Sociedad

Fernando Ónega, arquitecto de la narrativa de la historia reciente de España

José Ramón Calvo

Jueves 13 de marzo de 2025

ACTUALIZADO : Jueves 13 de marzo de 2025 a las 17:41 H

23 minutos

Respuesta al discurso de investidura como Académico de Honor de Fernando Ónega

Fernando Ónega y José Ramón Calvo
José Ramón Calvo

Jueves 13 de marzo de 2025

23 minutos

Excmo. Sr. presidente de la Real Academia Europea de Doctores, Excelentísima Sra. vicepresidenta del Gobierno, Excmas. e Ilustrísimas Autoridades, Señoras y Señores académicos, distinguida familia de Fernando Ónega, amigos, Señoras y Señores. 

Quiero en primer lugar, manifestar mi agradecimiento especial al presidente de la RAED y a la Junta de Gobierno por el honor que me hacen, al permitirme ser la voz que representa a nuestra distinguida comunidad académica, en este acto tan especial para nuestra Real Corporación. 

Quiero también agradecer al Magnífico Sr. Rector de la UCM por la generosa hospitalidad que nos brinda para que este acto pueda realizarse aquí en uno de los mas señeros salones de ciencia que hay en nuestro país y por cuya tribuna que hoy ocupamos, han pasado algunas de las más egregias personalidades del conocimiento universal. 

Y también quiero compartir con ustedes un sentimiento, porque estar aquí hoy en este púlpito es, además de un alto honor, una gran responsabilidad, cual es la de dar respuesta verbal a un maestro de la palabra, hablada y escrita, a un periodista que ha dignificado su profesión hasta los más altos estándares y que ha conseguido, en un país actualmente tan lamentablemente polarizado como es el nuestro, que personas de casi todo el arco político, de la sociedad civil y todos los estamentos que componen ese estado que él ha desgranado con su habitual y conocida maestría, quieran estar presentes y compartir con él, este momento solemne en el que recibe el nombramiento de académico de honor de la Real Academia Europea de Doctores, en la que compartirá con todo merecimiento, cátedra con 18 ganadores del Premio Nobel, varios ex jefes de estado y muchas distinguidas personalidades nacionales e internacionales que forman parte de esta Real y centenaria corporación.

Investidura de Fernando Ónega como Académico de Honor de la RAED

 

Y, debo empezar diciendo, querido Fernando, respecto a tu inicial agradecimiento a mi modesta persona, que no temas porque no necesitaré decir mentira alguna, ni leve, ni venial, ni grave, al referirme a ti. 

Lo que de mi puedes esperar en este discurso de contestación es lo que siento de verdad, lo que considero de corazón y lo que me dicta la razón, pues como decía Séneca: “Si es honesto lo que haces, sirva de ejemplo a todos, si es torpe, de nada sirve que no lo sepa nadie, si lo sabes tú”, por tanto, mis palabras serán el fiel reflejo de mi convicción, porque, como afirmaba Cervantes: “Las honestas palabras nos indican la honestidad del que las pronuncia o las escribe”. Y en este acto de tu proclamación como académico de honor de esta Real corporación, no hay mayor adorno que el de la verdad expresada desde la honestidad, que es, por otra parte, lo que tú has hecho tan magníficamente en el discurso que acabas de pronunciar.

Para aquellas personas que no conocen la “liturgia” que el protocolo académico tradicional establece para este acto, permítanme indicarles que, en primer lugar, procederé a glosar los apuntes biográficos más relevantes de nuestro nuevo académico, y posteriormente, procederé a hacer un resumen comentado de las partes más significativas de su discurso. 

Así que inicio esta intervención laudatoria, resumiendo la esencia biográfica de quien hoy honramos: al maestro de Periodistas, Al Excmo. Sr. D. Fernando Ónega López, quien no es solo un testigo excepcional de la historia reciente de España, sino un arquitecto de su narrativa. Su pluma, su voz y su mirada crítica han tejido el relato de nuestra democracia, desde la Transición hasta los desafíos mediáticos del siglo XXI. Periodista total, analista incansable y custodio de la memoria colectiva, su legado trasciende generaciones y medios.  

