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El consumo de agua del grifo y del agua embotellada podría ser un factor de riesgo de cáncer de próstata, sobre todo en el caso de tumores agresivos y en hombres más jóvenes. Así lo ha determinado un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (@ISGLOBALorg), como consecuencia del nitrato ingerido a través de esta agua, aunque los investigadores señalan que todavía "queda mucho camino antes de poder hablar de una relación de causalidad".
El equipo investigador ha observado que comer abundante fibra, frutas, verduras y vitamina C puede reducir el efecto negativo del nitrato en el agua de consumo, según los resultados del trabajo publicado en Environmental Health Perspectives, informa en un comunicado el centro impulsado por Fundación La Caixa.
El estudio explica que el nitrato llega hasta el agua del grifo y la embotellada procedente, sobre todo, de fertilizantes usados en la agricultura y de los excrementos de la ganadería intensiva.
Mayor asociación con el cáncer de próstata
Para evaluar la posible asociación entre el cáncer de próstata y la exposición a largo plazo al nitrato y los THMs (que considera dos de los contaminantes más habituales del agua de consumo), se han estudiado 697 casos de cáncer de próstata de hospitales españoles desde los años 2008 a 2013.
Un total de 97 pacientes estudiados presentaban tumores agresivos, y además se han evaluado los datos de otros 927 hombres de 38 a 85 años que no estaban diagnosticados de cáncer en el momento del estudio y que han ejercido de grupo de control del estudio.
Cuanto mayor fue el nitrato ingerido, mayor fue la asociación con el cáncer de próstata: los participantes con ingestas más altas de nitrato a través del agua (más de 14 mg/d de media a lo largo de la vida) multiplicaban por 1,6 la probabilidad de padecer cáncer de próstata de bajo grado o medio.
Además, multiplicaron por casi 3 la probabilidad de desarrollar un tumor de próstata agresivo, comparados con aquellos participantes que presentaban ingestas de nitrato más bajas (menos de 6 mg/día de media a lo largo de la vida).
La investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio, Carolina Donat-Vargas, ha explicado que "los riesgos asociados a la ingesta de nitrato a través del agua ya se observan a consumos de agua con niveles por debajo de los máximos permitidos por las directivas europeas, 50 mg de nitrato por litro de agua".
Aun así, afirma que es una primera evidencia que deberán refrendar con nuevos estudios, por lo que aún queda mucho camino antes de poder hablar de una relación de causalidad. "Exponerse a los nitratos a través del agua de consumo no implica que se vaya a desarrollar un cáncer de próstata", añade Donat-Vargas.
El tumor más frecuente entre hombres
El cáncer de próstata afecta a la gran mayoría de hombres mayores de 80 años, aunque normalmente es silente y no se traduce en síntomas ni acorta la supervivencia, según explicaba el doctor Martín Lázaro. Se trata del tumor más frecuente entre hombres y el tercero en mortalidad, después del de pulmón y el colorrectal.
En este sentido, la Asociación Española Contra el Cáncer Valencia advertía de la necesidad de acudir a revisiones de cáncer de próstata a partir de los 50 años para el diagnóstico precoz de este tipo de tumor y así incrementar las posibilidades de supervivencia, ya que, según prevén, aumentará la incidencia con el envejecimiento de la población, transformándolo en una enfermedad de "primer nivel".
De igual modo, la Asociación de Pacientes de Cáncer de Próstata (ANCAP) solicitaba en la celebración de su I Congreso Nacional que se realicen cribados poblacionales a los hombres mayores de 50 años para detectar este tumor mediante test diagnósticos u otras técnicas de aplicación rápida, ya que "75 por ciento de los casos de cáncer de próstata pueden superarse con una detección temprana", señalaban.
En estadios iniciales, el cáncer de próstata tiene una tasa de supervivencia del 95%. La Asociación advertía a su vez que algunos factores de riesgo, como el tabaquismo, o factores de prevención, como el ejercicio físico y los hábitos alimenticios, influyen en la aparición de este tumor.
Por otra parte, en fases avanzadas se pueden dar los siguientes síntomas: la urgencia miccional o la pérdida de orina involuntaria, el aumento de la frecuencia de orinar, la micción dolorosa, el retraso en el inicio de la micción y la pérdida de fuerza y la sensación de vaciamiento incompleto de la vejiga.