Un testamento es una "declaración que de su última voluntad hace alguien, disponiendo de bienes y de asuntos que le atañen para después de su muerte", señala la RAE. Es decir, es un documento que deja por escrito la última voluntad del testador, y quién recibirá sus bienes.
En España, cualquier persona mayor de 14 años puede redactar este documento, y es importante hacerlo porque si no será la ley quién decidirá por nosotros el destino de nuestro patrimonio.
Lejos de lo que pueda pensarse, redactar este documento no es un proceso complicado, es más, es bastante económico (su precio está en torno a los 50 euros) y sencillo, ya que solo hay que desplazarse a alguno de los 3.000 notarios que hay en España.
Además, es un documento que puedes cambiar tantas veces como quieras, y solo el testador tendrá acceso a su contenido antes de su fallecimiento. Para hacerlo solo es necesario acudir con el DNI al notario y dejar por escrito nuestra voluntad. El notario lo redactará por escrito, reflejando con claridad el lugar, la fecha y la hora en que se ha otorgado, sin que se necesite la presencia de testigos, salvo en casos determinados (cuando el testador es invidente, si no sabe o no puede firmar, o no puede leer por sí mismo el testamento, etc.).
Ahora bien, de la misma manera que la ley establece que hay una serie de mínimos que hay que respetar que son la parte legítima, que corresponde a los descendientes, ascendientes y cónyuge; la parte de mejora es el tercio que se utiliza para mejorar la herencia de uno o todos los herederos legítimos (existen particularidades por Comunidades Autónomas); y por último, el tercio de libre disposición que se puede distribuir libremente, es necesario saber que hay una serie de errores que debemos evitar cometer, para que nos causen problemas.
No describir de manera adecuada la herencia
Las herencias suelen ser el origen de conflicto de muchas familias, y por eso es muy importante ser muy meticulosos a la hora de repartir nuestros bienes, y dejar por escrito quién se quedará con nuestros bienes, tanto los que tienen más valor económico, como aquellos que tienen un valor más sentimental.
Lo mejor es intentar encontrar un equilibrio a la hora de hacer la división si lo que se pretende es que todos los herederos reciban por igual.
No revisar el documento
Como explicábamos anteriormente, el testamento se puede actualizar tantas veces como se quiera, y esto suele ser importante, especialmente si ha habido divorcios o si el testador se ha vuelto a casar y a formar una familia nueva.
Además, también puede ocurrir que desde que se hizo el testamento hasta el momento de fallecer, los bienes hayan ido cambiando, y es necesario mantener actualizado el documento para que al producirse su lectura no haya sorpresas.
Es relevante señalar que el último testamento válido será el último documento que se modifique, que se enviará al Registro de Actos de Última Voluntad.
El albacea
Cuando una persona fallece hay dos figuras que cobran especial importancia: el administrador de bienes y el albacea, que representarán la herencia del fallecido hasta que esta sea repartida entre todos los herederos, siempre cumpliendo la voluntad de la persona que redactó el testamento. La principal diferencia radica en la persona que los designa, es decir, el albacea es nombrado por el testador, mientras que el administrador es designado por un tribunalcuando no hay testamento, no es válido o los herederos no se ponen de acuerdo en el reparto.
Entre las funciones más comunes de la albacea se encuentran la interpretación del testamento, administrar, contar y partir los bienes de la herencia. También se encarga de pagar las deudas de la herencia y proteger los bienes que se hayan heredado.
El testador puede elegir quién ocupará esta figura, que deberá cumplir con una serie de requisitos (ser mayor de edad y poder obrar judicialmente). El problema de nombrar a más de una albacea es que puede haber problemas entre ellos, al tener interpretaciones diferentes del documento.
Por eso, lo que se recomienda es nombrar un albacea principal y otros suplentes por si a caso hubiera algún problema.
¿Dónde está mi testamento?
El fallecido es el encargado de redactar y guardar su testamento, y esto puede convertirse en un problema, si no comunica a nadie dónde tiene guardado este documento. Por eso, conviene saber que se puede pedir a un abogado que nos guarde el documento, o simplemente comunicar a una persona de confianza donde se ha guardado.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.