Fernando Ónega, un coloso del periodismo
Jueves 13 de marzo de 2025
ACTUALIZADO : Jueves 13 de marzo de 2025 a las 17:49 H
13 minutos
Palabras de felicitación del presidente de la RAED a Fernando Ónega

Jueves 13 de marzo de 2025
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Fernando Ónega, investido Académico de Honor de la Real Academia Europea de Doctores
José Ramón Calvo: "Fernando Ónega, arquitecto de la narrativa de la historia reciente de España"
Excma. Sra. Vicepresidenta del Gobierno, Excmas. y dignísmas autoridades. Excmos. Sras. y Sres. Académicos, Familia de nuestro nuevo académico de honor, D. Fernando Ónega López, Señoras y Señores.
Quiero en primer lugar manifestar el agradecimiento de la Real Corporación que me honro en presidir al Excmo. y magnífico Sr. Rector de la Universidad Complutense de Madrid, por habernos cedido este magnífico paraninfo, para celebrar un acto tan importante en la historia de la Real Academia Europea de Doctores y a todos ustedes por su asistencia a este acto.
En mis palabras de cierre de este acto institucional tan emotivo como trascendente, quiero compartir con todos ustedes una serie de reflexiones sobre lo que significa una academia como la RAED y el ser académico de la misma.
Nuestra Real Corporación, nacida en España, pero con una vocación genuinamente europea y una proyección universal, se ha convertido a lo largo de sus más de 110 años de existencia en un punto focal del conocimiento y la excelencia.
En este momento crucial de transformación donde las certezas se diluyen y los desafíos se multiplican, las instituciones académicas como la nuestra emergen como faros indispensables para navegar la complejidad de nuestro tiempo encarnando la esencia de la interdisciplinariedad y el pensamiento global.

Como institución académica multidisciplinar, la RAED juega un papel crucial en la integración y difusión del saber en muy diversas áreas del conocimiento. Y creemos que la existencia de una academia como la nuestra es fundamental para:
1. Fomentar el diálogo entre disciplinas: La RAED actúa como un puente que conecta diferentes campos del saber, promoviendo un enfoque integral y poliédrico para abordar los desafíos complejos de nuestro tiempo.
2. Impulsar la innovación: Al reunir expertos de diversas áreas, que comparten el interés común por el conocimiento, la academia puede catalizar la generación de ideas novedosas y soluciones creativas a problemas globales.
3. Proporcionar una perspectiva holística: La RAED ofrece una visión más completa y matizada de los temas de estudio, superando las limitaciones de enfoques puramente disciplinarios.
Ser académico en este contexto implica asumir un compromiso con la excelencia intelectual y la responsabilidad social. Un académico de la RAED es alguien que:
1. Posee un profundo conocimiento en su campo de especialización.
2. Mantiene una curiosidad intelectual constante que trasciende los límites de su disciplina.
3. Contribuye activamente al avance del conocimiento a través de la investigación y la difusión respetuosa de las ideas.
Esta visión refleja perfectamente la misión de la RAED: superar la fragmentación del conocimiento para ofrecer soluciones integrales a los retos de nuestra época.
La academia se erige, así como un espacio vital para el pensamiento crítico y la síntesis de saberes, esenciales para el progreso de la sociedad en su conjunto ya que como dice un proverbio árabe” No saber es malo, pero no estar interesado en saber es peor” y La Real Academia Europea de Doctores encarna esta vocación desde su fundación en 1914, tejiendo una red de conocimiento que trasciende fronteras y disciplinas para iluminar los grandes debates de nuestra era.
Como institución multidisciplinar, la RAED representa una confluencia única de mentes brillantes de diversas disciplinas: Derecho, Economía, Medicina, Psicología, Química, Ingeniería, Antropología, Teología, humanidades y muchas otras.
En un mundo donde la hiper especialización amenaza con fragmentar el conocimiento, nuestra institución es un espacio de síntesis creativa. La interacción entre juristas y físicos nucleares, entre economistas y antropólogos, entre médicos y humanistas, entre artistas y filósofos, genera ese pensamiento transversal que tan bien vendría a los gobiernos para diseñar políticas públicas robustas que cumplan el objetivo fundamental de cualquier gobernante en un entorno democrático: Servir a sus ciudadanos de la mejor, más leal y más ética manera que su honesto saber le permita, durante el tiempo que dure su mandato. Y no se trata, como dicen algunas voces, poco informadas y menos aún reflexivas, de sustituir a los decisores políticos, que son los que tienen la suprema responsabilidad de tomar decisiones porque para eso han sido elegidos por sus conciudadanos, en una manifestación clara de la belleza de la democracia, sino de ofrecerles el sustrato que les permita tomar esas decisiones de manera informada, contrastando evidencias científicas con realidades sociales.

