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La edad a la que una mujer da a luz a su último hijo podría influir de forma significativa en la esperanza de vida de esta. Así lo pone de manifiesto un estudio de The Journal of the North American Menopause Society, publicado en noviembre de 2020.
En concreto, el ensayo concluye que la maternidad tardía está asociada a una mayor longitud de los telómeros, los extremos de los cromosomas que tienen a ver con la longevidad de las personas. Los telómeros no contienen información genética en sí mismos, pero su función es preservar la integridad de los cromosomas. El problema es que se vuelven más cortos y menos efectivos con el tiempo y su estado es uno de los marcadores que determina la edad biológica de un individuo a nivel celular.
La investigación ha sido llevada a cabo con un total de 1.200 mujeres perimenopáusicas y posmenopáusicas. En ellas se ha podido comprobar que las mujeres que dan a luz a su último hijo más tarde en la vida tienen una mayor probabilidad de tener telómeros más largos, lo que implica que tienen más posibilidades de vivir más tiempo. Estos datos brindan una nueva perspectiva sobre la relación biológica entre la historia reproductiva y la salud a largo plazo.
No obstante, los científicos afirman que todavía queda mucho camino “para determinar si realmente la edad materna en el último nacimiento hace que los telómeros se alarguen o si la longitud de los telómeros sirve como un indicador de la salud general y se corresponde con la capacidad de una mujer de tener un hijo a una edad más avanzada”, aunque la relación parece fuera de toda duda, según recogen los expertos.