Investidura de Fernando Ónega como Académico Honorario de la RAED

 

Nacido el 15 de junio de 1947 en la aldea lucense de Mosteiro, Fernando Ónega creció entre las brumas gallegas que, según él mismo ha evocado, forjaron su carácter tenaz y su amor por las palabras. Con 13 años publicó su primer trabajo en el diario La Noche de Santiago de Compostela. Hasta los 18 años fue colaborador habitual de El Progreso de Lugo, pero su incursión en el periodismo profesional comenzó en los años setenta, y en un contexto político complejo, mostró ya su habilidad para navegar sin perder el rumbo de la profesionalidad y la ecuanimidad.  

Ha publicado más de 30.000 artículos, reportajes y comentarios. Ha sido cronista político en diversos medios. Ha sido considerado uno de los periodistas más influyentes del final del siglo XX y en lo que llevamos del siglo XXI, sigue conservando esa misma consideración.

Pero fue su salto a la arena política lo que marcó un punto de inflexión en su biografía. Como director de Prensa de la Presidencia del Gobierno de Adolfo Suárez, Fernando Ónega no solo redactó sus discursos, sino que moldeó lo que podríamos llamar “el lenguaje de la esperanza”. La tan famosa anáfora usada por el entonces candidato a la presidencia del Gobierno de España, Adolfo Suárez, durante su discurso electoral del 13 de junio de 1977 en Televisión Española, “puedo prometer y prometo” en la antevíspera de las elecciones generales, se reveló, como un definitivo espaldarazo para la elección de Suárez y trascendió el ámbito político para convertirse en un emblema de la reconciliación nacional. Aquellas palabras, surgidas de la máquina de escribir de Fernando Ónega, simbolizaban el puente entre un pasado fracturado y un futuro por construir.  

Fernando Ónega es sin duda, reconocido como un maestro de los medios, tanto de la prensa, la radio y la televisión y ahora incluso hace algunas incursiones en las redes sociales a través del medio que preside. Pocos periodistas siguen conservando después de tantos años, su prestigio, su ecuanimidad y su capacidad de crítica desde el más absoluto respeto. Y como decía la resolución del jurado de los Premios Ondas que le concedió en el 2020, su tercer galardón “Fue pionero de la incorporación de los espacios de opinión en la radio, y sigue todavía hoy aportando una mirada ponderada sobre la actualidad”

En la prensa escrita, Ónega demostró desde sus inicios, que el periodismo podía ser tanto reflejo como motor de la realidad. Fue fundador de Off the record, director de OTR Press, y director del diario Ya, entre otros.

Investidura de Fernando Ónega como Académico de Honor de la RAED

 

Ha sido y sigue siendo en la actualidad, columnista de opinión en La Vanguardia, al igual que lo fue en La Voz de Galicia y El Progreso. Su prosa –afilada pero siempre elegante– se convirtió en un termómetro de la actualidad, combinando el rigor informativo con la profundidad analítica. En 2019, al asumir la presidencia del diario digital 65ymás.com, reafirmó su compromiso con un periodismo inclusivo que diera voz a las generaciones a menudo silenciadas, en este caso al mundo senior, logrando convertirlo, en unión de los magníficos profesionales que le acompañan en esta tarea, en un referente para esta población que empieza a ser mayoritaria y que, gracias a este periódico, tienen hoy una plataforma y un altavoz excepcional para expresarse. 

Pero si hay un medio donde Fernando Ónega ha dejado una huella imborrable, ha sido la radio. Su voz inconfundible, acompañó a muchas generaciones de españoles y se coló en sus hogares durante momentos cruciales, con sus análisis políticos en Hora 25, o con la cobertura del intento de golpe de Estado del 23-F. 

Fue director general de Informativos de la cadena SER y posteriormente ocupó el mismo cargo en la Cadena COPE y en Onda Cero, primero como director general, a lo largo de dos períodos, y luego como colaborador, participando en programas emblemáticos como Herrera en la onda y Más de uno, donde sin duda, reinventó el comentario político, mezclando erudición histórica con su reconocida y celebrada agudeza irónica. 

