Una esquela y un velatorio para denunciar la 'muerte' del único banco del pueblo

La oficina de Abanca situada en el Concello de Campo Lameiro, en Pontevedra, tiene previsto cerrar esta semana, y los vecinos han decidido manifestarse con un velatorio irónico para denunciar la pérdida de un servicio esencial para los habitantes del municipio.

Tanto el grupo de gobierno, como el responsable de prensa del Concello se han encargado de diseñar la esquela con la que anunciar la pérdida de la oficina.

El pasado lunes, la villa amanecía empapelada con las esquelas, que invitan a los vecinos a participar en el velatorio. En ella se puede leer que la sucursal ha fallecido atropellada a manos de Juan Carlos Escotet (presidente de Abanca), al que además le declara una persona non grata, y empresario despiadado.

Un cortejo fúnebre 

La ironía de la esquela va más allá y Escotet será declarado oficialmente persona non grata en Campo Lameiro, después de que todos los grupos políticos se hayan puesto de acuerdo para aprobarlo en el pleno: "Si no se echa atrás y reconsidera su posición, sí. Ya ordenamos a los funcionarios que inicien el expediente. Parece un atropello lo que están haciendo, el ayuntamiento se queda sin banco", explica el alcalde Carlos Costa.

 

 

El objetivo del Ayuntamiento es que los responsables del cierre de los servicios en medios rurales se avergüencen de ello, y por eso en la esquela también se ironiza con la familia que llora la pérdida de la oficina: su progenitor: el Banco de España (ausente), hermanos: Abanca Vilaxoan, Carril, Soutelo de Montes, Seixo, Carballedo, Campelo, todos fallecidos (ya que son otras oficinas cerradas), y la duda de saber lo que pasará en Portas, con el cierre anunciado para el 22 de septiembre. La guinda final de la esquela hace alusión a la estafa de la participaciones preferentes.

Solo queda el cajero automático

El alcalde, en nombre de toda la corporación municipal, ha empezado a enviar solicitudes de entrevista a responsables de zona de otras entidades bancarias. El objetivo es explicar la situación en la que se queda ahora el municipio, y valorar las posibilidades de colaboración que puedan acabar con la implantación de una oficina o agente bancario, para que la ciudadanía pueda seguir contando con una sucursal.

De momento, Abanca mantendrá solamente el cajero automático.

Otros gobiernos locales, como el Concello de Portas (PP), el de Cerdedo-Cotobade (PP) o el de Poio (BNG-PSOE-Avante), han decidido cancelar las cuentas que tenían en este banco.