El delirium o síndrome de confusión aguda en personas mayores se caracteriza por una alteración aguda en la atención y la cognición que desarrolla en un corto periodo de tiempo. Muchos de los casos aparecen cuando los mayores tienen que ser ingresados en el hospital para someterse a alguna operación.
Los síntomas de esta confusión incluye estados de excesiva agitación en el mayor de los casos, alucinaciones o hiperactividad, a estados comatosos o de mucha somnolencia.
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ha explicado en el Observatorio Nacional de Valoración Integral en Personas Mayores que "la mortalidad es el doble entre los pacientes con delirium que entre los que no lo presentan". Además, esto aumenta el riesgo de demencia y de terminar en una residencia al ser más dependientes.
Con la pandemia esta situación se ha agravado, y entre un 25% y un 37% de pacientes hospitalizados en planta, y un 65% en las unidades de cuidados intensivos (UCI) llega a desarrollar delirium: "Desarrollar un delirium durante la infección por COVID-19 también se asocia a un peor pronóstico, con mayor mortalidad, incluso tras ajustar por comorbilidad y gravedad de la enfermedad", alertan los geriatras.
Síntomas
El delirium y la demencia son dos cosas diferentes. El primero aparece de forma contundente en cuestión de horas o días, y es reversible en semanas o días. Mientras que la demencia es gradual, progresiva e irreversible.
Los síntomas más habituales que según la SEGG son:
Cambio del estado mental de forma aguda y fluctuante.
Desorientación temporal y espacial. Puede incluso dejar de reconocer a los familiares.
Decir cosas incoherentes.
Ver o sentir cosas que no son reales.
La inquietud y la agitación se agudizan durante la noche.
También es habitual que experimente una somnolencia excesiva, que puede alternarse con episodios de gran agitación.
Mayor irritabilidad y desconfianza.
Se puede prevenir
Los geriatras han recordado que entre el 30 y el 40% de los casos de delirium se pueden prevenir mediante unas serie de pautas bastante sencillas. De esta forma los familiares y el entorno más cercano puede ayudar a los mayores a no sentirse desorientados durante su ingreso en el hospital:
Acompáñelos durante las primeras 48 horas del ingreso, también por la noche.
Siempre que sea posible, estimule la movilidad del mayor, moviéndole, animándole a pasear…
Si lleva gafas o audífonos asegúrese de que los usa también durante la estancia en el hospital.
Procurar que descanse por la noche y esté activo durante el día. Hable con él, que lea, algún juego de mesa…
Reorientar. Es conveniente explicarles el por qué están ingresados, qué día es de la semana, del mes, dónde están, etc.
También se les pueden facilitar objetos personales para que su estancia sea más agradable (fotos, su radio, etc.…).
Asegurarse de que bebe suficiente agua y que come lo que los sanitarios han indicado.
¿Qué hacer si ya tiene delirium?
Hay veces que las recetas de los geriatras no impiden a los mayores caer en el delirium, y para estos casos la SEGG recomienda:
Si su familiar sufre cualquier cambio en su estado mental o comportamiento como confusión, agitación o demasiado sueño, comuníquelo al personal sanitario.
Aunque a veces sea muy complicado, hay que mantener la calma. Al hablar, utilizar palabras claras y sencillas, no elevar el tono y dirigirse a ellos con suavidad.
No llevarles la contraria y tener paciencia para explicarles las cosas las veces que sea necesario.
Cuantas menos visitas, mejor. Por lo menos hasta que el delirium remita.
Acompañar al paciente de noche si vuestra presencia le da tranquilidad.
Y, por último, seguir las mismas pautas vistas para la prevención de este importante síndrome geriátrico.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.