En nuestra institución hay un hecho que marca la diferencia con cualquier otra institución similar en nuestro país y es la pertenencia, como académicos de honor, de 18 Premios Nobel –4 en Física, 6 en Química, 3 en Medicina, 4 en Economía y 1 de la Paz– y estas cifras no son un mero dato decorativo ya que, en la medida de nuestras posibilidades intentamos que participen en muchos de los actos que organizamos ya que su contribución por su innata curiosidad y las ideas que nos aportan enriquecen de manera especial nuestro acervo de conocimientos y de nuevas ideas y perspectivas.
Su presencia representa la capacidad de crear diálogos donde el rigor metodológico de las ciencias técnicas se fertiliza con la perspectiva del análisis humanista, en un crisol de conocimiento, produciendo un perfecto equilibrio entre la precisión técnica con la absolutamente imprescindible, sensibilidad social.
En la era de la desinformación masiva, las academias debemos ser guardianas del método científico y del pensamiento crítico.
Nuestra reciente colaboración con la Biblioteca de Alejandría en el VII Acto Internacional, que celebramos el año pasado en Egipto, simboliza este compromiso milenario con la preservación y difusión del conocimiento veraz, al igual que antes lo fue nuestra expedición científica a las Islas Galápagos de la que salieron valiosos documentos para preservar este tesoro natural de la humanidad y en donde se firmaron acuerdos de colaboración científica con universidades ecuatorianas, gracias a la intermediación de la expresidenta de Ecuador y académica de nuestra institución, Dra. Rosalia Arteaga, o nuestro encuentro en la Academia Pontificia de Ciencias en el Vaticano, en el que nuestros académicos, incluidos cuatro premios nobel, debatieron sobre aspectos éticos de la ciencia, y hacia dónde va el mundo desde perspectivas tan diversas como la teología, las humanidades, la física, la química o la medicina.
Todos esos encuentros tienen su reflejo en nuestra revista "Tribuna Plural" –publicación que recoge el fruto de nuestros congresos– y que constituye un baluarte contra la superficialidad, demostrando que el debate riguroso sigue siendo posible, necesario e imprescindible, pero que no puede quedar solo en un documento académico.
Este conocimiento de primer nivel, tiene que traducirse en acciones concretas que beneficien a los ciudadanos de España, de Europa y del mundo, seres humanos que compartimos un mismo planeta, para el que, de momento, no tenemos recambio y al que tenemos que cuidar con más mimo, cosa que solo es factible hacer desde el conocimiento que aporta el rigor de la ciencia, que es en definitiva lo que tratamos de aportar a la sociedad a la que servimos.
Pero quizás nuestro proyecto más ambicioso y relevante sea la publicación del libro que hemos titulado "Retos Vitales para una nueva era". Iniciado en 2021, representa un auténtico, laboratorio de ideas anual que reúne a expertos internacionales de distintas disciplinas, que incluyen desde líderes políticos, a científicos de primer nivel, desde prestigiosos chefs a humanistas de relevancia mundial para analizar en profundidad los problemas más acuciantes de nuestra sociedad y que responde a la convicción de que los retos contemporáneos exigen aproximaciones sistémicas.

