Un hombre de 60 años ha sido encontrado sin vida en su domicilio en la ciudad de Valencia, donde llevaba varios días muerto, según confirmaron más tarde fuentes de la Policía Local, que acudieron a la vivienda junto con efectivos de Bomberos y del Cuerpo Nacional de Policía. El cuerpo fue hallado después de que amigos del fallecido notasen su ausencia tras varios días sin saber nada de él.
"Los amigos no tenían noticias de él, por lo que llamaron a la policía y los bomberos", relato una vecina a Levante-EMV. Así, tras cinco días sin saber nada de él, los equipos de emergencia hallaron el cadáver del sexagenario en su cama, en su domicilio ubicado en la Avenida Cardenal Benlloch 76, donde la noticia ha conmocionado a vecinos y amigos, ya que, según indican, el hombre era muy querido en la zona.
El hombre vivía solo, solo con dos perros pequeños que, por el momento, serán asumidos por Modrepan, una protectora de animales de la ciudad de Valencia.
Según se ha dado a conocer, el hombre había estado enfermo desde hacía algunas semanas con, al parecer, tos intensa y problemas para respirar. "Era un hombre, muy, muy querido en el barrio. El bar, la gestoría, los vecinos... todos estamos llorando su partida", ha asegurado una de las vecinas.
Muertes en soledad
Lamentablemente, este no es un caso aislado de muerte en soledad, sino que se han conocido diversos sucesos parecidos cada cierto tiempo en los últimos meses. De hecho, esta problemática se hizo aún más patente durante la crisis del coronavirus, ya que además de cebarse con las personas mayores, muchos de ellos fallecían en sus propios domicilios, aislados e ignorados. Así lo demostraron a este diario datos del número de intervenciones en las que los bomberos de Madrid tuvieron que sacar de su domicilio cuerpos de personas que murieron solas, una cifra que aumentó durante el mes de marzo del primer año de pandemia un 57%, respecto al año anterior. La mayoría eran mayores de 65 años.
Así, a finales del año anterior, en noviembre y octubre de 2022, respectivamente, se conocía el caso de una vecina en Gijón de 45 años de edad que había sido encontrada muerta cuando se procedía al desahucio de la vivienda que tenía alquilada. Debido al avanzado estado de descomposición, se sospechó que la mujer podría llevar meses muerta. De hecho, la propietaria de la vivienda había solicitado el desahucio después de meses en que su inquilina no pagaba la renta ni tampoco podía localizarla.
Del mismo modo, en A Coruña se conoció la noticia de que una persona mayor había sido encontrada también sin vida en su vivienda, después de que los vecinos alertasen del mal olor. Cuando los bomberos acudieron al domicilio y entraron dentro, fue cuando hallaron el cuerpo de la mujer ya fallecida, de la que se desconocía si tenía familiares, así como las causas de la muerte. Sin embargo, los vecinos indicaron que hacía tiempo que "echaban en falta" a la mujer, pero no fue hasta que no notaron el mal olor que pensaron que podía haber pasado algo y dieron la voz de alarma.
Esa misma semana, se conocía el caso de otra mujer que había sido encontrada sin vida en su vivienda. Fue su hija quien alertó a los servicios de emergencia después de varios días sin saber nada de su madre, que fue hallada sin signos de violencia el pasado mes de agosto.
Lo que está claro es que la soledad hace estragos y, en concreto, la soledad no deseada se ha convertido en los últimos años en uno de los mayores problemas de nuestra sociedad actual, razón por la cual ha sido considerada en más de una ocasión como la pandemia invisible. En este sentido, recientemente un grupo de investigadores proponía aumentar la intervención comunitaria ante este aumento de la soledad no deseada, que afecta a toda la sociedad, pero especialmente a las personas mayores.
Entre los 60-64 años hay un mayor sentimiento de soledad no deseada que se relaciona con sentimientos de miedo, tristeza, angustia e indefensión. Y en el caso de los mayores de 75 años, se ha constatado una mayor autoimagen de persona sola. Así lo proponía el Estudio sobre bienestar psicológico de las personas mayores y la soledad no deseada, impulsado por la Diputación de Castellón conjuntamente con el Laboratorio Servicios Sociales Benicarló-Vinaròs y el Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local de la Universitat Jaume I (UJI).
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.