Cada vez son más las personas mayores que utilizan las nuevas tecnologías con soltura, reduciendo así la llamada "brecha digital" entre generaciones. Y es que estar conectado a la red es hoy un requisito imprescindible para sentirse integrado en el sistema. Así, es común que hijos y nietos expliquen a las personas de más edad cómo se usan las aplicaciones de los smartphones para, de esta manera, poder comunicarse con ellos.
Por esta razón, en FNAC España decidieron organizar unas jornadas en las que jóvenes enseñaban a los más mayores de una residencia a manejarse con las tecnologías. En este evento, en el que participaron alumnos de entre 12 y 13 años del colegio San Patricio (Alcobendas) y personas de más de 70 de la residencia madrileña Montserrat Caballé, los alumnos hicieron de maestros y enseñaron a sus nuevos pupilos a usar Watts App, Skype y Google Maps y a manejar un robot que ellos mismos habían creado en clase.
"Nos presentamos a un concurso de FNAC y nos propusieron hacer esta jornada. Todos los alumnos me dijeron que sí, se mostraron muy colaborativos desde el principio. Lo llevamos preparando desde el curso pasado", apuntaba el profesor de tecnología de segundo de la ESO, Juan Bardallo, que acompañó en todo momento a los jóvenes.
"Ha sido como estar una tarde con tus abuelos", añadía. Y es que sorprendía la naturalidad con la que los alumnos se dirigían a los mayores, como si les conociesen de siempre. Al principio, los usuarios de la residencia se mostraron algo reticentes pero, al ver el empeño de los más jóvenes, cayeron rendidos ante tal entusiasmo. Además, los pequeños profesores se adaptaban a su audiencia y, por ejemplo, si el mayor no escuchaba bien, se acercaban más a ellos o repetían las explicaciones más lentamente.
Watts App, una app que muchos mayores ya usaban
Aunque muchos de los residentes ya usaban Watts App, la mayoría desconocían sus distintas funcionalidades. "Yo voy a enseñarle a enviar la ubicación"; "Yo, a compartir un contacto"; "Y yo, a crear un grupo y a cambiar la foto de perfil", explicaban entusiasmados a 65Ymás Carolina, Marina, Hiasemi y Miguel, antes del comienzo de la actividad. Todos estaban muy seguros de sí mismos y de sus dotes como profesores porque ya lo habían hecho antes con sus "padres y abuelos".
"Lo uso simplemente con la familia. No me gusta ver las cosas que me mandan y los anuncios, en seguida los borro", contaba a este diario un residente de 90 años, que también aseguraba que, gracias a que en este curso le estaban "enseñando más claramente" las cosas, había aprendido mucho. Sin embargo, este mayor tenía también sus reticencias con algunas tecnologías. "Un niño quería enseñarme lo del Skype pero es que no lo voy a usar, no hace más que gastar batería", apuntaba este hombre.
Clase de robótica
Pero, si un taller destacó entre los demás, fue el de robótica. Aunque al principio los mayores tardaban en comprender el mecanismo por el cual, tocando un metal, se acababa moviendo un "muñeco" en la pantalla, algunos terminaron la actividad manejando esta tecnología con cierta soltura, gracias a las explicaciones de los más jóvenes.
"Me gusta mucho, pero no lo puedo tocar porque me da calambre", señalaba Josefina, otra residente de 90 años que también reconocía que le encantaba la actividad porque no tenía nietos y disfrutaba con la compañía de los más jóvenes.
Salir de la residencia
Al final, uno de los objetivos principales de esta actividad es que estos encuentros intergeneracionales sirvan a residentes y alumnos para salir de los espacios en los que suelen pasar todo el día. "Si hay algo que caracteriza a los mayores es que tienen muchas ganas de aprender", sostenía la directora de la residencia, Gema Santana. Y añadía: "Todo lo que sea con niños, funciona fenomenal. La unión de ambas generaciones es fabulosa".