Ante la avalancha de casos de coronavirus en las residencias, los empleados del centro residencial de mayores San Jerónimo, en Estella (Navarra), han decidido encerrarse con los usuarios hasta que remita la pandemia. La razón: evitar la rotación de personal y, de esta manera, prevenir posibles contagios.
Así, desde este lunes, toda la plantilla (15 trabajadores) lleva durmiendo en colchones colocados en los espacios comunes de este centro que cuenta con 62 usuarios. "Tenemos la residencia llena y nos hemos colocado en los lugares que menos se estaban utilizando, como los despachos, las zonas de visitas, los vestuarios, la sala de juntas, etc.", ha explicado a 65Ymás el director de San Jerónimo, David Cabrero.
No tienen casos con síntomas
"En el hospital de Estella sí que hay casos de coronavirus, pero en nuestro centro no. Tuvimos un amago el lunes 16, con una persona que empezó con sintomatología y lo trasladamos al hospital, pero al final resultó ser negativo y volvió a la residencia", relata.
Por lo demás, asegura, todos los empleados y residentes están sanos y, según cuenta, se "toman la temperatura dos veces al día", como medida de precaución.
Igualmente, han limitado el contacto con el exterior. "La cocina en estos momentos no la hemos podido asumir tal y como la teníamos, porque las cocineras tenían necesidades en casa que tenían que atender y ahora nos traen la comida de un cáterin. Entran, dejan la comida y se van. No firmamos albaranes para evitar contagios", explica.
Además, comenta, cumplen con los protocolos del Gobierno de Navarra. "Si las personas no tienen sintomatología no debemos utilizar los Equipos de Protección Individual (EPI), sólo se usan para aquellas personas que desarrollan el virus. Tenemos que tomar otra serie de medidas, como realizar el lavado de manos e intentar velar por el distanciamiento de las personas. Por otra parte, con los que tienen enfermedades crónicas respiratorias nos ponemos mascarilla o repartimos los turnos de comida para que coman de forma individual", señala.
Con todo, reconoce que tampoco tienen mucho material, sobre todo si se diese un caso de coronavirus. "De mascarillas, mal que bien, nos vamos apañando, pero lo que no tenemos son batas antisalpicaduras", sostiene.
Las familias están agradecidas
"La reacción del personal, tanto de los que han entrado como de los que se han quedado fuera, ha sido muy buena. Las familias de los trabajadores, en general, también se lo han tomado bien y se han animado. Todos están muy colaborativos", señala el director.
Y por encima de todo, quienes han apreciado más la iniciativa son los residentes. "Se han mostrado muy agradecidos y sorprendidos. De primeras, estaban con miedos e incertidumbres por todo lo que pasaba fuera, pero gracias a esta fórmula están mucho más tranquilos. Eso sí, se preocupan por nosotros, nos preguntan: '¿Has dormido bien? ¿Qué tal has comido?'", apunta.
De momento, llevan menos de una semana de confinamiento, pero se plantean aguantar al menos "15 días" aunque, reconoce el director, "vamos a ver como se desarrolla el día a día y habrá que ver las fuerzas que tenemos".