Investidura de Fernando Ónega como Académico Honorario de la RAED

 

Su retirada de la radio en 2022 cerró un ciclo de 43 años, pero no apagó su eco en las frecuencias que tanto amó y que siguen siendo testigos de una presencia que no me cabe duda, será recordada y estudiada en las facultades de periodismo.  

Respecto a su presencia en Televisión, yo diría, si se me permite la licencia, que Ónega ejerció de pedagogo de la democracia. Dirigió espacios emblemáticos como Siete días y Revista de Prensa en TVE, donde narró los albores de la Transición, participando como comentarista en programas como, Saber Vivir, 59 segundos, La Mañana de la Uno y La hora de la Uno.

Posteriormente, en Telecinco, como director del informativo Entre hoy y mañana y de Las Noticias, primera edición y en Antena 3, como director de Noticias-2 y Noticias-3 y contertulio en Espejo Público, demostró que los informativos podían ser rigurosos sin renunciar al magnetismo visual. 

Su labor ante las cámaras –ya fuera presentando ediciones nocturnas o analizando la actualidad– siempre mantuvo un norte claro: informar formando ciudadanía y manteniendo en todo momento ese tono amable y riguroso que le caracterizó y sigue siendo seña de identidad de su manera de informar.

Otra faceta que ha cultivado de manera significativa ha sido la de escritor de la actualidad. Fernando Ónega trasladó su curiosidad intelectual al papel impreso con biografías que son, sin duda esenciales para entender a los personajes a los que con tan singular maestría retrata, como las de Adolfo Suárez  o S.M el Rey emérito D. Juan Carlos I, obras que desmontan algunos mitos, aclaran algunas situaciones que fueron parte de la historia viva de España de la que él fue privilegiado cronista, pero sin caer nunca en el revisionismo fácil o en las intrigas y sensacionalismo, lamentablemente tan del gusto de algunos de sus colegas de profesión. 

En otra de sus obras más celebradas, ¿Qué nos ha pasado, España? publicado en 2017, su mirada se vuelve telescópica: analiza cuatro décadas de democracia con la lucidez de quien las vivió desde la primera fila. 

También es obligado destacar por esas mismas características otra de sus obras El termómetro de la vida, un libro de sentimientos donde se dan cita el amor y la emoción, el asombro y la indignación, la felicidad y la ternura. Un libro escrito a impulsos de actualidad; de la pequeña noticia en la que siempre hay una persona que goza, disfruta o simplemente vive. Pero es, sobre todo, y como pasa con toda su producción literaria, la obra de un periodista que analiza lo que ocurre, con agudeza, ironía, humanidad e inteligencia. Un retrato de la sociedad de este siglo: sus vicios, sus virtudes, e incluso, su forma de amar.

Estos libros no son meros ejercicios de memoria, sino auténticos manuales de civismo para las generaciones venideras, hechos a partir de la urgencia de la actualidad pero destacando lo que ya hemos dicho respecto a sus otras facetas como periodista, su ponderación, su fina ironía y su extraordinaria sensibilidad. Sus crónicas y análisis constituyen un testimonio básico para entender los últimos cincuenta años de historia de España vistos bajo el prisma objetivo de un crítico de la realidad, que nunca ha perdido la mesura y el elegante equilibrio que le caracteriza. 

Investidura de Fernando Ónega como Académico de Honor de la RAED

 

Su trayectoria ha sido jalonada por distinciones como dos Premios Ondas, una Antena de Oro y un Micrófono de Oro y así hasta completar hasta el día de hoy, 104 premios y reconocimientos de todo tipo, y de toda índole, otorgados por modestas asociaciones, por prestigiosos medios, o por grandes organizaciones de la sociedad civil, aunque cuando le preguntan al respecto con su natural sencillez responde que de los que se siente más orgulloso, sin menoscabar en absoluto la importancia de los anteriores, es de haber sido nombrado Hijo Predilecto del municipio de Pol (Lugo); Hijo Adoptivo de Lalín (Pontevedra) e Hijo Adoptivo de la provincia de León.

