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Una nueva investigación de la Universidad Edith Cowan (Australia) ha revelado lo crucial que puede ser el ejercicio en la lucha contra el cáncer, incluso para las personas con tumores avanzados.
Trabajos anteriores de estos investigadores han demostrado que los hombres con cáncer de próstata avanzado pueden cambiar el entorno químico de su cuerpo durante seis meses de entrenamiento para suprimir el crecimiento de las células cancerosas.
En su trabajo, publicado en la revista científica Prostate Cancer and Prostatic Diseases, el equipo observó un aumento de los niveles de unas proteínas denominadas mioquinas, producidas por los músculos esqueléticos y capaces de suprimir el crecimiento tumoral e incluso ayudar a combatir activamente las células cancerosas estimulando una serie de procesos anticancerígenos en el organismo.
Pero este nuevo estudio ha demostrado que una sola sesión de ejercicio puede elevar aún más las mioquinas e inducir una supresión adicional del cáncer.
Y lo que es más importante, esta medicina inducida por el ejercicio se produce en pacientes con cáncer incurable y avanzado, en los que la enfermedad se ha instalado definitivamente y los pacientes ya han recibido un tratamiento exhaustivo durante muchos años.
Los efectos del ejercicio intenso
Nueve pacientes con cáncer de próstata en fase avanzada realizaron 34 minutos de ejercicio de alta intensidad en una bicicleta estática, con recogida de suero sanguíneo inmediatamente antes y después, y de nuevo 30 minutos después del ejercicio.
El equipo descubrió que el suero obtenido inmediatamente después de esta 'dosis' de ejercicio contenía niveles elevados de mioquinas anticancerígenas, lo que provocó una supresión del crecimiento de las células cancerosas de próstata in vitro de alrededor del 17%. Los niveles séricos de mioquinas y la supresión del cáncer volvieron a los valores de referencia a los 30 minutos.
"Los resultados de nuestro trabajo son especialmente interesantes, ya que por primera vez se ha demostrado que los hombres con cáncer de próstata avanzado son capaces de producir un aumento agudo de unas moléculas anticancerígenas denominadas mioquinas en respuesta a una única sesión de ejercicio intenso. Esto nos está ayudando a entender por qué los pacientes con cáncer que hacen ejercicio presentan una progresión más lenta de la enfermedad y sobreviven más tiempo", ha comentado Rob Newton, supervisor del estudio.
Estos pacientes son paliativos, por lo que no tienen cura y acabarán falleciendo; sin embargo, hay pruebas de que el ejercicio prolonga la supervivencia y el aumento de los niveles de mioquinas explorado en el estudio es un mecanismo primordial.
Aunque todavía queda mucho por investigar, los resultados de este estudio podrían ayudar a perfilar de inmediato los consejos que se dan a los pacientes con cáncer.
"Aún no se conoce la dosis óptima de ejercicio, pero es probable que sea de más de 20 minutos al día y que incluya entrenamiento de resistencia para hacer crecer los músculos, aumentar el tamaño y la capacidad de la farmacia interna y estimular la producción de mioquinas. Este estudio aporta pruebas sólidas para recomendar a los pacientes con cáncer de próstata, y probablemente a cualquier persona con cualquier tipo de cáncer, que realicen ejercicio la mayoría de los días, si no todos los días, para mantener un entorno químico dentro de su cuerpo que sea supresor de la proliferación de células cancerosas", ha remachado el investigador.