65ymás
Según un estudio realizado por el Congreso SEC de la Salud Cardiovascular, llevado a cabo por el Hospital Universitario Puerta del Mar (Cádiz), se registran menos infartos y anginas de pecho en personas cuando gana su equipo de fútbol y más cuando pierde.
El estrés es una respuesta natural del organismo ante situaciones de tensión, miedo y peligro. "Forma parte de la vida de toda persona, pero si esta respuesta es excesiva, puede llegar a sobrecargar distintos sistemas, como el cardiovascular, y generar más problemas que soluciones, tales como cardiopatía isquémica, ansiedad, depresión, entre otras", apunta el doctor Juan Enrique Puche.
Para el análisis, se recogieron las visitas a urgencias por dolor torácico y los ingresos por síndrome coronario agudo en función del calendario futbolístico del equipo local durante los años 2018, 2019 y 2020. En ese periodo de estudio acudieron a urgencias por este motivo más de 10.000 personas, de las que más de 2.000 ingresaron por infarto o angina.
En cuanto a los ingresos por cardiopatía isquémica, aumentan los días en los que el Cádiz C.F pierde de local, mientras que disminuyen los días que gana fuera de casa.
Los infartos tras la COVID-19
Antes del confinamiento se observó un menor número de infartos de miocardio con elevación del segmento ST (IAMCEST) los días de fútbol, a expensas de una mayor cantidad de infartos de miocardio sin elevación del segmento ST (IAMSEST). Sin embargo, tras el confinamiento se encontró la respuesta inversa en los ingresos por IAMSEST con un menor número los días de partido.
En lo referente al IAMCEST, estudiándolo por sexos, parece que hombre y mujeres presentan una respuesta antagónica. En los hombres aumenta tras el confinamiento, cuando el equipo juega partido como local, mientras que en las mujeres disminuye cuando es día de fútbol, tanto antes como después del confinamiento.
Los resultados de este estudio son congruentes con los de otros muchos autores, por lo que las emociones negativas como hostilidad y enfado guardan relación con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. También está descrita la relación con la depresión, la ansiedad e incluso el tipo de personalidad A (con tendencia a mostrar ambición, competitividad e implicación laboral).