Desde la primera licenciada- Elvira Moragas- a pionera en la dirección técnica de un Laboratorio- Josefa Bonald. La exposición Pioneras farmacéuticas. Las primeras mujeres en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (1918-1936), repasa la vida y retos de estas mujeres olvidadas. El objetivo principal de la muestra, que se podrá visitar entre el 23 y el 27 de septiembre en la sede del @COFMadrid, es rendir homenaje al trabajo de las 106 mujeres que abrieron la puerta a una profesión hasta entonces reservada a los hombres.
La exposición se articula temáticamente en torno al desarrollo vital y profesional de estas mujeres, "con la intención de visibilizar e identificar a este grupo de pioneras que durante aquellos años afrontaron, además de los retos inherentes a la educación y al ejercicio profesional, la superación de barreras sociales y jurídicas de género", afirman sus organizadores.
Con perspectiva histórica y desde el ámbito de la farmacia, la exposición aborda la incorporación de la mujer a la profesión farmacéutica. La primera fecha, 1918, marca el inicio de la colegiación obligatoria, en la que se afilian las dos primeras mujeres, hasta el comienzo de la Guerra Civil, periodo en el que se interrumpe temporalmente la actividad colegial. Para ello, y por primera vez, dos técnicos de archivo e historiadores han realizado durante varios meses una labor de investigación sobre los fondos documentales del COFM, un Archivo centenario que custodia la memoria de la institución madrileña.
Pioneras en la universidad
En un universo profesional masculino, la irrupción de las mujeres en las aulas universitarias supuso una revolución. El acceso femenino a niveles superiores de instrucción conllevó la adopción de medidas especiales para su asistencia a clase, en un contexto en el que las estudiantes tenían que sortear distintas trabas para la concesión de títulos. En España hubo que esperar hasta 1910 para que se derogara la Orden de 1888, que obligaba a la mujer a pedir permiso especial para matricularse oficialmente en la Universidad.
La primera mujer en colegiarse fue Elvira Moragas Cantarero (Lillo (Toledo), 1881 - Madrid, 1936). Hija de farmacéutico, continuó con la tradición de la saga familiar y asumió el control de la farmacia tras la muerte de su padre, aunque posteriormente delegó en su hermano para ingresar en el convento del Carmelo de Santa Ana, en Madrid. Asesinada en 1936, tras su muerte se inició un proceso de beatificación que culminó en 1998.
Incursión en los laboratorios farmacéuticos
El desarrollo de la industria farmacéutica española cambió las funciones técnicas e investigadoras del farmacéutico y amplió su campo profesional. Algunas de nuestras mujeres farmacéuticas se incorporaron al proceso de formación nacional de la industria químico-farmacéutica, centrada básicamente en laboratorios de simple acabado de productos farmacéuticos, o en aquellos destinados a la fabricación propiamente dicha.
Fue el caso de Josefa Bonald (Madrid, 1893 – Madrid, 1978), hija del farmacéutico malagueño, Juan Bonald Jiménez. Por motivos familiares, tuvo que hacerse cargo de sus dos hijos y alternó el trabajo en la citada farmacia con la dirección técnica del Laboratorio Bonald, propiedad de la sociedad Hijos de Bonald en Madrid. Durante la Guerra Civil perdió a su hermano Juan, a un primo hermano y a su cuñado, gerente del Laboratorio Bonald.
Se responsabilizó de catorce medicamentos, registrados entre 1923 y 1935 por la sociedad Hijos de Bonald, buena parte de ellos bajo la marca Bonald: media docena de las famosas Pastillas Bonald, de diferentes composiciones: benzocaína, benzocaína y mentol, mentol, cloroborosódicas, mentol y eucaliptol y frutos pectorales a la codeína, éstas con cloruro de morfina (0,2%);
Colegio en guerra
También fue pionera en la universidad, Rosa Martín de Antonio (Guadalajara, 1891 - ¿? ). Propietaria de la farmacia de la calle Colón número 6 de Madrid, que gestionaba junto a su hermana, también era maestra y estaba afiliada al Partido Republicano Radical Socialista. Martín de Antonio ejerció un cargo en la Junta de Gobierno del Colegio de Farmacéuticos de Madrid en 1936.
El 19 de julio de 1936 un Comité compuesto por farmacéuticos del Frente Popular se incautó del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid. Rosa Martín de Antonio ejercía la Secretaría del nuevo órgano de gobierno. Por esas mismas fechas, el Comité procedió a la incautación de la Real Academia de Farmacia. Según algunos testimonios, la farmacéutica Martín de Antonio tuvo un marcado protagonismo en ambos sucesos. Ante el avance de las tropas franquistas, Martín de Antonio huyó a Valencia, después a Barcelona y, finalmente, se exilió en Venezuela.
Perfiles heterogéneos
Pero hubo muchas más: María de la Paz Caballero Martín, María Josefa Puebla Potenciano, Josefa Pérez Mateos... El perfil de todas estas mujeres marca interesantes contrastes en la forma de entender la vida y el ejercicio de la profesión. De hecho, estas muchas de ellas resultan un paradigma de la diversidad ideológica y social existente en la sociedad de aquella época.
Poco a poco, las primeras licenciadas en Farmacia se hicieron un hueco en distintas áreas: desde laboratorios, pasando por la inspección municipal o la docencia. "Aunque los inicios no son fáciles, el número de colegiadas fue ascendiendo lentamente y ya en la década de los años 30, la cuota femenina llegó a alcanzar el 25% de la colegiación total", aclaran desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid.