El envejecimiento de la población es cada vez mayor y uno de los retos que, como sociedad, debemos hacer frente cuanto antes. Y es que, a pesar de vivir cada vez más años (en España la esperanza de vida se situaba en 2022 en 83,2 años, según el informe España: Perfil sanitario nacional 2023, publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), la clave está en poder vivir esos años con calidad de vida.
"En esta etapa de la vida, el entorno (se incluye hogar, vecindario y comunidad) afecta de manera considerable a través de barreras o incentivos que afectan a las oportunidades, las decisiones y el comportamiento. Son elementos que en muchos casos se pueden elegir por lo que, para mejorar las condiciones de vida, no parece mala estrategia que las viviendas se adapten a las necesidades presentes y futuras". Así lo refleja el Primer Estudio Nacional sobre la Vivienda a partir de los 55 años, impulsado por Leroy Merlin (@leroymerlin_es) junto al Colegio de Arquitectos de Madrid (@COAMadrid) y realizado por Sigma Dos.
Este estudio realizó una encuesta a 1.801 personas mayores de 55 años, quienes dieron respuesta a cómo ven el futuro de su vivienda. Los datos resultantes "describen interesantes cuestiones como la capacidad de las viviendas para responder a la evolución física, emocional, familiar y social; las necesidades que no se detectan, las adaptaciones que se realizan y cuáles evitar; y finalmente, cuáles son las motivaciones y barreras para reformar", explican en un comunicado. El estudio incluye el análisis de expertos en gerontología, interiorismo y arquitectura, que alertan que "más allá de eliminar las barreras arquitectónicas que pueden limitar nuestra movilidad como cambiar la bañera por la ducha, también debe darse respuesta a otros aspectos esenciales como el arraigo, la autonomía y el bienestar".
Foto: Leroy Merlin
En este sentido, el director de Marca y Comunicación de Leroy Merlin, Sergio Vicente, comentaba durante la presentación del estudio, que se llevó a cabo en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, que "con nuestra experiencia de atención al cliente hemos detectado que hay bastante desconocimiento sobre las adaptaciones que pueden hacer para prolongar la vida en el hogar".
De esta forma, con este informe "queremos invitar a la reflexión, pero sobre todo abrir la conversación en relación a si nuestras viviendas están adaptadas para esa fase de la vida", añadía.
No poder seguir viviendo en el hogar, lo que más preocupa
La principal preocupación de los mayores de 55 años es no poder seguir viviendo en sus hogares, tal y como señala el estudio, que revela que aunque al 83% le preocupa tener dificultades para seguir valiéndose por sí mismos en sus casas cuando sean mayores, solo el 42%ha realizado cambios en su vivienda para adaptarla. De hecho, el 68% no considera necesario adaptarla hasta los 71 años.
Para los expertos, que señalan la importancia de vivir todo lo posible en el hogar para el bienestar de la persona, el edadismo y la gerontofobia son las razones de retrasar esta decisión, y destacan que la franja "idónea" para realizarlas sería entre los 55 y los 65 años.
En cuanto a las reformas más acuciantes, el 63,6% considera que lo prioritario es la adaptación de la vivienda a las nuevas condiciones físicas para poder seguir moviéndose con libertad sin ayuda, como la reforma del baño, la más frecuente. El 53% coincide en la importancia de la prevención de problemas de dependencia y el 52,5% en la mejora de la seguridad para evitar posibles caídas o accidentes domésticos.
Aunque retirar alfombras, reducir los elementos que hay en los espacios, como enseres y muebles, o mejorar la iluminación, ya puede ayudar en este sentido, según los arquitectos e interioristas consultados por este estudio. Así como aprovechar el espacio que puede quedar libre tras la marcha de los hijos o con la jubilación. Aunque no se trata de acabar con todos los objetos, advierten, ya que suponen un "arraigo", sino de encontrar "un término medio".
Por su parte, el 45,4% de los encuestados se mostraba a favor de renunciar a algo de espacio en su vivienda para reformarla y adaptarla a sus necesidades futuras. En menor medida, el 18,8% está dispuesto a renunciar a cierta identidad, el 15,7% a los recuerdos, el 15,2% a la comodidad y el 4,9% a la intimidad.
"Esa defensa a ultranza de la intimidad en la vejez nos lleva a veces a rechazar atractivas oportunidades de viviendas adaptadas en régimen de cohousing o coliving, un tipo de hogar compartido muy interesante para afrontar los retos de la edad", indica Juan Juárez, arquitecto y socio del estudio de arquitectura ARQUID. "Pero se trata de un prejuicio sin fundamento", añade, asegurando que "la vivienda colaborativa tiene muy en cuenta la privacidad".
Principales adaptaciones que se hacen en las viviendas
Como ya se mencionaba, la adaptación del baño es la más frecuente (41,3%), mientras que solo el 8,6% realiza adaptaciones para mejorar la iluminación del hogar, a pesar del deterioro generalizado de la visión en este colectivo, señalan. De hecho, el 90% de los encuestados ya había realizado una reforma en el baño, mientras que solo el 35,5% lo había hecho en la cocina y un 10,2% había realizado un ensanchamiento de los pasillos y las puertas.
Ante esto, Sara Solé Wert, arquitecta y socia fundadora de tresunouno, comenta que "cambiar los sistemas de almacenaje de la cocina, que nos eviten agacharnos o coger cosas de armarios demasiado altos, es ya motivo para acometer una reforma".
Otro dato revelador es que el 36,1% de los encuestados prefieren, en el caso de decidirse a hacer reformas, que alguien se encargue de tomar todas las decisiones. "Estamos notando un aumento en la demanda de proyectos llave en mano", afirma Sergio Vicente. "Los clientes quieren que les asesoremos y ayudemos a seleccionar los productos, pero también que se los instalemos sin que ellos tengan que participar en este último proceso".
Destacan, a su vez, que la principal barrera a la hora de adaptar la vivienda es el dinero, especialmente en los hogares con menos ingresos (53,2%). Señalan, así, que el 44% de los mayores de 55 años invertiría más de 5.000 euros en adaptar su vivienda. Le siguen las trabas que pueden poner los hijos, al no autorizar o validar las reformas propuestas.
Los expertos consultados por este estudio destacan finalmente "el inmenso hueco de mercado que existe actualmente" en cuanto a la adaptación de las viviendas de los mayores, tanto en la explicación como en la previsión de cómo podrían mejorarse sus hogares y las reformas que se deberían llevar a cabo para ello. Así, concluyen que "falta información sobre las necesidades de nuestro hogar en esta etapa de la vida".
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.