De todas las tendencias de futuro que barajan los expertos, algunas llegarán a materializarse y otras no. Pero hay una que se cumplirá casi con absoluta certeza: el envejecimiento de la población. Una de cada 9 personas en el mundo tiene 60 años o más en la actualidad. Y las previsiones del Instituto Nacional de Estadística (INE) apuntan a que en dos años, el 20% de los españoles tendrá más de 65 años. En 2030, el porcentaje aumentará al 25% y en 2050 llegará al 35%.
España será entonces el segundo país más envejecido del mundo, por detrás de Japón, y habrá 76 jubilados por cada 100 habitantes en edad de trabajar. "El envejecimiento de la población constituye una de las tendencias más significativas registradas en el siglo XXI. Estamos ante un mundo que envejece y este hecho tendrá indudablemente un gran impacto en la sociedad, la economía y nuestro tejido empresarial", afirman desde la Fundación Seres en la presentación del informe sobre Envejecimiento de la población.
Retos sociales del envejecimiento
Fuente: Fundación Seres
No poder caldear la casa en invierno o no poder consumir alimentos con proteínas tres veces en semana. Los retos del envejecimiento están aumentando, especialmente tras una larga crisis económica en la que los mayores se han convertido en un apoyo para la familia dado el elevado impacto del desempleo. Otro elemento que destaca la Fundación Seres es la accesibilidad y las dificultades de inclusión de las personas mayores en diversos ámbitos de la sociedad.
Las personas mayores y el envejecimiento activo plantean a los servicios y productos el reto del diseño universal, incidiendo en la accesibilidad física que garantice el uso y la movilidad; la accesibilidad e inclusión social, fundamentalmente en torno a la socialización y la participación. Por otro lado, existe un riesgo de cronificar una situación de desempleo a partir de los 55 años, que puede abocar a millones de personas en España a una situación de vulnerabilidad y riesgo de exclusión, según señala el estudio.
Y sobre todo, afrontar el deterioro de la salud como "una consecuencia que tarde o temprano llega con el envejecimiento y se convierte en un elemento de vulnerabilidad", afirman los autores del informe. Este deterioro de la salud puede provocar situaciones de dependencia en las personas mayores, problemas de financiación de los servicios públicos, pensiones y vivienda social, o incluso presión en los servicios sanitarios y sociales.
Soluciones
Las soluciones pasan por involucrar a todos los actores, incluidas las empresas, según plantea la Fundación Seres, pero en todas es necesario un punto de vista innovador y un trabajo en red con la sociedad y las ONGs. "Para ello, lo primero que hay que hacer es cambiar los conceptos mentales que tienen las personas y las empresas sobre el envejecimiento. Para las personas supone una oportunidad, pero es necesario planificar ese nuevo periodo de la vida. Y de parte de las empresas, tomar en cuenta nuevas políticas de recursos humanos y desarrollo de productos y servicios en el contexto de la longevidad".
De ahí que se abren nuevos horizontes que supondrán cambios en los estilo de vida, la renta de cara a la jubilación, la posibilidad de trabajar más allá de los 65 años o la incorporación al mercado laboral con más de 55 años, tal como urge el informe. Además señalan el estilo de vida como herramienta para afrontar una vejez con buena salud y la necesidad de crear herramientas, apoyo, formación e información a las personas mayores y sus cuidadores.