La importancia de dormir bien para la salud se ha demostrado en diversas ocasiones. Incluso la Asociación Américana del Corazón (AHA) incluía el año pasado dormir a la lista de los aspectos más importantes para tener una buena salud del corazón y el cerebro. Ahora, un nuevo estudio ha demostrado que dormir bien también ayuda a nuestro sistema inmunológico a responder a la vacunación.
En la investigación, publicada en la revista Current Biology, participó un equipo de las universidades de Chicago (Estados Unidos) y Lyon (Francia). Los investigadores observaron que las personas que dormían menos de seis horas por noche, producían significativamente menos anticuerpos que aquellas personas que dormían siete horas o más. En concreto, el déficit de sueño equivalía a dos meses de disminución de anticuerpos.
En este sentido, Eve Van Cauter, autora principal del estudio y profesora emérita de la Universidad de Chicago, explicó que "dormir bien no solo amplifica, sino que también puede extender la duración de la protección de la vacuna", según recoge la revista Science Daily.
Junto a Karine Spiegel, del Instituto Nacional de Salud y Medicina de Francia, y autora principal también, publicaron en 2002 un estudio histórico sobre los efectos del sueño en la vacunación. Con la llegada de la pandemia del coronavirus, la vacunación masiva se convirtió en una prioridad internacional, tras lo cual Spiegel y Van Cauter decidieron resumir todo lo que se conoce hasta ahora sobre el efecto de la duración del sueño en la respuesta de la vacuna.
Mayor efecto negativo para los menos de 60 años
Para ello, revisaron la literatura, combinaron y volvieron a analizar los resultados de siete estudios que vacunaron contra la gripe y la hepatitis A y B. En ese análisis, los investigadores compararon la respuesta de anticuerpos de las personas que durmieron entre 7 y 9 horas, lo que está considerado por la Fundación Nacional del Sueño como una cantidad "normal" para los adultos, con aquellos que en su lugar durmieron menos de 6 horas por noche.
Observaron que, por lo general, dormir menos de 6 horas por noche reducía la respuesta inmunitaria a la vacunación, aunque al analizar a hombres y mujeres por separado, el resultado solo fue significativo en los hombres, mientras que el efecto de la duración del sueño en la producción de anticuerpos fue más variable en las mujeres, algo que podría deberse a la fluctuación de los niveles de hormonas sexuales en mujeres, señalaban.
"Sabemos por estudios inmunológicos que las hormonas sexuales influyen en el sistema inmunológico", explicaba Spiegel. "En las mujeres, la inmunidad está influenciada por el estado del ciclo menstrual, el uso de anticonceptivos y la menopausia y el estado posmenopáusico, pero desafortunadamente, ninguno de los estudios que resumimos tenía datos sobre los niveles de hormonas sexuales".
Por edades, dormir menos de lo recomendado tuvo un mayor efecto negativo en los niveles de anticuerpos para las personas entre los 18 y los 60 años, que en las personas mayores de 65 años. "Esto no fue sorprendente porque los adultos mayores tienden a dormir menos en general; pasar de siete horas de sueño por noche a menos de seis horas no es un cambio tan grande como pasar de ocho horas a menos de seis por noche", señalan.
La duración del sueño en las personas se midió de diferentes maneras, a través de relojes de pulsera con detección de movimiento, en un laboratorio de sueño o siendo los propios participantes quienes informaron de la duración de sueño. Los investigadores destacaban que dormir menos de lo recomendado se asoció con niveles inferiores de anticuerpos en mayor medida en los estudios que utilizaron medidas objetivas del suelo.
"Cuando observa la variabilidad en la protección proporcionada por las vacunas COVID-19, las personas que tienen condiciones preexistentes están menos protegidas, los hombres están menos protegidos que las mujeres y las personas obesas están menos protegidas que las personas que no tienen obesidad. Esos son todos los factores sobre los que una persona individual no tiene control, pero puede modificar su sueño", explicaba Van Cauter, que considera que saber que el tiempo que se dedique a dormir afecta a la vacunación, podría dar a las personas "cierto grado de control sobre su inmunidad".
Sin embargo, los investigadores consideran que todavía "necesitamos comprender las diferencias de sexo, qué días alrededor del momento de la vacunación son los más importantes y exactamente cuánto se necesita dormir para que podamos orientar a las personas". Y añadía: "Vamos a vacunar a millones y millones de personas en los próximos años, y este es un aspecto que puede ayudar a maximizar la protección".
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.