Gran éxito del proyecto Soliedad, iniciativa piloto y pionera que se puso en marcha en la ciudad de Zamora, con el objetivo de abordar y combatir la soledad no deseada en la población mayor. Así lo corrobora el CENIE, centro para el estudio de la longevidad dependiente de la Fundación General de la Universidad de Salamanca.
El proyecto ha sido liderado por la investigadora de CENIE, Elisa Sala Mozos, y contó con la colaboración de la investigadora Regina Martínez Pascual y el liderazgo de la Escuela Universitaria de Enfermería del Campus Viriato de Zamora.
La presentación de los resultados, en la que intervinieron el teniente de alcalde de Zamora, David Gago Ruiz, y el director de la Fundación General de la Universidad de Salamanca, Óscar González Benito, ha servido de escenario para expresar el agradecimiento a todos los voluntarios (senior y junior), instituciones y organizaciones que han desempeñado un papel vital en la implementación y desarrollo del proyecto denominado Soliedad, cuyo éxito hay que agradecer al esfuerzo colectivo de estos voluntarios.
Óscar González Benito, director de la Fundación General de la Universidad de Salamanca, ha valorado que “el foco de este estudio se ha puesto en la sensibilización y difusión de cómo debemos abordar estas situaciones”. “La soledad no deseada incrementa con la edad y es un gran reto, hay que insistir en que en todos los estudios hay un foco de intervención, de empezar a construir y una finalidad educativa para generar recomendaciones de cara al futuro”.
Para Elisa Sala, investigadora de CENIE, con estos resultados ahora el paso siguiente es “emplazar a la comunidad zamorana a seguir cooperando y actuando desde la corresponsabilidad para avanzar en la construcción de una Zamora más inclusiva, participativa y humana, y animar a agentes públicos y privados a desarrollar procesos fundamentados en la cooperación publico privada y la acción comunitaria para construir respuestas a necesidades emergentes en el marco de las nuevas sociedades longevas”.
Soliedad, elige no estar solo
El objetivo de esta investigación empírica, como se indica en el informe ha sido “abordar la soledad de forma específica y directa con un enfoque de políticas públicas, atendiendo a la complejidad del fenómeno en el territorio, y abordando la vivencia de las personas de forma concreta, en el entorno social y comunitario en el que desarrollan sus vidas”.
En concreto, mediante la metodología implementada, conocida como Investigación Acción Participativa (IAP), se buscó involucrar a la población en todas las fases del proyecto. El propio procedimiento posibilita el aprendizaje y la toma de conciencia, el empoderamiento y la acción transformadora. En este caso, el primer paso fue establecer las bases sólidas para el desarrollo de un proceso comunitario, donde el ejercicio del liderazgo debe provenir de un agente conocido y reconocido por el propio territorio, con el fin de establecer una relación de confianza con las personas y agentes sociales implicados. Dicho liderazgo fue encabezado por la Escuela Universitaria de Enfermería del Campus Viriato de Zamora (EUEMIFER).
La implementación de la intervención comunitaria se llevó a cabo mediante el desarrollo de 8 fases y dos bloques complementarios. El bloque denominado Proceso Comunitario (que incluyó las fases 1 a 4) y el bloque Proceso con las Personas (que incluyó las fases 4 a 8).
Las fases fueron las siguientes:
-
Bases para el proceso comunitario. Reuniones y entrevistas con agentes locales. Consolidación del liderazgo de la Escuela Universitaria de Enfermería.
-
Diagnóstico. Análisis poblacional, mapa de actores, entrevistas en profundidad, etc.
-
Voluntariado, sensibilización, activación del tejido comunitario. Captación de voluntariado. Constitución de asociación de voluntariado senior. Constitución de grupo de voluntariado junior. Capacitación del voluntariado. Campaña de sensibilización. Activación del tejido comunitario (asociaciones, farmacias, parroquias, centros de salud, CEAS, etc.).
-
Detección de situaciones de riesgo. Puntos informativos.
-
Comprensión de la vivencia. Cuestionarios y entrevistas en profundidad.
-
Identificación del apoyo adecuado. Diseño de la metodología de intervención directa de atención telefónica (VOCES) y atención grupal (ENCUENTROS). Capacitación del voluntariado para la intervención grupal (ENCUENTROS).
-
Intervención grupal ENCUENTROS. Implementación de la intervención grupal.
-
Evaluación. Cuestionarios, entrevistas y grupos focales.
Síntesis de la estructura comunitaria y los niveles de implicación
Fuente: Proyecto Soliedad.
Participación: la acogida superó las expectativas
Según detalla el propio informe “el volumen de personas interesadas en el proyecto ha superado con creces todas las previsiones. En un inicio, se esperaba llegar a un número de 24 personas, y se inscribieron un total de 60 personas y como consecuencia de la demanda, hubo que plantear un primer ciclo de intervención con 40 personas, y un segundo ciclo de intervención con 20 personas, que se llevaría cabo una vez finalizado el primer ciclo”.