Sin embargo, el relevante acto que hoy nos congrega, su ingreso como Académico de Honor de la Real Academia Europea de Doctores, adquiere un simbolismo especial. Al pronunciar su discurso de ingreso, que en breve pasaré a comentar, La agonía del estado, Fernando Ónega, no solo reflexiona sobre las instituciones, sino que, sin decirlo, lo dice, como hace casi siempre como buen gallego que es y ejerce, y reivindica el papel del periodismo como contrapoder en estos tiempos de incertidumbre y probablemente nadie está más autorizado que él, para decir lo que dice y expresar lo que expresa. 

Pero no sería lógico acabar esta reseña biográfica de nuestro nuevo académico, sin destacar que más allá de sus méritos profesionales, Fernando Ónega encarna valores que trascienden lo meramente curricular. Su integridad –mantenida en épocas de polarización– y su capacidad para escuchar antes de juzgar lo convierten en referente ético. Como padre de dos grandes profesionales de la comunicación, Cristina y Sonsoles Ónega –continuadoras de su legado periodístico y de las que tan orgulloso se siente–, supo transmitirles que la mejor herencia no son los títulos, sino el amor por la verdad, máxima de los buenos periodistas que él ha llevado siempre hasta sus últimas consecuencias y que ha compartido con su esposa, con sus hijas e hijo, sus nietos y con toda esa legión de amigos que ha ido generando por su sencillez, su bonhomía y su capacidad de aglutinar a personas que piensan distinto, para que, a través del diálogo y la tolerancia, sean capaces de llegar a acuerdos que benefician a todos. 

Investidura de Fernando Ónega como Académico Honorario de la RAED

 

Ese, señoras y señores, es Fernando Ónega, no solo un cronista de nuestro tiempo, sino un guardián de aquello que nos une como sociedad. En un mundo donde la información se confunde con el ruido, y  un bulo es mucho más rentable que una noticia, según la afortunada expresión del escritor y periodista Jorge Dioni,  su carrera nos recuerda que el periodismo —cuando se ejerce con la valentía y profundidad con la que él lo hace— puede ser el mejor y tal vez, el único antídoto contra la desmemoria y las falsedades.

Hoy, al honrar desde nuestra Real Corporación a este gallego universal, celebramos también la idea de que las palabras, cuando se usan con la sabiduría con las que el las usa, pueden construir puentes más resistentes que cualquier muro. Querido Fernando: tu vida nos ha enseñado que, poder prometer y poder cumplir no son verbos opuestos, sino partes de un mismo compromiso con la verdad. Por ello, en nombre de cuantos creemos en el poder transformador de las ideas, de la educación, de las buenas formas, y de la cortesía tanto ante el amigo como ante el adversario, te damos las gracias.  

Y paso a continuación, como es preceptivo y tradicional en nuestra Real Corporación, a hacer un resumen y algunos comentarios sobre el magnífico discurso de nuestro nuevo académico, titulado, La agonía del Estado: crisis y reinvención en el siglo XXI.

Durante los meses previos a este acto, se lamentaba, Fernando Ónega, que la rapidez de acontecimientos relevantes en el mundo político, nacional e internacional dejaban obsoletos, conceptos y realidades que, hasta ese día, eran “las verdades del barquero” y por tanto no conseguía poner el cierre final a este discurso.  

El concepto de "agonía del Estado" con la que nos ha ilustrado, heredado de la reflexión unamuniana sobre la lucha permanente, le sirve de marco para analizar la crisis multidimensional que atraviesan las estructuras estatales contemporáneas. Este diagnóstico, aplicado al caso español, revela tensiones entre su rol tradicional y nuevos desafíos globales, marcando una transición histórica cuyos destinos finales aún se desconocen.  

El concepto de "Estado" se desdibuja en España bajo el peso de las crisis territoriales, la captura partidista de instituciones y el desafío de poderes fácticos globales. Mientras las grietas del modelo autonómico se amplían, surgen voces que reclaman una refundación democrática ante lo que algunos analistas califican como "el mayor desafío institucional desde la Transición".

Y permítaseme dividir el análisis de su discurso en cinco apartados a efectos de aportar una mayor claridad a mis palabras, que no son nada más que un modesto y sucinto resumen de lo que tan magistralmente ha expuesto Fernando Ónega. 

