No tener discapacidad, no tener limitaciones de movilidad, no tener dolor, tener buena salud, tener buena función cognitiva. Pero también contar con un buen estado de ánimo, estar comprometido con actividades productivas, ya sea un trabajo remunerado, ayudar a la familia o voluntariado; tener buenas relaciones sociales, tener una vida satisfactoria y tener el control sobre la propia vida. Estos son los factores que para las personas mayores significa envejecer bien. “Pero para ello, hacen falta recursos, de hecho el aspecto que más determina el buen envejecer de las personas son los ingresos” ha dicho María Victoria Zunzunegui, experta en geriatría y gerontología, epidemióloga y miembro del Comité de Expertos de 65Ymás.
Hay tres factores que explican la mayor parte del buen envejecer. Los ingresos es el más importante. “Las personas que tienen ingresos suficientes tienen un envejecimiento 14 puntos mejor que las personas con ingresos insuficientes”. Por detrás, se sitúan otros dos factores: hacer actividad física y ser propietario de la vivienda. “El punto en el que España falla estrepitosamente es en el tema de los ingresos”, ha dicho Zunzunegui.
“El aumento de las pensiones al Salario Mínimo Interprofesional como pensión mínima es fundamental si queremos tener un buen envejecimiento” ha asegurado María Victoria Zunzunegui. “En nuestro país las pensiones son muy bajas. La meta de poner las pensiones mínimas al nivel de Salario Mínimo Interprofesional es una meta totalmente justificada si queremos parar la discapacidad en la vejez, conseguir envejecer con buena salud y, en general, tener un buen envejecimiento”, ha dicho. Además, los datos nos dicen que con ingresos insuficientes “la fragilidad se adelanta en una media de 3,5 años”, ha dicho la experta. “Y esto es muchísimo, es una cifra para reflexionar”.
Es una de las principales conclusiones expuestas durante la jornada ‘Envejecimiento saludable’ organizada por la Fundación Edad&Vida en el marco del ‘I Foro de Envejecimiento’, en el que se analizó este aspecto básico para responder a los restos de la mayor longevidad con una óptima calidad de vida.
España, el país europeo que más esperanza de vida ha perdido por la pandemia
“En España la gestión de la pandemia ha sido bastante mala y en Madrid ha sido terrible. Hemos perdido, en Madrid, dos años de esperanza de vida en el caso de los hombres y cerca de 1,5 las mujeres” ha asegurado Zunzunegui. Salvo en algunos países nórdicos como Finlandia o Dinamarca, todos los países europeos han perdido esperanza de vida. “España ha sido el país de Europa que más esperanza de vida ha perdido, con un 1,6 años. Le sigue Bulgaria que ha perdido 1,5 años de esperanza de vida. Francia ha perdido 0,7 y Alemania 0,2”
Pese a esto, España sigue teniendo una longevidad muy alta. “Y esto ocurre porque vivimos en un estado de bienestar, tenemos una nutrición muy saludable con la dieta mediterránea, tenemos el hábito de caminar, unas redes sociales muy fuertes, de familia y entorno de vecinos y barrio; y, por último, un sistema público de salud muy bueno, que atiende casi la totalidad de los servicios que necesitamos”, ha Asegurado Zunzunegui.
Sin embargo, la experta ha alertado de que “la esperanza de vida no es algo que tengamos asegurado. Hay que ser realistas, la esperanza de vida no es una constante, depende de lo que hagamos”.
El impacto de la violencia machista sobre el envejecimiento
La investigación acerca del envejecimiento desde una aproximación de género aún es escasa. Sin embargo, Zunzunegui relaciona la violencia machista con un peor envejecimiento. “Hay una diferencia entre el buen envejecer entre hombres y mujeres, a favor del hombre, que se explica por la mayor experiencia y exposición a la violencia en la familia y con la pareja que tienen las mujeres y con la mayor percepción de inseguridad en su barrio”, explicó la experta. “Las mujeres tienen mayor exposición a la violencia dentro y fuera del hogar, y eso explica la diferencia en el buen envejecer entre hombres y mujeres”.
La colaboración público-privada permitirá ser más eficientes
La colaboración público-privada, en el actual escenario de envejecimiento demográfico, se prevé como un elemento determinante para conseguir un sistema sanitario sostenible, accesible y equitativo para todos. Para analizar el punto de vista de la empresa privada, las jornadas celebraron un debate entre Alicia Sánchez, directora del Área Asistencial de SegurCaixa Adeslas; Ana Lozano, médico general de QuirónSalud; Joan Pinyol, director general de la Fundación Salud y Persona; e Ignacio Dávila, Health & Education Innovation Manager de Vodafone Business, moderado por Fernando Bandrés Moya, Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Fundación Tecnología y Salud (Fenin).
“Actualmente hay dos millones y medio de personas en España que se sienten solas”, destacó Joan Pinyol, de la Fundación Salud y Persona. “Debemos prestar atención a sus necesidades para combatir el aislamiento, la tristeza, el miedo o la gestión del duelo. La salud emocional es un pilar básico para su bienestar”, añadió.
En la misma línea, Ana Lozano, de QuirónSalud resaltó el concepto de fragilidad asociado al ingreso hospitalario. “La fragilidad es un estado asociado al envejecimiento y los hospitales deben coordinarse con otros niveles asistenciales para hacer un seguimiento del paciente, así como a la hora de darle el alta, para que se sienta seguro”, dijo. “Debemos tener una visión holística y multidisciplinar del paciente mayor, implicándole en sus cuidados, para que el ingreso hospitalario no sea hostil”.
En este sentido, la tecnología juega un papel clave para acercar los servicios socio sanitarios a las personas mayores. Pero, tal y como alertó Ignacio Dávila de Vodafone Business, “la tele asistencia, la telemedicina o la medicina predictiva son realidades imposibles sin tecnologías como el 5G, el Internet de las Cosas, la Nube, o la Realidad Virtual y Aumentada. La tecnología contribuye al envejecimiento saludable y activo y otorga una mayor autonomía cuando la movilidad está limitada”.
De nuevo, el debate volvía a incidir en la necesidad del compromiso y colaboración parte del sector privado. “Hay que tener en cuenta que casi el 25% de los españoles confía en el sistema privado de salud, así que es fundamental que exista una óptima colaboración entre el sistema público y privado para dar respuesta a todas estas necesidades” dijo Alicia Sánchez de SegurCaixa Adeslas, quien reconoció que “la longevidad es un reto para las aseguradoras de salud, que deben repensar sus servicios para lograr una oferta adecuada a las necesidades de las personas mayores”.
Sobre el autor:
Beatriz Torija
Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.