De esta manera, la intervención se llevó a cabo a un mayor número de personas, de las cuales, la mayoría fueron mujeres (67,86%). Esto coincide con que hoy en día, el simple hecho de ser mujer y mayor aumenta el riesgo de sentir soledad. Por su parte, la edad de las personas participantes se ubicó entre los 60 y los 93 años, siendo la media 76,85 años.
En cuanto al estado civil, la mayoría de las personas son viudas (57%), un 25% están en pareja, un 11% divorciadas y un 7% solteras. Estos datos, coinciden “con los datos de otras investigaciones, ya que indican, que la prevalencia del sentimiento aumenta con la viudedad y entre las personas solteras y aquellas divorciadas o separadas, la prevalencia tiende a ser más alta entre las divorciadas o separadas”.
A su vez, la gran mayoría de las personas que participaron del proyecto viven solas (64%). Y, por último, el 40% de los participantes solo tiene educación primaria y un 21% estudios universitarios. Según “la literatura empírica, los niveles socioeducativos más bajos, se correlacionan más frecuentemente con la soledad, no obstante, en este caso, un tercio de la población atendida dispone de estudios universitarios”.
Intervención grupal
La intervención grupal denominada ENCUENTROS se estructuró en 10 sesiones, correspondiente a 3 fases.
La primera fase (Soledad e intereses) buscó abordar la soledad de forma abierta, donde cada uno de los participantes se situó sobre el tema desde su propia vivencia y prisma. En la segunda fase (Participación y barrio) la intervención se centró en dar a conocer y vincular los recursos del entorno comunitario, fomentado la participación. Para ello, se potenció “la toma de decisiones conjunta sobre actividades de proximidad preferidas, así como compartir aficiones y experiencias entre las personas participantes”.
La tercera fase (Sentido vital) buscó profundizar “el conocimiento mutuo y el autoconocimiento, así como en enfocar la cotidianidad hacia la construcción del proyecto vital, se ha realizado un trabajo grupal a la orientación a valores, fomentando la búsqueda de sentido vital con ejercicios prácticos y personalizados”.
Al ser una intervención empírica, pionera a nivel mundial, esta ha servido para detectar áreas de mejora y profundizar en las acciones que han arrojado buenos resultados, con el claro objetivo de convertirse en una guía para implementar el proyecto Soliedad en otros municipios del territorio español.
Dentro de las principales recomendaciones y aprendizajes destacan:
- A partir del liderazgo de la Escuela Universitaria de Enfermería del Campus Viriato de Zamora, se ha corroborado como si éste se ejerce desde un espacio neutral a ojos de la comunidad, conocido y reconocido por diferentes agentes de la ciudad, facilita el desarrollo del proceso y la participación de los diferentes agentes, y la consolidación de los procesos. En este punto, lo importante es “identificar un QUIÉN ESTRATÉGICO neutral y que cuente con el reconocimiento de la comunidad en cada territorio. A su vez, será necesario entender el equipo como una plataforma, un espacio dinámico que debe ir nutriéndose a lo largo del proceso para poder ir generando relaciones de complicidad y convertirse en el referente claro, conocido y reconocido, de la iniciativa que se quiere llevar a cabo”.
- Un proceso de investigación con la metodología IAP requiere la realización de un diagnóstico que nos “permitirá dibujar una hoja de ruta que nos indique la dirección hacia la cual debemos caminar”. “En el marco de un proceso comunitario, siempre deberemos entender esa hoja de ruta como un documento vivo y dinámico que, sin perder los objetivos de vista, deberemos ir reformulando en la medida que vamos avanzando en el proceso”.
- Es importante desarrollar campañas de difusión y sensibilización destinadas a desestigmatizar el sentimiento de soledad. Es preciso analizar los mensajes e identificar el más adecuado para conseguirlo.
- La incorporación de una mirada intergeneracional a través del voluntariado junior ha supuesto un valor añadido y ha generado un impacto agregado en términos de capital social y generación de conocimiento.
- La naturaleza participativa de la investigación ha supuesto que el proyecto tuviese vida propia en todo su curso, abriendo a la toma de decisiones grupal cada paso dado y adaptando la metodología prevista al desarrollo natural de las relaciones construidas. De este modo, la flexibilidad y el “dejar que las cosas sucedan” han sido las máximas que han imperado en todo el proceso.
También se destacan ciertos elementos para tener en cuenta en futuras intervenciones, como: agrupar por intereses a las personas participantes, alargamiento de la intervención, cambio de orden de las fases (dejando en la tercera posición a la de Participación y barrio) y, por último, fomentar la autogestión desde el punto de inicio o desde la mitad del proyecto.