Investidura de Fernando Ónega como Académico Honorario de la RAED

I. La pregunta fundacional que se hace: ¿qué (y quién) es el Estado?  

La definición esquiva del Estado –comparado con la célebre paradoja agustiniana sobre el tiempo– ha generado aproximaciones diversas:  

  • Visión minimalista: "Un señor, una mesa, un teléfono y un ordenador" (Pérez Rubalcaba).
  • Enfoque institucional: "Servicios públicos funcionales: escuelas, hospitales, Correos" (Sciascia).
  • Perspectiva crítica: "Superposición de voluntades cansadas que perpetúan la pereza" (Manuel Vilas). 

Esta ambigüedad conceptual se agrava con “contradicciones prácticas”: mientras el artículo 1 de la Constitución proclama España como "Estado social y democrático de Derecho", la realidad autonómica muestra fracturas territoriales donde "el Estado español ya no está ni se le espera" en Cataluña (López Burniol) o como la paradoja se profundiza, cuando las propias instituciones –desde el Consejo General del Poder Judicial hasta RTVE– son muchas veces percibidas por los ciudadanos, como meros apéndices del partido gobernante de turno.  

Y hay voces que opinan que el modelo autonómico nació con "vicios de origen" que hoy alcanzan su punto crítico, tal como acertadamente en mi opinión, expresa el autor, cuando habla de los síntomas de la crisis institucional. 

II. Síntomas de la crisis institucional  

¿Y cuáles son esos síntomas en opinión de Fernando Ónega?

2.1. La erosión de la soberanía  

Tres pilares clásicos del Estado –seguridad, defensa y moneda– han sido transferidos o compartidos con actores supranacionales (OTAN, BCE) o privados (empresas de seguridad). Este vaciamiento se acelera con:  

  • Presión europea.
  • Poderes fácticos globales: Fondos de inversión y tecnológicas con presupuestos mayores que Estados nacionales.

2.2. La quiebra del pacto social  

Ejemplificada en crisis recientes:  

  • Gestión de la Dana: el colapso de la confianza institucional.
  • Reformas pactadas bajo presión: Acuerdos de investidura con independentistas que incluyeron cesiones legales, fiscales y lingüísticas.

2.3. La parálisis ante revoluciones globales  

Cinco desafíos desbordan las capacidades estatales:  

1. Cambio climático (fracaso en coordinación Inter autonómica).

2. Revolución digital (regulación de la IA y redes sociales).  

3. Presión migratoria (2.500 millones de africanos en 2050). 

4. Envejecimiento demográfico (No nacen suficientes niños y por tanto tenemos un problema de supervivencia como estado, así que parece difícil de entender por qué los poderes públicos no hacen los deberes y facilitan de manera activa, creativa y eficaz, la reversión de este problema).

5. Nuevo colonialismo económico (OPAS hostiles a empresas estratégicas).  

Investidura de Fernando Ónega como Académico de Honor de la RAED

III. Anatomía de la agonía: causas profundas  

3.1. La captura partidista  

El concepto de "Estado red" se materializa en España mediante:  

  • Politización de instituciones: Desde la fiscalía general hasta el CGPJ.
  • Crisis de representación: 7 escaños independentistas deciden sobre la voluntad de 49 millones de ciudadanos.

 3.2. El fracaso educativo  

El autor cita, muy acertadamente en mi opinión, a analistas como Darío Villanueva (El atropello a la razón) y Manuel Cruz (El gran apagón) quienes coinciden en diagnosticar una “crisis epistémica” donde:  

  • La posverdad domina el espacio público.  
  • Hay una escasa formación en gobernanza y en sus conceptos básicos, entre muchos miembros de la clase dirigente de cualquier signo. 
  • La polarización anula la cultura del pacto y ello conduce al fracaso en reformas constitucionales o en la adopción de medidas necesarias para el bien común.

