Expertos en envejecimiento: "Necesitamos propuestas arriesgadas para afrontar el reto de la vejez"

Carlos San Juan y su lucha por los mayores: "Me gustaría que alguien recogiera esta antorcha"

 

No todo está escrito sobre la vejez, sino que nuevas formas, quizás más valientes, "arriesgadas", son necesarias. Ésta es la receta de los expertos "para afrontar un reto al que todos acabaremos llegando y que la sociedad y las instituciones tendrán que afrontar tarde o temprano", foco del diálogo que ha presentado en el V Encuentro de Economía Senior, Benigno Lacort, en la segunda parte de la jornada celebrada este miércoles. "La definición de la vejez se está transformando, ya que los mayores son cada vez más activos, independientes y están aportando a la sociedad", ha señalado para presentar a Sacramento Pinazo‐Hernandis (@sacrapinazo3), presidenta de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de la Comunidad Valenciana (@sociedadSVGG), y Javier Yanguas, director científico del Programa de Mayores de la Obra Social 'la Caixa’. Ambos han protagonizado un diálogo sobre cómo afrontar el envejecimiento con autonomía y dignidad, libre de edadismos.

Los dos gerontólogos consideran que habría que empezar por cambiar la definición sobre la vejez de la Real Academia de la Lengua (RAE) que hace referencia a los "achaques, manías, actitudes propias de la edad de los viejos". "Es evidente que no se ajusta a la realidad", opina Javier Yanguas, de la Obra Social 'la Caixa’ quien aboga por una mirada hacia la heterogeneidad del colectivo y a tener en cuenta que engloba varias etapas de un ciclo vital complejo que abarca tres décadas. "A nadie se le ocurre meter en una sola definición a las personas de 0 a 30 años", cosa que sí ocurre con las personas mayores.

Las "gafas" del edadismo

Según Yanguas todos tenemos "una tendencia innata a dar explicaciones edadistas de la realidad". Por eso invita a tener una actitud vigilante, "estar alerta y hacer autocrítica para identificar esos pensamientos". Un punto con el que coincide Sacramento Pinazo‐Hernandis, presidenta de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de la Comunidad Valenciana, quien sostiene que la discriminación por edad no es solo "pensar bien o mal sobre la vejez sino cómo se actúa". Y alerta de que el mayor peligro es que los mayores se acaben creyendo los estereotipos asociados con este ciclo vital y les acaben limitando. 

Por eso defienden una mirada más amplia que no diferencie tanto a jóvenes y mayores. "La vulnerabilidad también está presente en la adolescencia –como se ha visto durante la pandemia en aspectos como la salud mental de los jóvenes–. En el fondo todos tenemos los mismos riesgos, ganancias y pérdidas a lo largo de la vida", por lo que aboga por una concepción acumulativa y no tanto de "crear distancia entre generaciones". Además, Pinazo‐Hernandis recuerda que somos "interdependientes" y se necesita una transferencia intergeneracional para afrontar el envejecimiento.

 

"Están en juego las decisiones sociales de futuro"

"La soledad es precisamente ensalzar el individualismo con respecto a lo comunitario", opina Yanguas quien considera que en nuestra sociedad "cada vez estamos más solos y por eso más vulnerables cuando necesitamos ayuda". Un aspecto que señala evidente en el tema de los cuidados y el género, que cuesta reconocer porque está "dentro de la casa", pero que también afecta a los mayores. "Lo que no se monetiza no tiene precio, no está valorado", citando a Mari Ángeles Durán. "Tenemos un problema de reconocimiento a los mayores y sus cuidados, hay que cambiar la mirada" y se muestra partidario de ser "más agresivo" en cuanto a proponer medidas como incentivos fiscales a quienes cuiden.

Sacramento Pinazo‐Hernandis va más allá e incide en todo lo que los mayores pueden aportar en términos de talento sénior, asociacionismo, voluntariado o cuidados. "A menudo aparecemos en los medios como una carga, dependientes, pensionistas... pero apenas hay noticias positivas sobre lo que podemos aportar. La sociedad, las empresas, la economía y la política deberían adaptarse cada vez más. Yanguas también hace un llamamiento a que la Economía del Envejecimiento reconozca todas estas cuestiones "pero sin instrumentalizarlas, sin decir qué es lo que necesitan los mayores sino que se les pregunte a ellos. "Tenemos también un problema de representación política. Está en juego la cohesión social, las decisiones sociales de futuro" y pone como ejemplo el Brexit en el que un grupo de mayores pudo decidir el futuro de los jóvenes.

No todo es Envejecimiento Activo

La gerontóloga Pinazo‐Hernandis recuerda que en 2012 fue el año del Envejecimiento Activo y que no ha habido grandes cambios desde entonces. "Nos falta dignificar la vejez, hablar desde los derechos de las personas mayores y sobre todo escuchar su voz. Hay que pensar a largo plazo cómo vamos a vivir esos casi 30 años de la mejor manera posible", reclama, mientras resalta la paradoja de que muchas concejalías de ayuntamientos tienen política de personas mayores pero sin contar con ellos. "No es solo hacer, sino hacer con las personas mayores".

Yanguas añade que ante el reto de vivir más años, podemos encontrar personas activas y con propósitos como Carlos San Juan, pero que también muchas otras, "menos cultas, más pobres, que no pueden contar su historia". "Tener esa imagen también es importante. Hay que rescatar esa mirada de diversidad y poner el acento no solo donde brilla, sino también donde hay sombras ante la necesidad de apoyar parte de final de la vida de la mejor manera posible. 

¿Quién se acuerda de los muertos en residencias en pandemia?

Los expertos reflexionan sobre ciertos aspectos que rechinan. "¿Qué ha pasado con los más de 30.000 muertos en residencias– o solos en sus casas– o aquellos que se han deteriorado a causa del aislamiento de la pandemia? Pues que se ha silenciado este tema", recuerda Yanguas. Y saca a relucir un estudio norteamericano sobre mortalidad en residencias que concluye que en 2021 pudo haber más fallecidos en los centros que aplicaban medidas más restrictivas de aislamiento debido a la soledad que provocaban. "A veces necesitamos una actitud de riesgo ante la vejez. La seguridad no es un valor absoluto" en relación al riesgo de sobreproteger, y por eso reclama una mirada menos conservadora para abordar los temas de mayores. 

Pinazo‐Hernandis confirma que durante las encuestas realizadas después del confinamiento, muchos residentes aseguraban preferir salir a la calle, aún a riesgo de contagiarse de coronavirus, antes de dejar de ver a sus familiares. "Se ha visto que esto ha provocado muchos problemas de soledad, depresión o simplemente aburrimiento. Hay gente que no estaba en un estado demasiado frágil, que ha muerto por las decisiones –médico-institucionales– que se tomaron" y llama a reflexionar sobre este tema especialmente en el Día Internacional contra el Maltrato. 

Edadismo, "buenismo" y sobreprotección a los mayores

Ambos gerontólogos reconocer que incluso los profesionales caen en estereotipos y disociaciones primando atenciones y cuidados que no siempre son beneficiosos para el mayor. "Se que esto va a escocer, pero a veces existe un 'buenismo' en la manera de hacer, que va en contra de los propios deseos de las personas mayores", explica Yanguas en referencia a que en ocasiones se crean planes de cuidados que los propios mayores rechazan. "Hay que pensar en un envejecimiento diferente, apoyando los derechos de los mayores, pero también la libertad de elegir cómo quiere uno ser vivir o ser cuidado"

"En los Congresos y en las asociaciones lo tenemos claro, pero, ¿qué se puede hacer para que esto llegue a la gente?", se pregunta Pinazo‐Hernandis. "Necesitamos sensibilizar, pero también legislar, crear servicios innovadores... La brecha digital no se va a acabar pero hay que adaptarse e ir a una sociedad más compasiva. Es una cuestión de valores", apunta Yanguas mientras propone medidas como un "servicio militar de cuidados".

"Si no cambiamos la mirada habrá gente que se saldrá del sistema"

Y reflexionan sobre que el envejecimiento es un reto transversal, como el Cambio Climático, que requiere de ampliar los esfuerzos. "No es solo una cuestión del ministerio de Asuntos Sociales, sino también de otros como Vivienda, Transportes, Educación...", señala Pinazo‐Hernandis. "Es un problema complejo que no está integrado porque falta esa comprensión de que el envejecimiento también son cuestiones económicas, a medio y largo plazo". 

Sagrario Pinazo‐Hernandis propone para combatirlo poner en valor los cuidados como fuente de empleo o a Carlos San Juan como "una lección fabulosa" sobre una nueva manera de mirar la vejez. Pero pone como ejemplo de la discriminación existente a la "mal llamada" Ley de Dependencia, "que en realidad era la Ley de de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia de España. ¿Qué pasaría  si llamásemos al ministerio de Sanidad, "ministerio de la Enfermedad". 

Yanguas apuntilla que la exclusión que se produce es tan relevante que fuerza a muchos mayores como Carlos San Juan a salirse del sistema oficial, reclamando una voz propia. "Si no somos capaces de cambiar esa mirada, cada vez habrá más gente que se salga y busque nuevas vías". Pinazo pide además que no solo se piense en un grupo, como los mayores, sino en la solidaridad intergeneracional "porque somos vulnerables pero también interdependientes".