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La prevalencia del dolor pélvico crónico en el ámbito epidemiológico es variable. Puede oscilar entre el 6,4 y el 25,4% en las mujeres, siendo bastante inferior en los hombres, que afecta a entre el 2 y el 17%, según la Sociedad Española del Dolor (SED).
El dolor pélvico crónico (DPC) es un dolor persistente de las estructuras relacionadas con la pelvis tanto de los hombres como de las mujeres. No obstante, en los varones puede ser bastante común, ya que se estima que entre el 8 y el 12% de los hombres sufrirán DPC en algún momento de su vida.
No es cuestión de sexo: el 25 % de las mujeres y un 17% de hombres sufren dolor pélvico. El DPC tiene frecuentemente un gran impacto tanto en el ámbito del comportamiento como en el cognitivo, sexual y emocional. Ayer finalizamos el Curso de Verano de la @unicomplutense ‘Hablemos…
— Sociedad Española del Dolor (@Sedolor) July 5, 2023
"Es probable que en el caso de los hombres exista una infravaloración de esta prevalencia por una menor predisposición para consultar problemas que también afectan a la esfera sexual", ha indicado la doctora Inmacula Failde Martínez, catedrática de la Universidad de Cádiz (UCA), en el marco de Curso de Verano de la Universidad Complutense de Madrid bajo el título 'Hablemos de dolor pélvico crónico: no es cuestión de género' en El Escorial (Madrid).
Abordaje multidisciplinar
Por otra parte, la doctora Luz Cánovas, anestesista y jefa de la Unidad del Dolor del Hospital de Ourense y directora del curso, destaca la importancia de todas las partes implicadas: "El DPC es un dolor que requiere un abordaje multidisciplinar al manifestarse a menudo como disfunciones ginecológicas, sexuales, intestinales o del propio suelo pélvico", ha expresado. Desde investigadores hasta clínicos, fisioterapeutas o psicólogos, entre otros.
En el acto también se ahondó en la investigación de la etiología de los trastornos del dolor pélvico y la relación entre estos y otras enfermedades o afecciones. Además, se debatió cómo adaptar los circuitos y los recursos asistenciales a las necesidades de los pacientes con DPC mediante la visión de diferentes especialistas.
La presidente de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), Carina Escobar, ha destacado que el dolor pélvico es motivo de visitas frecuentes a múltiples especialistas por parte de los pacientes, con peticiones de exploraciones complementarias, que pueden llegar a ser iatrogénicas, donde el enfermo a menudo se siente incomprendido y maltratado por el sistema sanitario.
Impacto en el comportamiento
"El DPC tiene frecuentemente un gran impacto tanto en el ámbito del comportamiento como en el cognitivo, sexual y emocional, provocando una clara afectación sobre la calidad de vida de las personas que sufren esta enfermedad", afirma el doctor Francisco Nohales Alfonso, ginecólogo en el Policlínico de Valencia y coordinador del Grupo de Trabajo de Dolor Pélvico de la SED, que ha moderado la Mesa 'Aspectos fundamentales del DPC: su carácter multidisciplinar', con la participación del traumatólogo Francisco Javier García Esteo, el fisioterapeuta Sergio Toba Martínez y la sexóloga Marta Loriente.
La Asociación de Dolor Pélvico Crónico (ADOPEC) ha tratado también el impacto que tiene el DPC en los pacientes a través de la participación de Sara Somoza y Carlos Balshen, que han explicado cómo les afecta esta patología en cuanto a cargas físicas, emocionales, interpersonales, económicas... "Es vital lograr implicar al paciente en su recuperación con actividad física regular, intentando tener un buen descanso nocturno, mantenerse activo y participar en actividades laborales y/o de ocio, terapias de relajación o fisioterapia rehabilitadora", ha explicado Lydia Serra Llosa, fisioterapeuta en la Unidad de Suelo Pélvico de las clínicas Premium Madrid.
El acto también ha reflexionado sobre cómo planificar y mejorar la atención al paciente con DPC compartiendo experiencias institucionales desde la creación de una Unidad de Atención Multidisciplinar de DPC, como la del Hospital Puerta de Hierro, así como centrándose en el enfoque estratégico de la atención del dolor y la necesidad de una formación especializada necesariamente conjugada con la multidisciplinaridad.