3.3. La revolución tecnocrática  

La "tecno-casta" ejerce un poder sin contrapesos:  

  • Control de datos personales y manipulación electoral.
  • Sustitución de funciones estatales.
  • Evasión fiscal masiva. 
Investidura de Fernando Ónega como Académico de Honor de la RAED

IV. Horizontes de reinvención  

Frente a este panorama, emergen propuestas para “refundar el Estado”:  

1. Recuperación de servicios públicos. 

2. Nuevo contrato social. 

3. Reforma institucional profunda que incluya:

  • Ley Electoral que corrija desequilibrios territoriales.
  • Estatuto de la oposición para política exterior. 
  • Planificación demográfica estratégica. 
  • Alianzas supranacionales.

V. Conclusión: agonía no es muerte  

Parafraseando a Gramsci, vivimos el "interregno” donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer. Pero en su discurso, Fernando Ónega, nos apunta lecciones recientes que muestran nuestra resiliencia y dan lugar a la esperanza:  

  • Papel de la monarquía: Durante la Dana, SSMM, los Reyes encarnaron la "dignidad del Estado" y representaron impecablemente aquello para lo que están constitucionalmente habilitados y requeridos, esto es representar al ESTADO, sin apartarse de lo que la ley de leyes les encomienda y además hicieron lo que, como seres humanos que son, iba más allá de su papel constitucional, dar consuelo a los que sufren y estar a su lado, como representantes supremos de ese estado del que en muchos momentos se sintieron huérfanos y que, con su presencia y su cariño, al menos ayudaron a mitigar algo ese drama. 
  • Sociedad civil: Voluntarios, sanitarios, bomberos, protección civil, la UME y los cuerpos de seguridad mantienen funciones esenciales y son la columna vertebral de la sociedad, a la que tan magníficamente sirven, ya que sus acciones ayudan a hacer presente de manera real y visible a ese estado que, en opinión de Fernando Ónega y que quien ahora les habla, comparte plenamente, tantas veces parece agonizar.

Esa reinvención que algunos reclaman requerirá audacia intelectual (superar dicotomías izquierdas/derecha) y coraje político para recuperar el sentido original del Estado: garantizar que, como decía Felipe González, "el país funcione”. 

El desafío no es pequeño, pero como advierte Fernando Ónega: "El Estado quizá sufra, pero no va a morir” y la realidad muestra en efecto, capacidades de adaptación insospechadas. La UE, pese a su burocracia exacerbada, y sus defectos, amortigua crisis que hundirían estados solitarios. Las autonomías, aun siendo a veces conflictivas y con vicios de nacimiento, nos otorgan una libertad mayor en cada uno de los territorios de España, que la que gozan algunos de nuestros estados vecinos.

Incluso la politización judicial tiene antídotos: el 73% de los españoles apoyan la elección meritocrática de los jueces y que estos sean verdaderamente el tercer poder del estado, y actúen con independencia de los otros dos, sometidos por tanto y únicamente al imperio de la ley.

Como dice nuestro nuevo académico citando a Sicasica, "el Estado son los servicios que funcionan". 

Investidura de Fernando Ónega como Académico Honorario de la RAED

 

Quizá esa agonía a la que se ha referido Fernando Ónega sea la chispa necesaria para sacar de la UCI a lo que si funciona del estado y ser el inicio de un nuevo contrato social donde servicios esenciales y participación ciudadana redefinan lo que de verdad importa a los españoles, que es en definitiva, vivir razonablemente bien, tener buenos servicios de salud, una buena educación para sus hijos, un techo digno que les cobije, un empleo que les cubra las necesidades y en el que ganen lo que merecen, en función de su esfuerzo, dedicación y preparación, una seguridad personal y jurídica que les proteja, independientemente de su edad, sexo, o creencia, y disfrutar, en el caso de las personas mayores, de una longevidad saludable y segura, lo que en definitiva se traduce en algo muy simple, ser felices. 

