Aunque la nueva normalidad ha llegado ya a la mayor parte de España, algunos centros de servicios sociales, como las residencias de mayores, han emprendido un camino más lento hacia cierta normalización. Y es que se trata de espacios de riesgo donde viven muchas personas de colectivos vulnerables al virus, que reciben atención diaria cuerpo a cuerpo, lo que facilita una posible propagación del coronavirus, un patógeno que ha acabado ya con la vida de casi 20.000 residentes en toda España.
Con todo, muchos centros ya se han abierto durante la desescalada y permiten visitas con ciertas medidas de seguridad o incluso, desde el domingo 21, organizan salidas para que los usuarios puedan de nuevo pasear.
Sin embargo, en paralelo a esta reapertura progresiva, varias residencias han vuelto a registrar casos de coronavirus, lo que ha generado cierta inquietud entre familiares, trabajadores y empresas, que coinciden en que no se pueden volver a permitir una segunda ola como la anterior.
Sentimientos encontrados entre los familiares
"Los familiares tienen muchas ganas de ver a los suyos pero, por otro lado, también vemos la reapertura con preocupación y una cierta insatisfacción", comenta el presidente de la Plataforma por la Dignidad de Personas Mayores en las Residencias (@pladigmare), Miguel Vázquez.
A su parecer, aunque la mayoría de los españoles están ya en la nueva normalidad, "el estado de alarma no se ha acabado en las residencias de mayores", y las que se han ido desconfinando, lo han hecho con poco control por parte de la administración. Al menos, en el caso de la "Comunidad de Madrid" ha sido así, opina.
"Se supone que tiene que haber una valoración individualizada y continua de los centros para la reapertura. Es decir, que no haya contagios en 14 días ni ausencia de más del 25% del personal; que la residencia cuente con EPIs y suministro para aguantar 10 días o que el hospital de referencia tenga camas libres", explica. No obstante, añade, no hay seguridad de que estas medidas se vayan a llevar a cabo, puesto que "la Comunidad sólo controla las residencias públicas". "Que se cumplan estos criterios lo decide la Dirección General de Coordinación Sociosanitaria, en función sólo de una declaración responsable del centro", sostiene.
Tampoco se fía Vázquez de que la Comunidad vaya a intervenir los centros cuando estos se encuentren en dificultades, tal y como avanzaron desde la autonomía. "Cabe esta posibilidad, pero no han demostrado ninguna voluntad de aplicarla. Por ejemplo, en Madrid sólo han intervenido 14 centros por el excesivo número de fallecimientos cuando los ha habido en más de 50", apunta.
Otra de las inquietudes de los familiares tiene que ver con cómo se encontrarán a sus seres queridos en algunos centros tras estos meses de aislamiento. "La situación de los residentes tiene que ser nefasta, habiendo habido un 40% de bajas. Además, como no van siempre los familiares, les sacarán sólo cuando puedan. ¿Quién va a garantizar que puedan volver a la normalidad sin las visitas de las familias? ¿Quién va a controlar todo si no están las familias?", critica.
Finalmente, Vázquez entiende que es importante que los trabajadores se preparen para esta nueva normalidad. "No se está haciendo nada para impartir formación en ese sentido. Nosotros hemos montado, con la colaboración de Médicos del Mundo, unos cursos sobre formación en epidemias. Hay apuntadas ya cerca de cien trabajadoras", sostiene.
"Un problema de Salud Comunitaria"
Por otra parte, en opinión de la responsable de Dependencia de UGT (@UGT_Comunica), Gracia Álvarez, para que las residencias alcancen una nueva normalidad debe "haber mayor coordinación entre el sistema de salud y el de protección social". "No se debe cambiar el modelo hacia uno sociosantinario en el que se acabe prestando toda la atención en la residencia", piensa.
Pese a todo, Álvarez reconoce que aunque el sistema de salud debe cubrir las necesidades sanitarias de los residentes, eso no implica que se deban relajar las medidas de prevención por parte de los trabajadores de servicios sociales. Por ello, de cara a la reapertura, explica, será necesario cumplir con "medidas de seguridad que no deben desaparecer en mucho tiempo, porque el virus sigue entre nosotros". "Es un problema de Salud Comunitaria", señala.
Preocupación de las empresas por los rebrotes
"Llevamos a cabo la desescalada con miedo y precaución. Estamos viendo rebrotes y nos preocupa. Pero lo importante es que cuando surja un nuevo caso se lleven a cabo los protocolos y que no se queden en mero papel. Será necesario tener medios a nuestros alcance, como los test", comenta a este diario el presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia (@FEDdependencia), Ignacio Fernández-Cid.
"En todas las Comunidades se están haciendo protocolos y es algo que está bien, si se llevan a cabo. Por ejemplo, si un centro llama a Sanidad diciendo que tiene sospechosos, esperamos que se pongan inmediatamente en marcha", ejemplifica.
Sin embargo, por ahora, prosigue, "no todas las Comunidades Autónomas nos han dado equipos de protección". "Los hemos comprado nosotros. Al ser una crisis sanitaria, se entendería que las CCAA nos proveyesen, porque no es nuestra actividad normal. No obstante, algunas lo hacen y otras no. Luego, nuestra obligación es que los profesionales los utilicen y que no nos relajemos nada. Hay que tener mucho cuidado", comenta.
Tampoco piensa que se deban "correr riesgos" el secretario general de la patronal AESTE (@AESTE_oficial), Jesús Cubero. "Intentaremos que se haga despacio y de manera controlada. Hemos recomendado a administraciones una serie de medidas: tener un sistema de alertas tempranas, que haya suficientes tests para residentes y personal y un stock de seguridad de EPIs. Además, hemos pedido que se haga un plan de contingencia en cada residencia", apunta.
Unos planes que, según Cubero, deberán hacerse de manera "individualizada". "Por ejemplo, si hay jardín, que las visitas se hagan allí. El propio centro tiene que decidir", concluye.