El de este año 2025 que se presentará a finales de este mes, y que se titula "Horizontes de Europa", ejemplifica esta filosofía: 59 artículos que entrelazan perspectivas jurídicas, tecnológicas, económicas y culturales para cartografiar el futuro continental. Al estructurar el análisis en seis ejes transversales, hemos creado una metodología que combina profundidad especializada con visión holística. Los 15 capítulos de la próxima edición no solo diagnostican desafíos, sino que proponen vías de acción concretas, demostrando que el rigor académico puede y debe traducirse en impacto social tangible.
Además de ese proyecto, los 8 congresos internacionales realizados desde 2015, conforman un mapa único del pensamiento global. El próximo encuentro en la Universidad de Sharjah (marzo 2025) no será un simple intercambio académico, sino un ejercicio de diplomacia cultural que tiende puentes entre civilizaciones. En estos foros, la diversidad disciplinaria se amplifica con la pluralidad geo cultural, creando un ecosistema único de innovación intelectual.
Cada uno de los volúmenes que publicamos, con las contribuciones científicas que se producen en estos encuentros, sintetiza además esfuerzos de pensamiento colectivo, ofreciendo a legisladores y ciudadanos, herramientas para comprender problemas complejos sin simplificaciones reductivas.
Y para que el acceso universal al conocimiento sea real y no simples palabras con los que adornar un discurso, todas nuestras publicaciones son accesibles online, de manera libre y gratuita.
Pero ustedes, distinguidas autoridades, y queridos amigos, convendrán conmigo que sostener esta maquinaria de excelencia requiere reconocimiento y ayuda institucional ya que, nuestra capacidad de impactar más aún de lo que ya lo hacemos en la sociedad, se ve muy limitada por razones de tipo económico y por tanto nos impide difundir de la manera que nos gustaría, todo ese conocimiento que atesoramos y que estamos ávidos por compartir.
El 78% de nuestros muy escasos recursos, provienen de contribuciones de académicos y de unos pocos mecenas culturales privados.
En nuestra opinión y por el bien de nuestra sociedad que no puede permitirse que este gran repositorio de conocimientos quede solo para adornar estantes o para beneficio de unos pocos interesados en temas muy concretos, urge establecer mecanismos estables de colaboración pública que permitan escalar iniciativas como algunos de los proyectos que desde la Fundación de la Real Academia estamos intentando llevar a cabo.
Instituciones como la nuestra no son, si se me permite la expresión, un lujo ornamental, sino que podemos ser, si nos dan la oportunidad de ayudar, una infraestructura crítica para el desarrollo y la proyección internacional de nuestro país.
Nuestra experiencia demuestra que cada euro invertido en cooperación académica multidisciplinar genera un retorno exponencial en innovación social.
El acuerdo con la Universidad San Francisco de Quito para estudios ambientales en las Galápagos ha permitido desarrollar modelos predictivos usados por varios gobiernos iberoamericanos.
La inversión en conocimiento no es un lujo, sino una necesidad. Como ha demostrado el gobierno británico con su fondo de £270 millones para las artes y la cultura, el apoyo a las instituciones culturales y académicas es una inversión en el futuro de nuestra sociedad. Es una inversión en innovación, en crecimiento económico y en cohesión social.
Y estas inversiones, si me lo permiten, no son filantropía: Son los elementos fundamentales en la construcción estratégica de futuro y a ese futuro les invito a sumarse con nosotros, porque su apoyo en actos como el que hoy celebramos nos ilusiona, nos alientan y nos dan fuerzas para seguir adelante en la senda que nos hemos marcado de ser estandartes internacionales de nuestro país en la búsqueda del acceso global al conocimiento, que permitirá a nuestros descendientes encontrara un mundo mejor, más justo, más igualitario, más sostenible y más solidario.
Ante los desafíos que nos aguardan -crisis climática, inteligencia artificial, reconfiguraciones geopolíticas- nuestra institución se reafirma como espacio donde el pensamiento crítico se conjuga con la ética del bien común. Pero este proyecto no es propiedad de unos pocos: pertenece a la sociedad que lo sustenta y a la que sirve.
Y es que el acto de hoy, representa un homenaje de esa sociedad a través de nuestra comunidad académica, a un coloso del periodismo en calidad de Académico de Honor. El Excmo. Sr. D. Fernando Ónega López, quien claramente encarna nuestra esencia. Su trayectoria –puente entre la crónica inmediata y la reflexión histórica– refleja el ideal de conocimiento útil que defendemos. Como testigo privilegiado de la Transición, nos recuerda que las transformaciones sociales profundas siempre se han nutrido del diálogo entre acción política y la reflexión sosegada que proviene del mundo académico y que cuando ese diálogo se nutre de diversidad y libertad, puede iluminar los caminos del progreso humano.

Su dilatada y prestigiosa trayectoria en el ámbito del periodismo y la comunicación, así como su dedicación al análisis político, su compromiso con la verdad y su capacidad de interpretar la realidad desde una perspectiva crítica y reflexiva, lo convierten en un referente ineludible de nuestra época.
Durante su discurso de ingreso, el Sr. Fernando Ónega nos ha ofrecido una profunda reflexión sobre el Estado y su evolución en el siglo XXI, abordando las contradicciones y desafíos que han marcado su transformación.
Ha explorado la creciente influencia de los poderes económicos y tecnológicos, el impacto de la globalización y la redefinición del papel de los Estados en un mundo interconectado. Con su inconfundible estilo, nos ha mostrado cómo el periodismo puede ser un puente entre la historia y el futuro, iluminando el camino, con rigor y sentido crítico.
Su análisis sobre la redefinición del Estado en la era global –presentado hoy con magistral agudeza– subraya por qué necesitamos mentes que sepan traducir complejidad en narrativas accesibles. En su figura convergen el rigor del académico y la vocación de servicio del comunicador, dualidad que debe inspirar nuestra labor futura y de la que él representa sin duda, un ejemplo para las futuras generaciones de periodistas.
Y nuestro nuevo académico es la viva muestra de que el conocimiento, la ecuanimidad, la ponderación cuando se comparten como él ha hecho, deja de ser patrimonio de unos pocos para convertirse en motor de transformación colectiva como bien ha señalado, en su discurso de contestación, el Dr. José Ramón Calvo.
Concluyo estas palabras, invitándoles a que sigamos trabajando juntos, para construir un futuro basado en el conocimiento, la razón y la excelencia. El futuro de nuestra sociedad en buena medida dependerá de ello.
Muchas gracias.