorprendidos".
Nada lo detiene, ni lo que la gente pueda comentar al verlo subido a una tabla ni la edad. "A mí es que lo que me gusta es patinar, participar en las competiciones europeas y reencontrarme con amigos", señala, aunque ya no pueda bajar la calle haciendo el pino sobre la tabla.
Como decía Jay Adams, un skater californiano que revolucionó este deporte: "No dejes de patinar porque te veas viejo, porque realmente te haces viejo, cuando dejas de patinar". "Esta es una frase que para mí es real. Si estoy tiempo sin patinar, por ejemplo con el Covid que estábamos todos encerrados, cuando vuelvo a salir me cuesta más".
Pero ni siquiera los calambres o las caídas importan, tampoco saber que a cierta edad los golpes duelen más que cuando se es pequeño, porque "la sensación que da el patinaje, el deslizarte sobre una tabla de madera o lo que sea con dos ejes y cuatro ruedas, es una sensación que es muy difícil de transmitir a otra persona hasta que no le dices 'oye, móntate en el monopatín y mira lo que es'".
No hay edad para el monopatín
"En el monopatín hay modalidades que las puedes hacer aunque no hayas montado nunca en monopatín. Puedes hacerlo con la edad que sea", asegura a 65Ymás. "Una persona con mi edad, que nunca ha montado en monopatín, le puedes dar unas lecciones con un surfskate y puede empezar a moverse, siempre con unas instrucciones", advierte, "porque caerse con sesenta y ochenta años no es lo mismo que cuando te caes con quince o con un añito, como mi nieto, que patina ya".
"Yo creo que es una modalidad que la puedes practicar siempre y no hay edad, es más hasta que el cuerpo te aguante", afirma, decidido a continuar patinando, aunque ahora son su mujer y su hijo quienes le piden que tenga cuidado: "Me dicen: 'ya no eres tan joven, ten cuidado en las competiciones'". Pero está decidido a seguir "hasta que pueda", porque "yo me divierto mucho, me lo paso muy bien patinando".
Caribbean Sports
Lo que comenzó con él pidiendo monopatines a Estados Unidos, terminó en lo que es hoy Caribbean Sports (@caribbeansportshop), una tienda especializada en skate, surf, deportes de deslizamiento y moda californiana. Ahora, además de patinar y competir, José Antonio también asesora y enseña a todo aquel que quiere mejorar en este deporte, sin dudarlo a la hora de montarse en los monopatines para probarlos él mismo por la propia tienda. "Lo que hago es una labor de asesoramiento y de taller junto con mi hijo, solo vendiendo el producto que testamos y vemos que es bueno", asegura.
Y aunque se podría pensar que la mayoría de los aficionados a este deporte son jóvenes, lo cierto es que hay muchos sénior como José Antonio que aman el skate. "Yo sigo teniendo amigos que siguen compitiendo como yo", explica, "y luego entre los 30 y los 50 hay muchísima gente". De igual forma, el número de chicas que patinan ha aumento significativamente: "Estoy encantado porque cuando yo empecé a patinar, solamente había dos chicas que patinaban con nosotros, y ahora hay una barbaridad en todas las modalidades".
Después de más de 50 años subido a una tabla, es difícil elegir un solo momento en especial, pero José Antonio no lo duda y se decanta por el campeonato de España en 1978, donde quedó segundo en la prueba de salto de altura. "Salté 1,50 metros, y mi compañero 1,55, y me ganó", recuerda. "Ese momento lo recuerdo con mucha alegría e ilusión, porque empiezas poco a poco y vas superándote".
Entre todos esos buenos recuerdos destacan sus momentos de juventud, practicando trucos nuevos miles de veces hasta que salían, así como las competiciones europeas. "Las recuerdo con mucho cariño, no por ganar, sino de decir 'qué prueba tan bonita, he llegado, he hecho todas las pruebas, no me he caído y me he divertido una barbaridad'”.
Muchos recuerdos que al final construyen la leyenda que es ahora, a la que todavía le queda "mucho por hacer" y "muchas metas por conseguir", demostrando que la pasión por el deporte no tiene límite de edad.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.