Y eso que parece fácil y que debería ser el principal objetivo de cualquier gobierno, del signo que sea y del nivel que sea, se convierte muchas veces en una entelequia, que lleva aparejada la desafección de los ciudadanos ante la clase política y su hartazgo ante las luchas partidistas que son el reflejo de una sociedad, que necesita para funcionar adecuadamente, políticos y líderes bien formados, con criterios de gobernanza donde la ética prime sobre otras consideraciones oportunistas y donde los códigos de buen gobierno debieran ser el catecismo de cabecera de todos ellos, como muy bien dice desde la organización España Mejor, Miriam González Durantes; empresarios que creen puestos de trabajo según los criterios del “capitalismo humanista” que tan acertadamente introdujo en el debate nacional, nuestro llorado colega y amigo el Dr. Aldo Olcese, vicepresidente de esta corporación quien falleció hace unos días y al que desde esta tribuna quiero rendir un especial homenaje a su memoria, y funcionarios públicos comprometidos con sacar adelante desde sus respectivos puestos, ese estado, en el que vivimos y del que debemos poder sentirnos orgullosos. 

España sigue buscando su fórmula para que "el país funcione" sin olvidar que, como mencionó Fernando Ónega en su discurso, “sin pueblo no hay Estado que resista” y yo añado, si me lo permiten, sin voces críticas, sensatas, solidarias y cargadas de argumentos y sentido común, como la suya, nuestras esperanzas de avanzar como país y de salir delante de las crisis que tenemos entre manos y las que seguirán viniendo, serían mucho menores.

Gracias querido y admirado Fernando por habernos transmitido con la voz del maestro, una radiografía clara, concisa y realista de la situación cambiante en la que vivimos, y por habernos dado una luz para alumbrar la esperanza, porque en momentos de oscuridad como los que a veces nos toca vivir, tanto por acontecimientos internos como allende nuestras fronteras, tus palabras son una estrella que brilla en el firmamento del conocimiento y nos permiten seguir adelante, porque efectivamente, como dices muchas veces y estoy totalmente de acuerdo contigo, somos un gran país.

Asi que, Excmo. Sr. Don Fernando Ónega López, es un placer y un honor para mí, y en nombre de tus padrinos, la Excma. Sra. Doctora Cecilia Kindelán y el Excmo. Sr. Dr. Rafael Urrialde, darte la bienvenida a esta tu nueva casa, en la que esperamos y deseamos disfrutar de tus opiniones, de tu humor inteligente y sobre todo estaremos deseosos de tener acceso franco a ese sentido común, esa bonhomía y ese equilibrio como cronista, que te ha hecho ganarte el respeto de millones de españoles a los que tus opiniones, tus puntos de vista o tus críticas, les hacen ver, que aún hay esperanza de que esa agonía acabe con la pronta recuperación de ese enfermo llamado estado y podamos vivir al menos otros 50 años en paz, concordia y diálogo y evitar, que las generaciones que viene detrás de nosotros, critiquen con razón, que fuimos incapaces de legarles algo mejor de lo que nos encontramos, porque no supimos dialogar, ni ser tolerantes con la diversidad de las opiniones y porque el fanatismo partidista cegó el principal objetivo de cualquier gobernante honesto, que no es otro que hacer más felices a los ciudadanos a los que sirven. Tú, desde tu plataforma como comunicador y cronista lo has hecho y lo sigues haciendo. Espero, por el bien de todos, que ese ejemplo cunda y se arraigue y sean muchos más los que, sin perder igual que tú, la educación, la compostura y la honestidad a la hora de contar lo que de verdad importa, te sigan en esa senda que has marcado a lo largo de tus más de 50 años de profesión. 

He dicho. 

Sobre el autor:

Jose Ramon Calvo

José Ramón Calvo

Jose Ramon Calvo, Presidente del Comité Médico de Cuídate+, sección sobre longevidad saludable de 65YMÁS, es académico de número de la Real Academia Europea de Doctores (RAED)
y presidente del Instituto de Cooperación Internacional de la RAED.

Doctor en Medicina, es también catedrático jubilado de Educación para la Salud en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, fundador del Campus de Excelencia y presidente del International Campus of Excellence.

Igualmente es exdirector ejecutivo de la oficina española del International Centre for Migration, Health and Development, miembro del Climate Change Reality Project –liderado por Al Gore–, autor de numerosos libros y artículos y reconocido conferenciante internacional sobre temas de motivación, liderazgo y salud.

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