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Para las personas con fibrilación auricular, uno de los trastornos cardíacos más comunes, el riesgo de demencia es elevado. Así lo demuestra una tesis de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) basada en una investigación a nivel poblacional.
La fibrilación auricular (FA), una afección cardíaca común en las personas mayores, se caracteriza por latidos irregulares y a menudo rápidos. Estos síntomas pueden ser crónicos o aparecer y desaparecer, y muchas personas padecen esta enfermedad sin ser conscientes de ello.
Ya se sabe que la FA está asociada a un mayor riesgo de infarto, y se sabe que el infarto, a su vez, agrava el riesgo de demencia. Sin embargo, la conexión entre la FA y la demencia sin incidencia de ictus no se había establecido previamente.
Lina Rydén, doctora en epidemiología neuropsiquiátrica por la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, basó su tesis en datos de extensas encuestas de población conocidas como estudios de cohorte de nacimiento H70 de Gotemburgo (H70).
La investigación de Rydén incluye datos sobre personas de 70 años examinadas en el año 2000, a las que se hizo un seguimiento hasta los 82 años para averiguar quiénes desarrollaban demencia, y sobre personas de 70 años examinadas en 2014. A este último grupo se le realizó una resonancia magnética para detectar cambios estructurales en el cerebro.
"Puede haber varias razones por las que el riesgo de demencia es elevado en las personas con fibrilación auricular, aunque no sufran un ictus. La demencia puede deberse, por ejemplo, a una alteración del flujo sanguíneo al cerebro; a infartos cerebrales silenciosos, que son lesiones en el cerebro visibles en las imágenes cerebrales pero que no causan ningún síntoma típico de ictus; o a que la fibrilación auricular desencadena un proceso inflamatorio que aumenta el riesgo de demencia", afirma Rydén.
Además del elevado riesgo de demencia y de ictus, la doctora descubrió que las personas con FA presentan infartos cerebrales silenciosos y pequeños infartos más profundos dentro de la materia blanca del cerebro, con mayor frecuencia que los demás. Estos pequeños infartos, o lagunas, como se denominan, pueden ser signos de enfermedad cerebral de vasos pequeños.
"El hecho de que la FA también provoque pequeños infartos más profundos dentro de la sustancia blanca del cerebro puede significar que la FA no sólo provoca ictus e infartos silenciosos debido a los coágulos sanguíneos que migran desde el corazón y se adhieren a los vasos del cerebro, sino que otros mecanismos que provocan una deficiencia de oxígeno pueden afectar al cerebro en la FA. Pero para entender más específicamente cómo afecta la FA al cerebro hay que seguir investigando", dice Rydén.
El tratamiento actual de la FA se dirige principalmente a mitigar los síntomas y prevenir el ictus. Sin embargo, es necesario conocer mejor qué tratamiento es el mejor y cuándo debe aplicarse para reducir el riesgo de demencia.
"Dado que hoy en día no existe un tratamiento curativo para la demencia, es importante detectar y tratar los factores de riesgo de demencia de la mejor manera posible para prevenir la aparición de la enfermedad en primer lugar", concluye Rydén.